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La avenida donde apresaron a Sandino

Primero se llamó Calle del Rastro. Somoza García le puso Avenida Roosevelt en 1945. El pueblo la llamó Gral. Augusto C. Sandino, porque allí fue capturado la noche del 21 de febrero de 1934. Sitio de la masacre del 22 de enero de 1967. La mayor arteria comercial. Ahora casi toda es peatonal. Iba desde […]

  • Primero se llamó Calle del Rastro. Somoza García le puso Avenida Roosevelt en 1945. El pueblo la llamó Gral. Augusto C. Sandino, porque allí fue capturado la noche del 21 de febrero de 1934. Sitio de la masacre del 22 de enero de 1967. La mayor arteria comercial. Ahora casi toda es peatonal. Iba desde la esquina del Parque Darío y Club Social Managua hasta el monumento, en la actualidad al Soldado de la Patria

Roberto Sánchez Ramírez*/Especial para LA PRENSA

Calle del Rastro, Avenida José Dolores Estrada, Avenida Central, Avenida Roosevelt, Avenida Augusto C. Sandino, antes de 1972. La vía más populosa de Managua, la que con la Avenida Bolívar y la Calle 15 de Septiembre constituían las principales arterias comerciales, ahora convertida casi toda en un área peatonal.

La avenida comprendía desde las esquinas del Parque Darío y el Club Social Managua, hasta el Monumento a Roosevelt (ahora Monumento al Soldado de la Patria), pasando por el Parque Central, Palacio Nacional, Gran Hotel, almacén de Carlos Cardenal, Instituto Pedagógico de Managua, El Hormiguero, el Campo de Marte y Academia Militar. Sitios casi desaparecidos de la memoria histórica de nuestra capital.

HISTORIA DE LA AVENIDA

Donde se construyó el Campo de Marte, por órdenes del general José Santos Zelaya López, habían sido cafetales propiedad de su familia, también quedaba allí el rastro público. Más tarde se levantó un edificio que sirvió de prisión y Central de Policía, conocido como El Hormiguero.

Primeramente se llamó Calle del Rastro, pues así se denominaban todas las vías de Managua, fue el general Zelaya López quien introdujo el nombre de avenidas, la de esta historia tuvo los nombres del general José Dolores Estrada Vado y Central. A inicios de la década de 1940, la dictadura somocista es exaltada al extremo de erigirle un monumento a Anastasio Somoza García en la explanada de Tiscapa, donde terminaba esta avenida.

LA AVENIDA ROOSEVELT

Si bien a Somoza García le fascinaba la adulación y el servilismo, más lo era él, cuando se trataba de hacerlo ante sus protectores del Gobierno norteamericano, fue así que en 1945 el monumento que le levantaron, decidió dedicarlo al presidente Franklin Delano Roosevelt, el mismo que lo paseó en un carro descubierto a lo largo de la Avenida Pennsylvania, en Washington, en 1939.

El día que inauguró el monumento le cambió el nombre a la avenida. En un gesto propio de un dictador, subió al monumento a caballo y luego desfiló a lo largo de la avenida, enarbolando la manifestación banderas de las barras y estrellas, a las que hubiera querido sumar a Nicaragua como una estrella más.

Aunque oficialmente llamada Avenida Roosevelt, el pueblo la identificaba como la General Augusto C. Sandino. Era la principal arteria de Managua, a lo largo de la cual se desarrollaban los más importantes acontecimientos y desfiles. El 26 de junio de 1945 se realizó la más grande demostración de oposición a Somoza, encabezada por los estudiantes de la Universidad Central.

Allí estaban Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, Rafael Córdoba Rivas, Orlando Montenegro, Francisco Frixione Saravia, Luis Andara Úbeda, Fernando Centeno Zapata, Manuel Cordero Sanhueza, Arsenio Álvarez Corrales. También participaron los doctores Francisco Ibarra Mayorga, Salvador Buitrago Ajá, Manuel Morales Cruz, Octavio Pasos Montiel, Enoc Aguado, Eduardo Conrado Vado y Francisco Gutiérrez.

