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La escuela de fútbol dirigida por Florencio Leyva ha generado mucho interés entre los capitalinos. (LA PRENSA/M. Lorío)

Escuela que causa revuelo

Delirio por la Escuela Vacacional en el Cranshaw Hijalmar Padilla [email protected] Todos los días, una vez que el sol enciende su hirviente mirada, Mynor Genet Castillo es uno de los primeros niños que llega al Estadio Cranshaw de Managua. Genet, de 7 años de edad, forma parte de una ardorosa multitud de chiquillos y jóvenes, […]

  • Delirio por la Escuela Vacacional en el Cranshaw

Hijalmar Padilla [email protected]

Todos los días, una vez que el sol enciende su hirviente mirada, Mynor Genet Castillo es uno de los primeros niños que llega al Estadio Cranshaw de Managua.

Genet, de 7 años de edad, forma parte de una ardorosa multitud de chiquillos y jóvenes, incluyendo mujeres, que la última semana abarrotaron el Cranshaw en ocasión de abrirse la Escuela Vacacional de Fútbol, dirigida por el reconocido director técnico Florencio Leiva.

“Yo primero vine por la tarde y ahora lo hago por la mañana porque quiero ver a mi hijo practicar el fútbol”, dice Marlin Lisseth Castillo, mamá de Mynor.

“Ojalá aprenda mucho y llegue a ser una gran futbolista”, agrega con fe y entusiasmo.

La Escuela Vacacional de Fútbol es producto de una espontánea idea de Leiva con el fin de transmitir las primeras letras del balompié a la población joven de la capital.

“Mi hijo y mi sobrino ya están en un equipo en el barrio donde vivimos, pero ahí se juega a como sea. Por eso venimos para que ellos mejoren y se vayan creando en el deporte”, exteriorizó Leyla María Parrales.

Parrales se movilizó del Barrio “Augusto César Sandino” al Estadio Cranshaw para acompañar a su hijo Duley Antonio Centeno, de nueve años de edad y a su sobrino Enrique Acevedo de 6.

“A ellos les gusta el fútbol y no voy a desaprovechar esta oportunidad para que aprendan más”, añadió.

EQUIPO DE LUJO

Es asombrosa la manera cómo ha despegado este excelente proyecto en el cual con las uñas se están transmitiendo las primeras letras del fútbol.

Leiva y los monitores Víctor Zúñiga, Alejandro Cajina, Álvaro Rojas conforman el equipo de entrenadores.Completan el team de trabajo, el médico Jimmy López y el veterano maestro, Gastón Quintana.

En estos momentos todos se encuentran laborando de modo voluntario, sin devengar un centavo. Más bien la mayoría están poniendo de su bolsa.

El equipo es de lujo. Leiva, Zúñiga, Cajina y Rojas son los responsables de llevar la praxis en el propio rectángulo.

López tiene la responsabilidad de realizar una ligera revisión médica, mientras Quintana despunta la jornada con charlas teóricas no solo relacionadas con el arte futbolístico sino también con el buen comportamiento del individuo.

“Nosotros somos capacitados. Yo por ejemplo el último curso lo recibí con el astro mundialista, el peruano Teófilo Cubillas”, asegura Zúñiga.

“Para mí esto no es nada nuevo pues he enseñado el fútbol a través de varias generaciones. Esta vez Florencio me pidió colaboración y yo estoy dispuesto a ayudar”, apuntó Quintana.

CON LAS UÑAS

La Escuela Vacacional de Fútbol ha comenzado a trabajar tan pobremente como el verdadero nivel futbolístico nicaragüense.

“Me estoy tirando las trancas porque las pelotas, redes y otros implementos que ahorita estamos usando son de la Federación”, reveló Leiva.

Durante el transcurso de la semana para poder poner en marcha el plan las condiciones eran tan palmadas que los nuevos alumnos tenían que inscribirse en un hoja de papel en blanco que era dividida en mil pedazos para dar abasto.

Por fortuna, la Federación Nicaragüense de Fútbol (Fenifut) ha colaborado pagando el sueldo a Leiva y facilitando el material de estudio y práctica.

“Creo que la supervivencia de este proyecto dependerá del respaldo que nos brinden las grandes empresas”, sugirió Leiva.

Por el momento solamente la Eskimo “se ha pronunciado” entregando un lote de helados para los asistentes tras una gestión de Edgard Ramírez.

Unos 15 balones, 20 obstáculos reflectivos y una que otra red quién sabe de quién, forman el evidentemente menesteroso juego de instrumentos que no es un patrimonio propio pues pertenece a la Fenifut.

La urgente necesidad de apoyar esta grandiosa idea se refleja en el lugar que son impartidas las clases: el viejo y paupérrimo estadio Cranshaw.

Pero, al menos el sitio, generalmente carente de condiciones, está disponible para iniciar lo que un día podría convertirse en una gigantesca obra.

APETITO POR EL FÚTBOL

Primero 120, después 160, luego más de 200 y posteriormente incontenible. Estas fueron las respuestas de asistencia durante los primeros días de actividad lo que indica el apremio de la niñez y juventud capitalina por encontrar una mejor alternativa de diversión y quizá de solución a los problemas de su vida.

“Yo tengo otras cosas que hacer pero con tal que mi niño aprenda fútbol yo estoy dispuesta hacer el sacrificio para traerlo”, afirma Marlin Castillo.

Causa mucha impresión al ver cómo hay demanda por adquirir las nociones futbolísticas básicas.

“Mis hijos se dieron cuenta por una información de LA PRENSA, le contaron a sus amiguitos y ahora todos quieren ir a recibir clases de fútbol. Personalmente tuve que costear el pasaje de mis hijos y de varios vecinitos que también ambicionaban ir al Cranshaw”, relató Angelina Brenes, madre de los gemelos Carlos Roberto y José Roberto Bravo.

“Los felicito. Este es un bonito proyecto. Sigan adelante”, expresó Pompilio Baca a los responsables de la Escuela Vacacional, el día que llegó a dejar a su hijo Samuel Baca.

Sin dudas que en Managua hay apetito por el fútbol.  

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