Los 13 años de José Adán Aguerri al frente del Cosep. ¿Cómo duró tanto tiempo?

Perfil, Reportaje - 07.09.2020
Jose Adan Aguerri

José Adán Aguerri nació en una familia del negocio de los cines en Nicaragua. No es un empresario con un gran capital, pero estuvo más de 13 años al frente del grupo empresarial más poderoso de Nicaragua. ¿De dónde proviene su poder?

Por Julián Navarrete

En una de las paredes de la casona del Consejo Superior de la Empresa Privada están colgados los retratos de los 15 expresidentes de esta gremial empresarial que se fundó hace 48 años. El sol de este mediodía alumbra directo a las fotos donde se distinguen exministros, grandes empresarios y productores, e incluso un expresidente de Nicaragua.

“El retrato que va a seguir faltando es el de una mujer en esa pared”, dice José Adán Aguerri, de 58 años de edad, mientras señala el espacio vacío. Se refiere a que actualmente no existe ninguna empresaria que haya mostrado en público sus aspiraciones a ser la presidenta de este gremio.

Aguerri tiene 13 años de estar al frente del Cosep, los mismos que Daniel Ortega como mandatario de Nicaragua. Se ha reelegido 11 veces. Las 10 primeras por un año y la última fue por este período de tres años. En estos días que se acaba su mandato, ha pospuesto durante varias semanas el anuncio de si va a aspirar por duodécima vez al cargo o si se apartará para dar paso a un nuevo rostro entre los empresarios.

Cuando se le pregunta por qué no está su retrato colgado en la pared de este corredor, él dice que es porque solo se ubican cuando terminan sus períodos. “Además, en la foto anterior salgo joven y un poco más gordito”, dice bromeando, algo que no suele ser común en las entrevistas de Aguerri.

Se le nota un cambio que no solo es en su aspecto físico: luce más delgado, relajado, saludable. También hoy muestra más apertura con los medios de comunicación y está más abierto a las críticas, según algunos empresarios consultados para este perfil. “Está en campaña. Primero para quedarse en el Cosep y después para lanzarse a la arena política, donde quiere hacer carrera”, dice Ximena González, presidenta del Instituto Nicaragüense de Desarrollo y secretaria de la junta directiva del Cosep.

La incursión en la política no sería novedosa para Aguerri, quien durante 11 años fue uno de los más férreos defensores del acuerdo que los empresarios mantuvieron con el régimen de Daniel Ortega, que les permitió a sus miembros ocupar puestos en instituciones públicas e incluso colaborar y avalar un alto porcentaje de leyes en la Asamblea Nacional. “No se trata de poder, sino de incidencia”, dice a finales de julio, sentado en la sala de conferencias del Cosep.

Roto ese modelo en abril de 2018, Aguerri ahora se encuentra en la acera de enfrente con la opositora Alianza Cívica, grupo seleccionado por la Iglesia católica para dialogar con Daniel Ortega a raíz de la crisis política de 2018. Acaba de ser reelecto por un año más en su consejo directivo y forma parte de un grupo de trabajo que elabora las reformas electorales “que se necesitan en el país”.

El otro sombrero que tiene Aguerri es en un gremio centroamericano. Un empresario me dijo que el poder dentro del Cosep no lo soltará aunque decline en su candidatura a la presidencia. Desde principios de este año se hizo una propuesta de reformas en el Cosep que le quitan poder al presidente y se lo otorgan al director ejecutivo, cargo al que aspiraría Aguerri. “Lo que se está preparando es el camino para que José Adán (Aguerri) mande desde abajo, desde el cargo de director ejecutivo”, dice el empresario.

“Siempre seré Cosep”, confía esta mañana, vestido con una camisa manga larga celeste, un pantalón oscuro y zapatos negros. Por este cargo no recibe dinero y tampoco aclara cuáles son sus empresas de donde obtiene sus ingresos. Es por eso que cuando uno lo mira dar orientaciones, sugerencias o comentarios a los miembros de su equipo no puede dejar de preguntarse cómo se ha mantenido en el poder empresarial durante tantos años y qué lo motiva a seguir en este puesto.

María Lena, la mayor de los Aguerri Chamorro. José Adán Aguerri, presidente del Cosep. Juan Carlos "Chanito" Aguerri, director y gerente de El Mercurio. Fernando Aguerri, Gerente de país de La Geo. Roberto realiza proyectos independientes. "La fama es algo que trasciende generaciones y lo vemos de una manera positiva, cada uno vive la vida que quiere", dice su padre.

