Altamira de Este, casa No. 8.Aquí vivió desde 1983 y poco a poco iría convirtiendo la casa en su jaula. Solo, con sus gatos, se dedicó perfeccionar sus escritos. Poemas que corregía una y otra vez, notas sueltas acerca de reflexiones o recuerdos revueltos y cartas que guardaba por años antes de enviarlas a sus destinatarios. Foto de Germán Miranda, Archivo IHNCA.
Las ninfas de Carlos Martínez Rivas
Carlos Martínez Rivas fue genio, ermitaño y alcohólico. Pero también fue amante. Y entre muchas mujeres fue una dama y una cortesana quienes lo mantuvieron preso de sus pasiones durante años