Nueve fotorreporteros eligieron una imagen entre las miles de fotografías que han tomado durante las protestas que comenzaron el 18 de abril en Nicaragua. Fue una tarea difícil, pero entre todos lograron construir el retrato de un país en rebeldía y desarmado. Estas son las fotos que ellos quieren sean recordadas
Por Redacción Magazine
El reportero gráfico Wilmer López captó esta imagen en Camino de Oriente, Managua, “la noche que todo comenzó”. El 18 de abril de 2018, los jóvenes universitarios que se manifestaban pacíficamente contra las reformas a la seguridad social fueron reprimidos por antimotines que los replegaron hacia la zona donde los esperaban las turbas parapoliciales que el Gobierno había utilizado durante 11 años para anular las protestas cívicas. Para López, esta foto refleja el momento en el que se encendió esa chispa que al día siguiente terminaría en una insurrección generalizada en Nicaragua. El joven de la bandera, recuerda, les gritaba: “¡Vendepatria!”. Y preguntaba “¿por qué nos reprimen?”. En medio del caos, el fotorreportero alzó la cámara y tomó una de las primeras fotografías que se hicieron virales en las redes sociales.
Esta fotografía “le dio la vuelta al mundo”. Fue publicada en los medios nacionales y también por la prensa internacional. Su autor es el fotorreportero Jorge Torres, de la agencia de noticias EFE, y fue tomada el pasado 18 de abril en el primer día de las protestas contra las reformas a la seguridad social, cuando varios periodistas fueron salvajemente agredidos por turbas parapoliciales mientras realizaban su labor de informar. En la fotografía el reportero gráfico Alfredo Zúniga, de la agencia AP, es golpeado y despojado de su equipo de trabajo por un miembro de la Juventud Sandinista. Para Torres, la imagen muestra “los peligros que sufre un reportero gráfico en este tipo de coberturas”.
“David y Goliat” es el título que el fotorreportero Carlos Valle le da a esta fotografía, tomada el pasado 19 de abril frente al recinto de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Para él, la imagen muestra la desigualdad de fuerzas entre los ciudadanos y los miembros de la Policía Nacional. Todo ocurrió en segundos y Valle captó la imagen entre el miedo y la adrenalina, porque él también se encontraba en el blanco. El antimotín disparó una bala de goma, pero no logró atinarle al joven de la hulera. Poco después —dice el fotógrafo— la Policía empezó a usar balas de plomo.
Esta imagen resume los días de terror vividos en abril de 2018 en Nicaragua. Fue captada por el fotorreportero Jader Flores, del Diario LA PRENSA, el pasado 22 de abril en los semáforos de la Colonia Miguel Gutiérrez, cerca de la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli). Flores recuerda que esa tarde los antimotines de la Policía Nacional replegaron a los ciudadanos utilizando gases lacrimógenos y balas de goma y plomo, mientras los civiles arrojaban morteros, bombas molotov, piedras y cohetes de pólvora. Un hombre cayó, herido en la cabeza, cuando se agachó a recoger una piedra. Los tres jóvenes que en ese momento retrocedían, protegidos por una lámina de zinc, no advirtieron la presencia del caído. Otros manifestantes se encargaron de sacarlo de la zona de los enfrentamientos.
Cuando vio cómo ardía en llamas la casa de campaña del Frente Sandinista en Catarina, Oscar Navarrete pensó: “El orteguismo perdió las calles”. El domingo 6 de mayo se acabó la tranquilidad en este pueblo turístico de Masaya, “cuando antimotines agredieron a una caravana de motorizados que iba a apoyar a la gente de Niquinohomo”, afirma el reportero gráfico de LA PRENSA. El equipo de este diario quedó “en fuego cruzado” entre los policías y la población que se defendía ante la represión. “Al verse reprimido, el pueblo saqueó la casa del FSLN y la incendió. Toda la noche predominaron el éxtasis y la adrenalina, y nosotros salimos hasta medianoche, usando la ruta por la ciudad de Granada”, relata. Varias de las fotos que Navarrete hizo esa noche fueron tomadas por medios de comunicación del Gobierno y utilizadas para desinformar.
El autor de esta fotografía es el fotorreportero Carlos Herrera, del diario Confidencial. “Los estudiantes de la UNAN-Managua habían recibido ataques la noche anterior. Entonces el 11 de mayo se convocó a una marcha hacia la universidad en apoyo a quienes estaban atrincherados en el recinto. Al llegar la marcha los estudiantes la recibieron con alegría y un grupo, de los de la línea de defensa que cargan siempre sus lanzamorteros, formó una fila. La idea era tirar cuatro morteros al mismo tiempo”, relata Herrera. Para el fotógrafo, pareciera que cada vez que los estudiantes reciben un ataque “renacen fortalecidos”. “Con sus lanzamorteros en la mano y sus caras tapadas con alguna mascarilla, se han convertido en un símbolo de la resistencia contra el régimen”, sostiene.
El pasado 20 de abril turbas paramilitares invadieron los terrenos de la Catedral Metropolitana de Managua y avanzaron contra los muchachos que se encontraban exigiendo la derogación de las reformas a la seguridad social. Las turbas disparaban con morteros y armas de fuego y los jóvenes corrieron a refugiarse al templo, cuenta Roberto Fonseca, autor de esta fotografía. La joven de la foto estaba nerviosa y gritaba, mientras de afuera les llegaban los sonidos de los disparos, recuerda. Ese viernes se vivió el terror de la represión y entre las víctimas de las fuerzas del Gobierno estuvo el pequeño Álvaro Conrado, de 15 años de edad, quien llegó a escondidas de sus padres para llevar agua a los universitarios que se manifestaban en el sector de la Catedral.
Para Uriel Molina, esta fotografía es importante porque además de dejar en evidencia el uso de fuerzas parapoliciales, fue tomada “el día que la gente perdió el miedo”, el pasado 11 de mayo. Era mediodía y él regresaba al Diario LA PRENSA luego de un recorrido por el mercado Oriental, donde los comerciantes estaban preparados para defender sus tramos tras haber recibido amenazas de saqueo. “Entonces encontramos en los semáforos de la Robelo que venía una caravana; pero fue sorprendente ver que solo eran civiles, vestidos con pasamontañas. Y de repente vi que a la cabeza, sobre un vehículo venía una persona con un fusil. Fue sorprendente. Sobre la Carretera Norte, a la par de la Ajax Delgado no había ningún policía. En ese momento ellos eran la ley y el orden. Parecía cosa de ficción”, relata el fotorreportero. Esa caravana —afirma Molina— pasó poco después por el Oriental, pero los comerciantes del mercado emboscaron los dos vehículos que quedaron rezagados y quemaron una camioneta que iba remolcada. “Fue la culminación del terror”, considera el fotógrafo. “Trataron de atemorizar a la población pero no lo lograron, la gente demostró ese día que había perdido el miedo”.
Los “árboles de la vida” que tanto le gustan a la primera dama y vicepresidenta, Rosario Murillo, se convirtieron en “el nuevo caballo de Somoza” y han sido derribados a lo largo y ancho de Managua, donde antes de la insurrección de abril había alrededor de 140 “arbolatas” o “chayopalos”, como ahora les llaman los ciudadanos. Esta “fogata” sobre el cadáver de un “árbol de la vida” se realizó en la Rotonda Universitaria el pasado 11 de mayo, donde hoy solo queda el monumento a Rigoberto López Pérez, cuenta Manuel Esquivel, fotorreportero y autor de esta fotografía.