- Merecido homenaje para un hombre chispeante, para el hombre de tantos cuentos sin acabar
Pedro J. Vindell M. – Corresponsal [email protected]
GRANADA.- El Concejo Municipal de Granada declaró Hijo Dilecto de esta ciudad al insigne profesor de profesores, don Carlos A. Bravo, para que en Chontales “los ríos vuelvan a ser de leche y las piedras cuajadas”.
El pergamino para tal honor lo recibieron su esposa Dolores Serrano, viuda de Bravo y sus hijos María Cecilia y Alejandro, en presencia de intelectuales granadinos, entre ellos Francisco de Asís Fernández, Carlos Alemán Ocampo, José Joaquín Quadra Cardenal, Héctor Mena Guerrero, Alvaro Rivas y otros.
La alcaldesa, Tatiana de Chamorro, hizo entrega de la distinción para el narrador, conferencista y periodista, que nació en San Miguelito, puerto lacustre del Gran Lago de Nicaragua, entonces de Chontales y hoy de Río San Juan, un 7 de agosto de 1882, falleciendo en La Gran Sultana un 13 de diciembre de 1975, a la edad de 93 años.
Por su parte, el Dr. Carlos Alemán Ocampo, recordó que conoció al profesor Carlos A. Bravo, en su niñez, a través de su padre, cuando el historiador visitaba Diriomo, dejando en él una huella indeleble de su mítica personalidad, considerando así un mito, un paradigma y relatando algunas de las muchas anécdotas, incluso en la época en que Alemán Ocampo fue estudiante y más tarde siendo adulto.
Merecido homenaje para un hombre chispeante, para el hombre de tantos cuentos sin acabar, el de tantas ideas a su alrededor, resumió Alemán Campos.
El doctor Alejandro Bravo, hijo del homenajeado, agradeció el hermoso gesto del Concejo de Granada, para quien dijo “fue la expresión popular porque hizo de la vida la palabra, un gran conocedor de Nicaragua e iniciador de una nueva narrativa”.
El escritor Jorge Eduardo Arellano, que aunque no estuvo presente en el homenaje por fuerzas mayores envió un poema vía fax en el que recuerda a quien en 1951 fue director del Instituto Nacional de Oriente, director del Diario Novedades y de la Biblioteca Nacional simultáneamente de 1975 a 1962.
“Entre libros, rodeado de silencio y estatuillas, don Carlos inventa el paisaje de un país desconocido y deletrea los invencibles rostros de mi pueblo. Yo lo admiro con temor. Pero no sé nada”, dice.
Y agrega: “Ignoro que enseñaré, como él, a su hijo. Que seré escritor, como él y será su hijo. Y que le promoveré un homenaje nacional en su propia casa de la Calle Caimito (antigua Calle Ordóñez), en la que estará presente su hijo que no ha nacido”.
Y el profesor Carlos A. Bravo vuelve sus ojos hacia su Patria, su tierra para seguir diciendo: “Nicaragua Teatro de lo grandioso, un gran camino baja y sube por todas las gibas de la cordillera de Amerrisque”.
Además de la Alcaldía, este homenaje a Carlos A. Bravo fue iniciativa de la Fundación Casa de los Tres Mundos, en la Casa de Los Leones, con el patrocinio de Banco de Crédito Centroamericano, Molinos de Nicaragua, S.A., y Casa Pellas.