Nicas rumbo al mundial

Reportaje - 08.06.2014
Manuel Moraga, 31 años, junto a su hijo y su hermana

Unos pasaron años ahorrando, otros vendieron cosas, sacrificaron gustos y los más suerteros ganaron concursos. Los nicas que vivirán la aventura futbolera en Brasil cuentan la lucha que emprendieron para lograrlo

Por Dora Luz Romero

Un Mundial de Futbol en América Latina es una oportunidad que no se desperdicia. Así lo creen los nicaragüenses que han decidido recorrer más de 6,000 kilómetros para llegar a Brasil y vivir en carne propia la fiebre mundialista.

Sin importar que Nicaragua no esté en la contienda, los nicaragüenses han elegido a su favorito entre los 32 países que aspiran a tener la Copa, y se cobijan bajo su bandera, dispuestos a gritar, bailar y brincar por el equipo.

Pero antes de poder estar sentados en las graderías, les ha tocado un camino duro, donde se la han rebuscado. Dejar la cuenta de ahorro en cero, incomodar a familiares en el extranjero, sacrificar gustos, vender cosas. Pero todo, absolutamente todo, dicen ellos, ha valido la pena.

Xiomara Martínez, por ejemplo, se quedó sin un centavo en su cuenta de ahorros y ni siquiera ha podido comprar las entradas para los partidos, por los altos precios. Sin embargo estar en una de las sedes del Mundial, llegar a la puerta del estadio y con suerte ver entrar a la selección de Alemania, para ella habrá bastado.

Por su parte, Aleyda Lira, vendió hasta su anillo de graduación para recoger la mayor cantidad de dinero.

Estas son las historias de algunos de los nicas que van rumbo a Brasil.

200

entradas para partidos del Mundial compraron los nicaragüenses a través de la Federación Nicaragüense de Futbol (Fenifut).

10

boletos al partido inaugural y 10 al partido final fue la cantidad asignada por la FIFA a la Fenifut, para que cualquier nicaragüense pudiera comprarlos. En el resto de partidos se asignaron 20 entradas. FIFA le brinda a cada país un porcentaje de entradas disponibles.

14

goles recibió Nicaragua en un partido contra Brasil durante los Juegos Panamericanos realizados en México en 1975. Ese es el peor marcador del que se tiene registro.

Al Mundial, cueste lo que cueste

Estaba dispuesta a dormir en algún parque en Río de Janeiro. Estaba dispuesta a llevar comida o a no comer. Estaba dispuesta a todo. Para muchos Aleyda Lira Tucker estaba loca, los últimos cuatro años de su vida los ha dedicado a ahorrar, trabajar, vender cosas, todo para poder ir al Mundial en Brasil.

Aleyda es estudiante de tercer año de Comunicación Social, pero además es futbolista. Ha sido jugadora de la Selección Nacional Femenina, de la UCA y de equipos de los diferentes barrios de Managua. “En los equipos que yo juego me pagan”, dice, y ese fue el dinero que comenzó a ahorrar para cumplir su sueño. “Después supe que necesitaban una corredora en un equipo de softbol, entonces me metí y también me pagan por eso. Aparte mi papa me manda dinero y mi mama me da una mesada, así empecé”, asegura. Cada centavo iba para una caja de cartón que guardaba en su ropero.

Desde hace cuatro años la petición para sus amigos y familiares fue clara. No quería regalos, solamente dinero. “Mi papa, la gente, me decían que estaba loca”, recuerda. “Mi mama me decía: ya no tenés ropa, entonces yo me iba a la ropa usada. Los libros de la universidad me los rebuscaba usados en el mercado. Desde el 2010 hasta la fecha pasé sin comer en clases, sin andar de vaga, como dicen en cero. Semanal recogía el dinero y compraba dólares”, comenta.

Lunes eran días de softbol, martes y miércoles también. Los sábados jugaba futbol, al menos tres partidos. “Comencé a jugar softbol no solo en un equipo. Por partido de softbol podía ganar 200 pesos y 150 por partido de futbol”, cuenta. Todo iba para la caja.

Pero para Aleyda no era suficiente. Así que vendió sus anillos de graduación, de primaria y secundaria, y un par de pulseras que tenía por ahí. “Mi mama me dijo: ‘vos sabés que significa eso’, pero yo le dije que este era mi sueño”.

Cada semana contaba el dinero. 500 dólares, 800 dólares, 1,000 dólares... Hasta que su mamá le dijo que era de mala suerte y ella dejó de hacerlo. “Yo le decía a mi mamá, si no logro recoger suficiente, aunque sea una porra de gallopinto me llevo. Pero de que voy, voy”, cuenta entre risas.

Después de cuatro años de ahorro, Aleyda Lira logró reunir poco más de 10 mil dólares. Tiene boleto de avión y hotel garantizado en Río de Janeiro. Pero aún no tiene entradas y eso le preocupa un poco. “Para mí que soy futbolista y fanática no valdría la pena ir y no entrar a un estadio. Allá las venden, pero me pueden costar 1,500-2,000 dólares, pero no me importa, de que entro, entro”.

