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El Vía Crucis en el Lago de Nicaragua, es ya una tradición que inició hace 20 años.

Religiosidad en el agua

Durante tres días la imagen de Jesús recorre las isletas en el Cocibolca María Antonia López M. [email protected] GRANADA.- Por tres días consecutivos, la imagen de Jesús con la cruz a cuestas sobre su espalda recorre una gran cantidad de islotes en el Lago de Nicaragua. La travesía que inicia desde dos puntos en las […]

  • Durante tres días la imagen de Jesús recorre las isletas en el Cocibolca

María Antonia López M. [email protected]

GRANADA.- Por tres días consecutivos, la imagen de Jesús con la cruz a cuestas sobre su espalda recorre una gran cantidad de islotes en el Lago de Nicaragua.

La travesía que inicia desde dos puntos en las costas del Lago, se celebra desde hace 20 años, constituyéndose en una tradición, no sólo de los pobladores de las islas, sino de personas procedentes de Managua, Masaya y Granada que se acercan en busca de un bote o una lancha para realizar ese recorrido.

En la Semana Mayor, la actividad inicia el lunes y concluye el Miércoles Santo. La imagen es trasladada a uno de los 360 islotes que componen el conjunto, desde la Iglesia de Guadalupe en Granada, para desde allí esperar a promesantes y fieles que acompañarán el recorrido.

Ayer martes la travesía inició desde Puerto Asese, donde el vicario de la Iglesia de Guadalupe, Francisco Alemán, se desplazó en bote hasta Isla Guanábana, sitio en el que se realizó un rezo inicial bajo un pequeño templo de madera y palmas.

Según el padre Alemán, la tradición fue iniciada por el párroco de la Iglesia de Guadalupe, Omar Cordero, quien tiene la misión de evangelizar a los pobladores de las isletas.

Debido a la cantidad de islotes y la dispersión de los mismos, se decidió zonificar el Vía Crucis y repartirlo en los sectores de Asese, Chocote y Playa Grande. Este recorrido implica realizar 42 estaciones durante los tres días, lo que significa unas tres a cuatro horas diarias.

En cada estación los habitantes de las islas, que generalmente son personas encargadas de cuidarlas, colocan pequeñas mesas o montan sus altares sobre grandes rocas que sirven de puertos, donde han sido colocadas cruces ornamentadas con flores.

Una vez que llegan las lanchas con las personas que acompañan el Vía Crucis, y el rezo concluye, jóvenes que ayudan al sacerdote, proceden a trasladar las flores hacia los pies de la imagen o sobre la cruz, al tiempo que recaudan la “limosna”.  

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