Frente a El Hormiguero, tropas de la Guardia Nacional, incluyendo los jóvenes cadetes de la Academia Militar, atacaron a los manifestantes, ese día se graduaron en una acción represiva que dejó más de una cicatriz y numerosos fracturados. Pocos días después, sobre la avenida, a poca distancia de la Plaza de la República, damas vestidas de negro y amordazadas, en la manifestación conocida como la de “las enlutadas”, fueron salvajemente agredidas por prostitutas y delincuentes bajo el mando de Nicolasa Sevilla.

EL 22 DE ENERO

El 22 de enero de 1967 se celebró en la Plaza de la República otra gran manifestación opositora, encabezada por el Dr. Fernando Agüero Rocha. Luego los manifestantes se detuvieron a lo largo de la avenida, hasta las esquinas de los bancos Central y Nacional. Allí fueron muertos gran cantidad de ciudadanos, enterrados rápidamente en fosas comunes y cuyo número jamás se pudo establecer.

Parte de los manifestantes se refugiaron en el Gran Hotel, también situado en la avenida, donde fueron atacados con disparos de grueso calibre, desde un tanque blindado, por José Iván Alegret. Fue cuando más sangre corrió en las cunetas de lo que es ahora el edificio de la Asamblea Nacional, en ese tiempo del Banco Nacional.

ALEGRÍA Y MALICIA

La Avenida Roosevelt, con las paralelas del Centenario y la Bolívar, las intersecciones de las calles Candelaria, Momotombo, la 14 y 15 de Septiembre, constituían el centro de la ciudad. El Parque Darío y Frixione, que quedaban en el costado noroeste, eran visitados por muchos niños, mientras el Club Social Managua era de mucha tradición.

El Parque Central siempre estaba lleno de curiosos y desempleados, viendo los relieves del Templo de la Música, las tortugas y los cuajipales en las piletas, los monos perezosos que colgaban de los árboles, provocando la ira de “Peyeyeque” o “Colevaca”, algunos de los personajes que se mantenían en el parque. También estaba el Club Plaza, edificio donde antes funcionaron las Oficinas de Turismo, uno de cuyos propietarios era el popular y apreciado Otto De la Rocha.

A partir del costado oeste del Palacio Nacional, a lo largo de unas tres cuadras hacia el sur, miles de golondrinas se posaban en los cables del alumbrado eléctrico, ensuciando a los transeúntes. Por más bombas que explotaban, se espantaban por un rato y luego volvían. Cuando surgieron las primeras prostitutas que se ponían en las aceras del mismo trecho, la gente las apodó “golondrinas”.

Luego venía el Gran Hotel, apenas a media cuadra quedaba el Munich. Las tertulias en el hotel eran muy alegres, también atraían huéspedes famosos, como Agustín Lara. En 1972 hubo disturbios por la presencia de la Selección de Beisbol cubana. En la esquina sureste, frente al edificio de La Protectora, llamado el Edifico Dorado de los nicaragüenses, estaba el puesto de carne asada de doña Juanita Martínez de Acosta.

Es tanto lo que se podría hablar de la avenida, la barbería del Gran Hotel donde llegaban los más conocidos políticos y personajes, la óptica del doctor Polidecto Correa con los jóvenes músicos de la época, la esquina de los coyotes, otra esquina famosa era la del almacén de Carlos Cardenal en la que frecuentemente el viento levantaba las faldas y donde hubo la primera escalera eléctrica de Managua.

El Instituto Pedagógico de Managua, cuyo edificio fue vendido al Gobierno pocos días antes del terremoto, cuya moderna capilla es ahora el Centro de Convenciones Olof Palme. En fin el comercio que aquel diciembre de 1972 ofrecía toda clase de juguetes y variedad de productos que quedaron sepultados para siempre, igual que miles de personas.

Ahora casi nada hace sentir aquella presencia tan querida y entrañable. Desde el Monumento al Soldado de la Patria hasta donde está el edificio de la Vicepresidencia que antes fue la automotriz de la familia Sengelman, quedó para el tránsito vehicular, el resto es peatonal y en parte absorbido por el Parque Luis Alfonso Velásquez. Aún el Centro Cultural ubicado donde fue el Gran Hotel no alcanza el bullicio de otros tiempos.

Difícil que se logre entender cómo en la esquina de la carne asada se juntaban jóvenes elegantemente vestidos después de una fiesta en el Club Terraza o en el Managua, junto con los menos convencionales que venían de la Tortuga Morada o del Sapo Triste. El recuerdo abarca a “La Sebastiana” vendiendo uvas y manzanas, educado y maquillado con esmero.

