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Fantasías sexuales

Mitos y muchos tabúes se forman alrededor de las fantasías sexuales. Especialistas coinciden en que son el resultado de algo que reprimimos en nuestro interior, y aconsejan a quienes tienen problemas en sus relaciones sexuales que utilicen su imaginación La escena de una película que miró en su adolescencia quedó grabada en la mente de […]

  • Mitos y muchos tabúes se forman alrededor de las fantasías sexuales. Especialistas coinciden en que son el resultado de algo que reprimimos en nuestro interior, y aconsejan a quienes tienen problemas en sus relaciones sexuales que utilicen su imaginación

La escena de una película que miró en su adolescencia quedó grabada en la mente de Carlos. Un náufrago en una paradisíaca isla es despertado a besos por una exuberante rubia en un diminuto bikini, con quien termina haciendo el amor apasionadamente. Durante muchos años esta fantasía acompañó a Carlos, a la que recurría cada vez que deseaba estar excitado.

Los estudios indican que las fantasías sexuales se inician entre los once y trece años, y que empiezan más tempranamente en los varones. Las fantasías pueden variar en su contenido y detalles. Según la psicóloga Ledia Gutiérrez, en los hombres es más común que sean más impersonales, más visuales y más activas; mientras en las mujeres tienden a ser más pasivas y más románticas.

“En muchos casos, las fantasías pueden ayudarle a las personas a aumentar su gratificación sexual”, asegura Gutiérrez. Es por ese motivo que algunos terapeutas aconsejan a sus pacientes que tienen problemas en sus relaciones sexuales, que utilicen su imaginación.

¿Pero, cuál es la función de las fantasías sexuales? Su papel consiste en ser inductoras o potenciadoras de la excitación sexual, como elementos que ayudan a salir de la rutina y como ensayos imaginarios de situaciones y conductas que muchas veces no están al alcance, o bien porque la sociedad no lo acepta o el propio código moral nos prohíbe llevarlas a la práctica. Comúnmente las personas con pocos deseos eróticos son quienes menos fantasías sexuales suelen tener.

“El hecho de que una persona tenga una fantasía sexual no quiere decir que necesariamente deba llevarla a cabo”, indica Gutiérrez. El problema, según la psicóloga, es que muchas veces el traslado de la fantasía a la realidad es decepcionante, desagradable y pierde su valor erótico como fantasía.

Para decidir sobre la realización de una fantasía en los hechos, es conveniente revisar de manera profunda cómo ésta podría llegar a impactar y afectar en la vida emocional, en lo personal y en la pareja.

¿Hasta qué punto es conveniente compartir aspectos sobre las fantasías sexuales con tu pareja? Es probable que uno de los miembros de la pareja quede claro que es algo irreal, pero también puede llegar a sentirse lastimado. Por ejemplo, ¿qué sentiría un hombre si su pareja le comenta que cuando están haciendo el amor ella se imagina que lo está haciendo con otro hombre? Tal vez para algunos significaría un golpe tan fuerte que optarían por la ruptura de la relación, y para otros, no representaría mayor amenaza.

Según los especialistas, todo depende de las ideas, valores y conceptos de cada uno de los integrantes de la pareja, y del grado y manejo de la intimidad entre ambos.

Tema tabú

Como con cualquier otro tema relacionado con la sexualidad, se han formado muchos mitos y muchos tabúes: se piensa que las fantasías que tenemos son el resultado de algo que reprimimos en nuestro interior y que no aceptamos, por ello le ponemos connotaciones negativas e intentamos no hablar de las mismas.

Las fantasías sexuales siempre se han asociado con la inmadurez, la infidelidad, la inmoralidad, el pecado, lo prohibido. “Todo lo que tiene que ver con sexualidad es pecado, según muchas personas”, añade Gutiérrez.

Algunas culturas y religiones consideran que el pensamiento y el acto es lo mismo, así que si pensamos en cosas raras o inmorales estamos cometiendo un grave pecado, como si lleváramos a la realidad esos pensamientos.

“Las fantasías tienen una función muy importante en nuestras vidas, y pueden servir para expresar nuestros deseos sexuales y nuestros sentimientos”, asegura la psicóloga.

Las fantasías sexuales nos separan de la vida real, de la monotonía, y aumentan o inicia nuestra excitación sexual, tanto en relaciones sexuales en pareja como en nosotros mismos, ya que muchas personas necesitan utilizar algún tipo de fantasía para alcanzar el orgasmo.

Compartirlas

A veces podemos compartir nuestras fantasías sexuales con nuestras parejas, y ello puede aumentar el nivel de comunicación. Por lo general las personas consideran que son algo íntimo y muy personal y prefieren no compartirlas por vergüenza o porque, por ejemplo, consideramos que si le hablamos a nuestra pareja de otra persona que aparece en nuestras fantasías, no le va a gustar, se va a sentir molesta, celosa o desconfiada.

A veces que tampoco las compartimos porque pensamos que podemos exigir mucho a la pareja, que se sienta incómoda u obligada a llevar a cabo la fantasía o a interpretar un papel.

La realidad de las cosas es que cada cual decide qué hacer con sus fantasías, si guardarlas o no, compartirlas o no, son patrimonio exclusivo de cada uno. Cada persona tendrá que valorar si compartir sus fantasías tendrá consecuencias negativas o positivas en sus relaciones.

