MARÍA ANTONIA LÓ[email protected]
LEON Y CHINANDEGA.- Los sectores empobrecidos del occidente del país, han buscado formas tradicionales o alternativas inmediatas para sobrevivir. Una de ellas siguen constituyendo la ayuda humanitaria por trabajo.
Roberto Izaguirre, productor chinandegano, explicó que dado el alto grado de destrucción en el que quedó el municipio después del huracán Mitch, algunas familias sobreviven dentro del programa de alimento por trabajo auspiciado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
En ese municipio las familias de algunas comunidades reciben alimentos por hacer obras de conservación de suelos.
Por una manzana reforestada se les entregan dos y medio quintales de maíz, 30 libras de arvejas (grano similar al frijol) y dos potes de manteca mensualmente.
Una situación similar se presenta con los habitantes de la comunidad Santa Rosa de Los Parrales, cerca de El Sauce, en León, quienes para obtener alimento donado por el organismo Save the Children, tienen que cargar piedras para componer los caminos.
Esta gente fue damnificada durante el huracán Mitch y perdieron sus viviendas, tierras y no tienen empleo.
Otra de las alternativas es convertirse en “bultero” (cargador) en el puesto fronterizo de El Guasaule, aunque con el paso de los años esta fuente de empleo se ha reducido considerablemente.
“Yo fui bultero, y sé que sigue siendo muy difícil trabajar así, hay días en que no se gana nada y el que no gana en la frontera aguanta hambre y siguen allí porque no hay trabajo”, relató Izaguirre.