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Uno de los momentos cuando Bernardo Tercero fue llevado a la Corte del Condado de Harris, en Houston, donde fue sentenciado a la pena de muerte, acusado de haber asesinado al profesor norteamericano Robert Keith Berger, durante un asalto en una lavandería. LA PRENSA/CORTESIA

Nica condenado a muerte en Texas

Armado de una pistola asaltó una dry cleaner en Braeswood y asesinó al profesor norteamericano Robert Keith Berger Bernardo Tercero está en una cárcel de máxima seguridad en Livingston, Estado de Texas, a la espera de un proceso de apelación que puede tardar hasta tres años Lillyam Alvarado M. [email protected] I DE III PARTES A […]

  • Armado de una pistola asaltó una dry cleaner en Braeswood
    y asesinó al profesor norteamericano Robert Keith Berger
  • Bernardo Tercero está en una cárcel de máxima seguridad en Livingston, Estado de Texas, a la espera de un proceso de apelación que puede tardar hasta tres años

Lillyam Alvarado M. [email protected]

I DE III PARTES

A principios de 1993, Bernardo A. Tercero, con tan solo 17 años decidió abandonar el municipio de Posoltega en busca del sueño americano. Nunca pensó que al cruzar la frontera estaría dando un paso hacia la muerte. Una relación sentimental con una salvadoreña lo llevó hasta convertirse en el primer nicaragüense condenado a la pena de muerte en el Estado de Texas.

Llegó a Houston donde conoció, casi de manera accidental, a Marisol Lima, una joven que se ha convertido en pieza clave de esta historia propia de una película o novela.

En marzo de 1997 Bernardo Tercero decidió invitar a cenar a un restaurante salvadoreño a Marisol y a su cuñada Idalia Lima, quien trabajaba en una lavandería. En ese momento Bernardo Tercero prácticamente planeó su muerte.

El 31 del mismo mes, a eso de las 7:00 de la noche, en compañía de un mexicano apodado “El Chilango”, y armado de una pistola, asaltó la dry cleaner situada al sur de Braeswood y asesinó al norteamericano Robert Keith Berger, profesor de la Reagan High School.

Dos semanas más tarde, Bernardo Tercero logró salir de Estados Unidos y escapar hacia México hasta llegar a Nicaragua. Durante su estadía en su país natal se vio involucrado en un secuestro de un niño originario del municipio de Chichigalpa, en el departamento de Chinandega. La policía no logró capturarlo y fue sentenciado en ausencia a 11 años de prisión.

SU REGRESO A EE.UU.

En su intento por evadir la justicia nicaragüense y agobiado por la pobreza, Bernardo Tercero decidió regresar a Estados Unidos, convencido que el caso había pasado al olvido. Jamás imaginó que era buscado y que sería acusado como todo un criminal y de acuerdo a las leyes norteamericanas. Para asegurarse de que todo saldría bien se comunicó con su novia Marisol Lima, quien siempre le garantizó que no había ningún problema y que podía regresar y ambos continuar su relación amorosa.

Fue una decisión que le costó la vida. Bernardo viajó con la ilusión de que al llegar a México un coyote, supuestamente, se encargaría de garantizarle su ingreso a los Estados Unidos. Sin embargo todo era distinto. Los agentes del FBI esperaban su ingreso. Luego de lograr escapar nuevamente en México, fue arrestado en la frontera en julio de 1999.

LA SENTENCIA A MUERTE

Un año mas tarde, el 20 de octubre, fue llevado a juicio en la Corte del Condado de Harris, en Houston, donde 12 miembros del jurado, tras escuchar a los testigos, incluyendo nicaragüenses que habían sido víctimas de las acciones del reo y llevados Estados Unidos por la Fiscalía, lo declararon culpable del asesinato del profesor Robert Keith Berger.

Su madre, Lidia Tercero, junto a sus familiares más cercanos, le acompañaron en uno de los momentos más cruciales de su vida, cuando la juez le dictó sentencia: pena capital a través de la inyección letal.

A mediados de diciembre pasado fue llevado nuevamente al condado de Harris para un posible juicio, pero le fue negada la solicitud. La juez Mary Lou consideró que no habían suficientes argumentos para un nuevo juicio.

Actualmente Bernardo Tercero se encuentra recluido en una cárcel de máxima seguridad en Livingston, en el Estado de Texas, en espera una nueva oportunidad durante su proceso de apelación que tardará entre uno y tres años. Durante este proceso la Corte determinará si hubo o no vicios durante el juicio, y un juez determinará si se reafirma o modifica la sentencia a la pena capital impuesta por primera vez en la historia a un nicaragüense en ese estado norteamericano.

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