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Vicente Padilla se ha visto severamente afectado en sus últimas cuatro salidas. (LA PRENSA/Archivo)

Alarma por Vicente

Edgard Tijerino M. [email protected] De pronto, la “química” ha desaparecido, y Vicente Padilla se tambalea dramáticamente después de cuatro derrotas consecutivas… No me digan, que luego de haber estado atrapados por un optimismo excesivo, podemos permanecer emocionalmente imperturbables ante este súbito bajón de voltaje. Por supuesto, tampoco pueden hacerlo Joe Kerrigan y Larry Bowa. Cierto, […]

Edgard Tijerino M. [email protected]

De pronto, la “química” ha desaparecido, y Vicente Padilla se tambalea dramáticamente después de cuatro derrotas consecutivas… No me digan, que luego de haber estado atrapados por un optimismo excesivo, podemos permanecer emocionalmente imperturbables ante este súbito bajón de voltaje.

Por supuesto, tampoco pueden hacerlo Joe Kerrigan y Larry Bowa.

Cierto, el béisbol es así, pero no esperas un deslizamiento preocupante, cuando vienes de construir un resplandeciente blanqueo contra los Bravos, extendiendo una naciente racha a tres victorias.

En el preciso momento en que nuestra imaginación zumbaba entre las nubes, mientras Vicente presentaba mejores cifras que Kevin Millwood y Randy Wolf, alguien nos corta la corriente y comenzamos a movernos entre tinieblas.

Durante los últimos 21 innings, Padilla ha sufrido 4 reveses permitiendo 17 carreras limpias, para una inefectividad de 7.29 con 23 hits en contra, incluyendo 5 jonrones. Agreguen 12 bases.

¿Qué es esto, amigos? El pitcher que no cedió boletos en tres de sus cuatro primeros juegos, ha estado fuera de la zona de strike; el líder en promedio de carreras limpias del staff se encuentra navegando en la turbulencia de un 4.47; su bola rápida tan dañina con ese movimiento extra, ha perdido dominio para convertirse en filete y ser devorada; su dureza mental se ha derretido y consecuentemente la confianza se ha debilitado.

El coach Kerrigan y el manager Bowa, aguijoneados por la desesperación, apuntan: necesita hacer ajustes, y sobre todo, traer su mejor material al montículo, no dejarlo olvidado en el bullpen.

Claro, eso coloca más presión encima del pitcher nica todavía en estructuración, pero de inmensas facultades, suficiente valentía y atravesando por una llamativa evolución.

“Muchas veces, tratando de salir de un mal momento que se está alargando, la urgencia por reaccionar, afecta, y es necesario parar, revisar y hacer un replanteo”, dice Johnny Sain en su famoso libro sobre el arte del pitcheo.

Veamos los señalamientos más graves que se han hecho en Filadelfia sobre el deterioro de Padilla en sus últimas aperturas:

1) Su bola rápida está muy franca y no logra desequilibrar. Es decir, tiene que recuperar el movimiento extra que le asegura variedad de llegada. 2) Está trabajando muy al medio del plato, ignorando las esquinas. Eso ha invitado a los bateadores a buscar cómo agredirlo muy temprano. 3) Todo lo que muestra en el bullpen, no lo usa en el juego, a diferencia de lo visto en sus primeros trabajos. Vamos, Padilla no está siendo derrotado con su mejor material. 4) Los bateadores han conseguido los ajustes necesarios y lo están bateando. Así que es obvio que él también debe trabajar con la suficiente intensidad y hacer modificaciones. 5) Tiene que sacar outs bajo presión. Y dicen esto, porque Vicente está permitiendo circular a casi 2 corredores por inning, algo muy peligroso. 6) Necesita volver a pitchear con ventaja en el conteo, no atrás. Durante sus cuatro primeras faenas, colocarse adelante se convirtió en una ventaja significativa.

Se trata, como diría Confucio, de trabajo y más trabajo, con la concentración requerida. Todos están claros de que Vicente tiene las facultades, la mentalidad y el armamento, pero no está funcionando.

Con los Bravos en pie de guerra, mostrando el segundo mejor balance de las Mayores, los Filis necesitan urgentemente el enderezamiento de uno de sus tres mejores brazos. Por ahora, hay cierta alarma, y está justificada.

¿QUÉ ES LO RARO?

Como siempre, cuando las cosas andan mal, saltan al tapete los cuestionamientos… Pero Padilla, humildemente, no se altera y admite: no estoy tirando la pelota de la manera que soy capaz de hacerlo.

Y agrega: espero que esto finalice pronto.

Cuando uno es joven, llueven las recomendaciones. “A Denis no parecía gustarle eso”, me dijo una vez Miguel Cuéllar, “pero luego se convenció y logró sacarle utilidad hasta convertirse en un pitcher consistente”

“Él tiene que lanzar con más calidad en los primeros innings”, dice un preocupado Larry Bowa, quien utilizará a Padilla mañana contra el zurdo Jeriome Robertson, de 25 años.  

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