Aleyda Lira Tucker
Aleyda Lira Tucker, de 21 años, es futbolista. En cuatro años logró recoger alrededor de 12 mil dólares para ir al Mundial de Brasil.

13

academias de futbol, donde se trabaja con niños entre 8 y 12 años, hay en Nicaragua. “Estamos apostando a largo plazo para tratar de llegar a un Mundial”, asegura José María Bermúdez, secretario general de la Federación Nicaragüense de Futbol (Fenifut).

990

dólares en categoría 1 costaba la entrada al partido final de la Copa del Mundo, si se compraba a través de Fenifut. En las categorías 2 y 3 el precio era de 660 dólares y 440 dólares. En reventa su costo se puede elevar cuatro o cinco veces.

“Tuve que economizar”

Dejó de comprarse ropa, de salir los fines de semana, de darle regalos a su novia. Se gastó sus ahorros y se atrasará un cuatrimestre de clases en la universidad. A Diego Carranza nada de eso le importa, habría hecho más de ser necesario, todo con tal de cumplir su sueño: estar en el Mundial de Brasil.

Desde que supo que la Copa del Mundo 2014 sería en el país sudamericano, se prometió hacer hasta lo imposible por estar ahí, en las graderías, junto a miles de fanáticos. “Tuve que economizar. Solo gasto en gasolina. Mi novia quiere un perrito, pero ya le dije que después el Mundial”, dice.

En el último año, no ha tenido un solo día de vacaciones en su trabajo. “Las acumulé todas porque sabía que iba a tomarme este mes”, cuenta este muchacho que viajará a Fortaleza, una de las sedes del Mundial, mañana 9 de junio y regresará el 6 de julio.

Estando allá, dormirá donde su hermana que vive en Fortaleza y ella le prestará un carro para moverse.

Su boleto de avión lo compró hace seis meses y por ahora tiene segura la entrada a dos juegos: Costa Rica-Uruguay y Alemania-Ghana. Va en busca de otras, pero también esperando vivir “clima mundialista, las fiestas, las playas, los estadios”.

Diego Carranza, hijo de una brasileña y un nicaragüense, nació en Brasil, pero desde los 12 años vive en Nicaragua. Tiene ambas nacionalidades.

Al Mundial lleva su camiseta verdeamarela y su bandera. “Mi equipo es Brasil, mi esperanza es de que gane”, dice.

“Para mí esto es un sueño, estoy contando los días para viajar y estar allá. Estoy feliz”, confiesa Diego, quien ha gastado ya cerca de 3,000 dólares.

Diego Carranza
Diego Carranza, de 23 años, estará del 9 de junio al 6 de julio en Fortaleza, una de las sedes de la Copa Mundial.

Al Maracaná, por pura suerte

El 18 de junio Manuel Moraga, su hijo, su hermana y un amigo, estarán en uno de los templos sagrados del futbol mundial, el Maracaná, en Río de Janeiro. Desde sus asientos verán jugar al campeón del mundo, España, contra Chile.

¿Cómo lo lograron? La historia comienza así. En el barrio Los Ángeles, del Mercado Oriental, viven los Moraga Salazar, una pareja con tres hijos que se dedica a la venta de llantas, nuevas y usadas. A la esposa de Manuel Moraga, María Salazar, siempre le ha dado por participar en cada concurso o rifa de la que escucha. Cada vez que lo hace envía algunos sobres a nombre suyo y otros a nombre de Manuel, para probar suerte. Pero jamás se habían sacado algo, hasta el 10 de abril cuando Manuel recibió la llamada.

“Usted es el ganador del viaje al Mundial”, le dijeron. Él no se inmutó, pensó que se trataba de una estafa. Así que colgó. Además, era una mañana agitada en su negocio y él intentaba cerrar algunas ventas. Lo volvieron a llamar. “¿No se da cuenta que tenemos una promoción que lo lleva al Mundial?”, asegura que le dijeron, a lo que él respondió con alguna timidez: “¡Ah!, ¿no me están mintiendo?”

Un par de horas después, Manuel, aún dudoso, fue a la empresa para ver si era cierto. Pronto, en la recepción, se aglomeraron unas treinta personas. Todos le hablaban, le felicitaban, le sonrían, él solo miraba para todos lados y sudaba y sudaba.

El Maracaná, ver a la selección de España, conocer Brasil y sin pagar un centavo. Manuel se ríe y aplaude cada vez que lo cuenta. “Es un sueño”, dice ahora, pero aclara que no es un fanático loco del futbol, aunque siempre quiso conocer Brasil.

Este 17 de junio será la primera vez que suba a un avión. “Yo tenía meses de estarle pidiendo a Diosito que me montara en un avión”, cuenta. Viajará con las tres personas que eligió de acompañantes: su hermana, su hijo mayor y un amigo. “Por cosas de la vida ellos son los que van”, dice. Su esposa, quien metió los papeles del concurso, se queda en casa. “Es que no podemos dejar a la niña de 2 años sola”, justifica, mientras ella solo lo observa, sin decir una sola palabra. Además, “el nombre que sacaron fue el mío. Eso ya estaba escrito, era para mí”.