La avenida que supo de los desfiles militares que pretendían atemorizar al pueblo y que vio también pasar a dos Somozas en sus respectivos ataúdes. Esa avenida que ahora no es más que una presencia fotográfica. ¡Ah, si pudiera hablar, cuánto nos contaría! Aún así, su recuerdo empaña la vista de los viejos managuas.

PERSONAJES Y SITIOS HISTÓRICOS

Cuando en la avenida había numerosos solares y hacia el sur pocas casas, una de ellas, donde todavía queda la Imprenta Nacional, estaba la del abogado Luis E. López, a cuya iniciativa se levantó el Monumento al Maestro Gabriel, del que había sido su alumno. Fue firmante de La Libérrima. Entre sus descendientes están el doctor Gustavo Adolfo Vargas López y sus hijos Gustavo Adolfo y Óscar René Vargas.

Donde luego fue el Instituto Pedagógico de Managua era la residencia de don José De la Paz Cuadra, tuvo una gran tienda y haciendas de café. Se casó con doña Rosalía López, apoyó el desarrollo educativo de Managua, contribuyendo a obras como el Hospital de Managua. Fue concejal municipal, diputado y prefecto de la ciudad. Falleció el 28 de agosto de 1888.

Don Lorenzo Navarrete Dávila, un ciudadano de origen muy humilde que se inició con una pequeña propiedad cafetalera, se convirtió en exportador de café, viajó a países europeos y llegó a tener un fuerte capital. Se desempeñó por un breve período como Alcalde. Cuando falleció fue enterrado en lo que era una finca al sur de Managua y que ahora queda cerca de la Unicit, allí se levantó un hermoso monumento. Don Francisco Zelaya López, hermano de José Santos, tuvo una hermosa casa. En la avenida nació el general Joaquín Zavala, Presidente de la República de 1879 a 1883, falleció en Managua el 30 de noviembre de 1906.

EL COMERCIO EN 1930

En 1913, los hermanos de las Escuelas Cristianas fundaron el Instituto Pedagógico de Managua. En 1931, a causa del terremoto, en el edificio se instalaron el Congreso Nacional y el Arzobispo, monseñor Lezcano y Ortega. Antes del terremoto del 31 de marzo de 1931, la avenida llegaba hasta el tope del Parque Central, no existía la Plaza de la República, y la Catedral estaba en construcción.

Quedaban en la avenida las ferreterías de Brockman y La Modelo, de A. Morales; el almacén de calzado La Modelo, de Rodolfo Collado; la agencia de vehículos Buick y Chevrolet, la Nash de Octavino César h., los establecimientos comerciales de Ramón Morales e hijos, Julio Cardenal, F. Alfredo Pellas y Co., René Wallace, Ramón Morales hijo.

H.B. Raven, The Home Insurance Company, María v. de Castany, Agencia Singer. Estaban los bancos Anglo South American, Anglo Central American Comercial. Las barberías de Benjamín González, Suárez y hermanos. La casa bancaria de J.R.E. Téfel y Cía., Caley Dagnall y Company. Entre los centros sociales, el Club Internacional.

Centros de enseñanza como el Instituto Pedagógico de Varones, Colegio de Niñas La Inmaculada. Había un conocido salón cervecero, el X, frente a la relojería El Diamante. El Gran Hotel o Lupone, Hotel Europa, Hotel La Tosca, joyerías de Miguel Silva, La Joya alemana, La Perla, Librería La Nueva Alemania, de Hammer y Leissner. Las oficinas de la Pan American Airways, restaurante Joe’s Place, sorbetería El Polo.

PARA EL AÑO 1942

Después del terremoto del 31 de marzo de 1931, nuevos edificios se levantaron a lo largo de la avenida. El Gran Hotel de doña Teodolinda González, edificio de F. Alfredo Pellas, el nuevo Banco Nacional, el Instituto Pedagógico de Managua cambió mucho, el Palacio Nacional.

Había una zona comercial que iba desde el Parque Central seis cuadras al sur, donde quedaban los establecimientos de C. y R. Cardenal, J. Dreyfus, P. Mántica y F. Reyes; el Hotel Roosevelt, el salón cervecero conocido como el Jardín de las Rosas, donde estuvo la primera parada de taxis que hubo en Managua.

