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Hasta los más pequeños de la familia asistieron a la vigilia del sábado para celebrar la ceremonia en que se acreditó a la primera Beata de Centroamérica. Los granadinos no se movieron hasta el amanecer.

Granadinos viven una noche llena de euforia

Desde tempranas horas de la noche miles se concentraron esperando la ceremonia de beatificación Wilder Pérez R. [email protected] La entrada del Estadio “Roque Tadeo Zavala” la noche del sábado era confusa a los ojos, por la gente que, tirada, descansaba en el suelo. Bien podía interpretarse como un hospital de emergencia tras un terremoto; pero […]

  • Desde tempranas horas de la noche miles se concentraron esperando la ceremonia de beatificación

Wilder Pérez R. [email protected]

La entrada del Estadio “Roque Tadeo Zavala” la noche del sábado era confusa a los ojos, por la gente que, tirada, descansaba en el suelo. Bien podía interpretarse como un hospital de emergencia tras un terremoto; pero entre ellos caminaban vendedores, por lo que rápidamente se asemejaba a un mercado.

En medio de toda la aglomeración aparecían grupos de jóvenes “cholos” y niños que daban la idea de que aquello era una especie de parque, pero entonces aparecían las abuelas con banderitas y cantos. Había una idea más clara de lo que se trataba: la vigilia de la víspera de la beatificación de Sor María Romero Meneses.

La vigilia reunió a seis mil personas para celebrar la beatificación de Sor Romero y aprovechar para ver la ceremonia en El Vaticano, a través de dos pantallas gigantes colocadas en el campo de juego para que nadie se perdiera un detalle.

Fue una noche alternada entre la agitación y el descanso, debido a que los cantos pasaron animando casi toda la velada y los bailes folclóricos parecían dar una oportunidad a los feligreses para recuperar el aliento tras cantar y gritar vivas a Jesucristo, a la Virgen María y a Sor María Romero, la primera beata de la región centroamericana.

EL GRAN MOMENTO

El momento cumbre de la noche fue la transmisión de la ceremonia iniciada a las 2:00 a.m. Previo a eso, hubo gente que por llegar desde horas de la tarde del sábado, sucumbió al sueño y se acostó en el suelo; otros aprovecharon y llevaron sus catres para descansar. No faltaron quienes juntaron dos sillas plásticas para acomodarse.

A la 1:45 a.m. se apagaron las luces del Estadio y los que estaban dormidos se despertaron al escuchar sonar las sirenas de todas las unidades de bomberos de la ciudad de Granada durante 15 minutos.

En ese momento se encendió con juegos pirotécnicos la fachada simulada de una iglesia con la imagen de Sor María al centro y los cohetes surcaron el cielo granadino. Durante la ceremonia, cada vez que se escuchaba el nombre de la beata nicaragüense, la gente gritaba con alegría, aplaudía, tiraba cohetes, sin saber a ratos lo que se decía de ella en Roma.

Pero el cansancio prevaleció, y para cuando el ritual estaba por terminar, ya casi nadie aplaudía.

MÁS POPULAR QUE LOS ROSARIOS

La beata esa noche fue más popular que cualquier objeto religioso. César Quiroz, vendedor de Managua que no durmió porque estaba trabajando, se lamentó porque no había vendido un solo crucifijo, pero que eso fue recompensado porque “todo lo que tiene algo que ver con Sor María se está yendo rápido”. La otra cara era la de Ana Guevara, que no tuvo mucho éxito con su venta de golosinas.

Las postales, sobres y estampillas alegóricas a la beata también “volaron”. El mercadito en el cual únicamente se vendían objetos relacionados con Sor María había desaparecido a las 3:30 a.m., según los presentes, porque todo se había vendido.

Durante la vigilia no se presentaron alteraciones de orden público, los sustos los dieron un par de personas que experimentaron estado de shock, debido a la emoción de presenciar la ceremonia.  

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