“Me quedé en cero”

A Xiomara Martínez ya no le quedó dinero para comprar entradas a los partidos del Mundial en Brasil. De ahí, tiene todo: su camiseta, boleto de avión, alojamiento y comida garantizada donde una hermana y familiares que viven allá, en Salvador de Bahía, una de las sedes del Mundial, y donde estará por veinte días, del primero al 20 de junio.

Emprender esta aventura la dejó con las manos vacías. Sus ahorros de tres años se fueron en el pasaje y todavía su papá le tuvo que ayudar a completarlo. “Me quedé en cero, pero vale la pena, es una experiencia única. También fue un esfuerzo de mis padres porque podían agarrar ese dinero y usarlo en otras necesidades, para los estudios de mi hermano, servicios básicos, cosas que son prioritarias, pero me están dando el chance de ir al Mundial”.

Xiomara confiesa que jamás imaginó tener la oportunidad de ir a un Mundial. “Era ahora o nunca. ¿Cuándo volverá a ser en América? Esta va a ser una experiencia única, que le podré contar a mis nietos”, dice.

Desde pequeña le gustó el futbol, junto a su hermana y su papá, pasaba horas enteras frente al televisor viendo los partidos. Una loca seguidora de la selección de Alemania. Primero por jugadores como Michael Ballack, ahora por Phillip Lahm y Thomas Müller.

Su hermana le ha prometido que harán hasta lo imposible por conseguir una entrada para ver a Alemania contra Portugal el 16 de junio, pero Xiomara sabe que eso es “un platal”. Si no lo logran —dice ella— “me voy a la puerta del estadio, si no los voy a ver jugar, al menos puedo verlos bajarse del bus”. Eso y la algarabía que vivirá en Brasil, asegura, será suficiente.

Xiomara Martinez, se prepara a viajar al mundial de Brasil 2014.Uriel Molina/LA PRENSA
Xiomara Martínez, de 27 años, es fanática de la selección de Alemania. Por su alto costo, aún no tiene entradas para los partidos, pero se conforma con “verlos bajarse del bus”.

El señor de los mundiales

El nicaragüense Carlos Chong, un amante del futbol, dedicó cuarenta años de su vida a recorrer el mundo, todo para asistir a los mundiales de fútbol. Logró ir a diez Copas del Mundo y probablemente sea el único nicaragüense con ese récord.

Su primer Mundial fue Chile 1962. Luego estuvo en el de Inglaterra 1966, México 1970, Alemania 1974, Argentina 1978, España 1982, México 1985, Italia 1990, Estados Unidos 1994 y el último al que asistió fue el de Francia 1998. De todos sus viajes guarda afiches, fotografías, entradas.

La historia de Chong fue contada en Magazine, en junio de 2006. En esa ocasión, aseguró que fueron 70 los partidos mundialistas en los que logró estar en las graderías, desde ahí, pudo ver a los grandes del futbol como Pelé, Maradona, Garrincha, Zidane.

Ahora, Carlos Chong, tiene 82 años y verá el Mundial desde su casa. “Ya no estoy para esos trotes, ahora con la edad uno no puede andar de arriba a abajo”, dice.

Carlos Chong

 

 

Sabía que...

• En el 2011, por primera vez en la historia, Nicaragua gana dos partidos en las eliminatorias del Mundial. Uno como visitante y otro en el Estadio Nacional de Futbol, ambos partidos contra Dominica. Fueron los primeros seis puntos que el país ganó en clasificatorias mundialistas.

• El nicaragüense Óscar Esaú Duarte Gaitán, nacido en Masaya, sería el primer nicaragüense en llegar a jugar a una Copa Mundial de Futbol. Duarte, quien se nacionalizó costarricense, fue convocado a la selección de Costa Rica por el técnico colombiano Jorge Luis Pinto. Actualmente el defensa de origen nicaragüense juega en el Brujas de Bélgica.

• El primer gol que anotó Nicaragua en un partido de eliminatoria mundialista lo hizo el delantero César Rostrán. Fue en un partido contra El Salvador, en las eliminatorias para Estados Unidos 1994. El marcador final fue de 1 a 5, El Salvador se impuso.

• Históricamente a Nicaragua se le ha llamado la “Cenicienta” de Centroamérica por ser de los equipos más goleados de la región. Sin embargo, eso ha cambiado, dice Enrique Llena, director técnico de la Selección Nacional. “Nicaragua ha crecido, está creciendo, empieza a ser respetada en Centroamérica. Eso de la Cenicienta son aguas pasadas”, asegura.

“El objetivo de la Selección de Nicaragua hoy por hoy no es ir a un Mundial, para eso nos faltan unos cuantos años”.

Enrique llena.

Director técnico de la Selección Nacional de Nicaragua.

Enrique LLena. AFP PHOTO/ Rodrigo ARANGUA

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