Luego se fueron construyendo otros edificios comerciales, algunos de varios pisos, restaurantes, salones sorbeteros, ópticas, muchos de los cuales fueron destruidos por el terremoto del 23 de diciembre de 1972. Apenas quedan el edificio que fue del Banco Nacional y ahora de la Asamblea Nacional, el que ocupa el Ministerio de Hacienda y C. P., el Banco de América al servicio de la Asamblea, lo que queda de lo que fue el Banco Central.

La Automotriz, en la actualidad Vicepresidencia de la República; la antigua capilla del IPM es el Centro de Convenciones Olof Palme; parte del Campo de Marte, la Imprenta Nacional, al fondo el monumento. Lo que fue antes una iluminada y transitada avenida, es oscuridad, desolación, inseguridad. ¿Quién se lo hubiera imaginado la noche del 22 de diciembre, cuando las luces y adornos navideños alegraban el ambiente?

EL CAMPO DE MARTE Y EL HORMIGUERO

Fue el Presidente, general José Santos Zelaya, quien le puso a los antiguos cafetales de su familia, el nombre de Campo de Marte, donde instaló el poder militar de su régimen, por muchos años fue un símbolo de la dictadura somocista que albergaba el mando de la Guardia Nacional, la Academia Militar y la Misión Militar Norteamericana, fiel a su papel de fuerza de ocupación imperialista.

En el Campo de Marte se realizaron varios de los Consejos de Guerra con los que los Somoza pretendían dar apariencia de legalidad a la represión, montando procesos previos crueles torturas. Cientos de prisioneros pasaron allí, la mayoría recibieron condenas dictadas al capricho del Somoza de turno.

En cambio, a la prisión que quedaba en frente, el pueblo le puso El Hormiguero, ya que cuando era el rastro público, abundaban las hormigas atraídas por los restos de los animales que allí destazaban. Hasta el terremoto de 1972 funcionó también como Central de Policía. Famoso fue su torreón, desde donde los prisioneros bajaban cartuchos amarrados con mecatitos pidiendo dinero o cigarros.

APRESAN A SANDINO

La noche del 21 de febrero de 1934, un vehículo con placa oficial del gobierno, bajaba de la Loma de Tiscapa, donde el presidente Juan Bautista Sacasa había cenado con el Gral. Augusto C. Sandino. Acompañaban al guerrillero, su padre don Gregorio; don Sofonías Salvatierra, ministro de Agricultura y su conductor, los generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor.

Frente al edificio de la Imprenta Nacional, el vehículo fue detenido por el sargento Juan Emilio Canales, conocido como “Cabuya”. Maruca, hija del presidente Sacasa que venía detrás en otro vehículo, observó que el grupo era conducido a El Hormiguero, bajo la amenaza de soldados armados. De inmediato regresó a la Casa Presidencial a informar a su padre.

Enfrente, en el Campo de Marte, Anastasio Somoza García aparentaba no saber nada, escuchando un recital de la recitadora peruana Zoila Rosa Cárdenas. Apenas unas horas antes había reunido en sus oficinas a quienes haría firmar un pacto de sangre para asesinar a Sandino, a sus más allegados, incluyendo al hermano, Sócrates.

El general Sandino pidió hablar con Somoza García y hasta solicitó el teléfono. Se transmitió el pedimento y el embrión de dictador, irritado respondió: “¡Tire a ese bandido donde ya le dije!” Poco después, Sandino, Estrada y Umanzor eran subidos en el camión GN y tomaron en dirección al barrio Larreynaga.

BIBLIOGRAFÍA

Guía local comercial de Managua, Francisco Bravo Aguilera. Un Atlas Histórico de Nicaragua, Francisco Xavier Aguirre Sacasa. Historia de Managua, Gratus Halftermeyer. Militares Centroamericanos, Guillermo Mendieta Chávez. El régimen de Anastasio Somoza 1936-1956, Krut Walter. La saga de los Somoza, Agustín Torres Lazo. Hombre del Caribe, Abelardo Cuadra. 43 años de dictadura dinástica 1936 – 1947, Mario Alfaro Alvarado.

Especial agradecimiento al Lic. Nicolás López Maltez por autorizar la publicación de sus fotos del libro Managua 1972.

* ACADEMIA DE GEOGRAFÍA E HISTORIA DE NICARAGUA

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