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Miles de nicaragüenses, residentes en Miami, hicieron derroche de fervor y alegría durante la celebración de la Gritería.

Miami “pinolera” gritó la Purísima

Los nicaragüenses residentes en Miami recorrieron distintos puntos de la ciudad para cantar a la Virgen Justo HernándezEspecial para LA PRENSA/MIAMI [email protected] Nicaragüenses residentes en Miami también celebraron la Gritería. Un centenar de altares eran visibles en el condado de Miami-Dade, principalmente en Sweewater, la Pequeña Habana y Hialeah, donde están concentrados la mayoría de […]

  • Los nicaragüenses residentes en Miami recorrieron distintos puntos de la ciudad para cantar a la Virgen

Justo HernándezEspecial para LA PRENSA/MIAMI [email protected]

Nicaragüenses residentes en Miami también celebraron la Gritería. Un centenar de altares eran visibles en el condado de Miami-Dade, principalmente en Sweewater, la Pequeña Habana y Hialeah, donde están concentrados la mayoría de los nicaragüenses.

En la Pequeña Habana, la “Gritería” dio inicio a las seis y media de la tarde, cuando el reverendo Fernando Martín, de la Iglesia Verbo Divino del Reparto Schick, se dirigió a unas 300 personas reunidas en el restaurante El Yambo.

Este conocido restaurante celebra la Gritería desde hace 14 años. El altar de la Virgen permanece todo el tiempo. Su propietario, Armando Pérez, de origen cubano, lo edificó unos 10 años atrás.

Doña Hortensia Dávila, de Managua, vino a Miami hace 22 años. En 1983 abrió una cafetería en la Calle 17 y la Primera Avenida, desde entonces celebra a la Virgen.

“Yo cierro mi negocio para poner mi altar, es humilde como usted ve, pero al menos doy de todo”, explica al terminar de repartir refresco de cacao en bolsa plástica, ayote en miel, gofios y manzanas.

GRITERÍA COMPLETA

En la Calle Ocho la Virgen estuvo presente. En el restaurante El Guayacán, Idalia Estrada, su propietaria, festeja la Gritería desde hace 14 años. En Managua la hacía en su casa. “La tristeza por estar fuera de nuestra Patria me motivó a celebrarla aquí también”, declaró mientras se aseguraba que las cargacerradas no las reventaran en la calle. En ningún otro altar hubo pólvora.

Estrada lo hace todos los años, prudentemente, porque está prohibido por las autoridades. “Una vez se me pasó la mano, hicimos reventar una cargacerrada de media cuadra”, manifestó.

La pólvora es lo único que falta en la Gritería de Miami. “Es el único detalle que le falta”, dijo Sandra Solórzano quien salió a celebrar a la Virgen con sus hijos, Ricardo, de 12 años y Andrés, de dos años.

Otra diferencia que Solórzano destacó es que “allá (Nicaragua) podés salir a caminar por las calles toda la noche, aquí tenés que desplazarte en vehículo, pero aparte de eso se vive y se siente igual que allá”, concluyó.  

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