Valores

Las fantasías pueden entrar en contradicción con nuestro sistema de valores. Puede ocurrir que lo que imaginemos no está en concordancia con nuestros valores, con los planteamientos ideológicos; nos puede producir conflictos personales entre lo que pensamos y lo que sentimos (fantasías homosexuales, sadomasoquistas). Cuando esto ocurre, reprimimos estas fantasías no deseadas. Para que esto no nos ocurra tenemos que desligar el campo de lo imaginario del campo de lo real; en el imaginario no hay límites, ni nada es racional ni lógico. Tendríamos que aceptar las fantasías que nos llegan, sin juzgarlas, teniendo claro que están en lo irreal, y sacando el máximo partido: jugando y sintiendo placer.

“Estar con dos hombres a la vez es mi fantasía”, asegura Mónica Montiel Montiel, de 19 años, estudiante de Psicología. Aunque esa es su fantasía afirma que está muy lejos de convertirla en realidad. “Las fantasías son muchas veces cosas que deben quedarse en nuestra imaginación, y yo considero que no existe nada de malo en fantasear. La gente tiene muchos prejuicios y existen muchos tabúes al respecto, pero es algo que todos hacemos”.

Según Montiel las fantasías sexuales pueden mejorar las relaciones de pareja, ayudar a salir de la monotonía y que el amor siempre esté vivo.

La fantasía sexual de su novio Christopher López Montiel, de 20 años, no es muy diferente. Estar con dos mujeres en una desenfrenada noche de placer “sería interesante”.

Esa confesión no tiene por qué causar molestia a mi pareja —explica—, porque muchas veces es simplemente un anhelo que no se puede realizar. López está claro de que la comunicación en la pareja es vital, y si se trata de hacer realidad una fantasía de ese tipo es súper importante ponerse de acuerdo.

Esta pareja afirma que en el amor todo está permitido, siempre y cuando las cosas sean habladas primero.

¿Cuáles son las más comunes?

Existen fantasías que se producen de manera voluntaria y solemos recurrir a ellas con cierta frecuencia o en determinadas circunstancias porque nos producen placer.

Las fantasías sexuales más comunes pueden ser éstas:

Un recuerdo de algo que nos gusta, bien puede ser un beso, una caricia, una mirada o bien imágenes sacadas de un libro o una película.

La mayoría de fantasías de hombres y mujeres son de tipo íntimo con una persona que conocen o conocieron en el pasado.

Las más frecuentes tienen que ver con diferentes lugares en donde se tienen las relaciones sexuales y diferentes posiciones. Las fantasías menos comunes son las de tipo sadomasoquista.

También puede ser algo que no hemos vivido, pero que nos gustaría que nos ocurriera. Algo que no hemos vivido y que jamás llevaremos a cabo, porque están enfrentadas al sistema de valores (una experiencia sexual forzada con violencia, infidelidades, etc.). Éstas suelen ser muy creativas si no nos causa ningún tipo de temor y podemos disfrutar con ellas.

Siempre se ha pensado que los hombres tienen más fantasías sexuales que las mujeres, al igual que se ha pensado que tiene más deseos y necesidades sexuales. Según la psicóloga Ledia Gutiérrez son las mujeres quienes recurren más a las fantasías. Existen muchas similitudes entre las fantasías de hombres y mujeres.

¿Cuál es su fantasía?

Keyla Rodríguez, Cantante
“Después de quince años de casada y estás aún enamorada, la fantasía es el amor de tu vida. Una fantasía puede ser hasta el caminado de esa persona que amas, la forma en que te habla, la realidad es que para mí la fantasía es mi marido. Considero que para las personas enamoradas nuestra fantasía cercana es el ser humano con quien convivimos”.

Edgard Tijerino, Cronista deportivo
“Pienso que cada uno de nosotros debe tener mil fantasías sexuales y creo que es normal, la fantasía la tengo ligada con lo de diario, porque la sexualidad facilita mil quinientas variables. Siempre he dicho que la mujer más excitante es mi esposa, siempre lo ha sido. Si a mí me ponen a cualquier artista de cine y me ponen a mi esposa, me decido por mi esposa. Pero eso no quiere decir que uno no tenga, pues, mil quinientas fantasías, si me dan a escoger yo prefiero, no por lo viejo conocido, sino porque siempre hay nuevos estímulos a lo que se llama la magia del acto sexual.

“Siempre he hablado de Cindy Crawford, pero las fantasías envejecen también, y una fantasía sexual moderna puede ser la ganadora del Oscar Halle Berry, además que es muy sexy”.

Dorisell Blanco, Periodista
“Son necesarias para ayudar a las parejas a que puedan encontrar la satisfacción completa, sin necesidad de buscarlo en alguien más. También considero que no tener fantasías tampoco es delito, y que no significa que no se tiene imaginación, es simplemente que las cosas tienen que pasar espontáneamente”.

Lucía Pineda Ubau, Periodista
“Yo me pregunto cómo será hacer el amor con un gordo, como Arnoldo Alemán. Debe ser incómodo, me lo imagino en el mar, en una hamaca”.

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