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El cine y la política han marcado la vida de José Adán Aguerri Chamorro. Primero porque su padre, José Adán “Chanito” Aguerri Hurtado, fue un empresario exitoso del negocio de los cines en Nicaragua. Su abuelo junto a su padre fueron los que fundaron el Teatro Aguerri, el primero en Nicaragua.

Antes de que los sandinistas tomaran el poder en 1979, esta familia llegó a tener al menos 20 salas de cine en toda Nicaragua. Esto la ubicaba en una buena posición social, al punto de que el primer Chanito fue cercano de Hope Portocarrero, esposa de Anastasio Somoza Debayle, el último de la dinastía.

En 2020 prefiere hablar de su lado materno. Su abuelo Humberto Chamorro fue un opositor de Anastasio Somoza García y por eso fue encarcelado y golpeado hasta casi morir por involucrarse en la insurrección de abril de 1954. Durante su encarcelamiento, Humberto fue autorizado para operarse fuera del país y él prometió que una vez terminara la intervención quirúrgica no se quedaría exiliado, sino que regresaría a cumplir su condena en Nicaragua.

“Así lo hizo”, dice José Adán, blanco, pequeño, con un gran parecido a su padre, y explica: “ese compromiso con el país y con la palabra. El compromiso con sus ideales me marcó, no solo a mí sino a toda mi familia”.

José Adán se bachilleró en el Colegio Centro América en los primeros días de la insurrección que se vivió a finales de 1978. Fue un estudiante opositor de entonces y para proteger sus vidas, su familia decidió exiliarse, primero en Inglaterra y años más tarde en Estados Unidos y México.

Se graduó en Economía en la Universidad de Luisiana, cuyo equipo de futbol americano todavía sigue muy de cerca. “Este año anda alegre porque ganó el campeonato el equipo de Luisiana”, dice su excuñado César Zamora, presidente de la Cámara de Energía, que casi a diario lo llama para hablar de deportes.

Zamora lo conoció en el Colegio Centro América, donde José Adán siendo algunos años mayor lo escogió para jugar en un equipo de beisbol. “Yo lo recuerdo porque en ese momento yo era bueno en futbol y José Adán, siendo yo un chavalito, me dio la oportunidad de jugar beisbol”, recuerda Zamora.

Con la generación de su bachillerato continúa reuniéndose cada cinco años. De ese grupo es Sucre Frech Zablah, hijo del famoso narrador deportivo, quien lo metió en la Cámara de Comercio en 2005. Ahí José Adán tuvo un ascenso meteórico: en nueve meses se convirtió en presidente de la cámara y vicepresidente del Cosep. En dos años llegó al frente de esta institución, hasta el día de hoy.

En esta foto está toda la familia Aguerri Chamorro. Sus padres sentados, y él, primero de derecha a izquierda, con sus hermanos de pie.
Foto:Archivo

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El cinco de septiembre de 2013, José Adán Aguerri estuvo en el centro del poder económico y político del país. Aquel día se celebró la cuarta reunión desde 2007 entre el gobierno y los empresarios más grandes de Nicaragua. Fue fotografiado entre la pareja presidencial, Daniel Ortega y Rosario Murillo, y los dos magnates más grandes del país, Carlos Pellas y Ramiro Ortiz.

La fotografía es la que mejor sirve para ilustrar su papel dentro de este modelo político y económico que hubo hasta 2018: bisagra entre los acuerdos y problemas que surgían en ambos bandos. Aquella noche en la Casa de los Pueblos, Aguerri celebró las 68 leyes que se habían aprobado y los 39 esquemas que existían en consenso entre los empresarios y el estado, “lo que ha facilitado atraer la inversión”.

Carlos Pellas, presidente del grupo más grande del ron y azúcar de Nicaragua, estaba de acuerdo: “secundando lo que decía Ramiro (Ortiz), yo soy un total creyente de este proceso, creo que ha servido enormemente para reconciliar a la familia nicaragüense”.

Pellas y Ortiz, presidente del grupo financiero regional Promerica y Banpro, son dos de los 11 empresarios más poderosos del Cosep que tienen los cargos de consejeros. Para Ximena González, presidenta del Inde, es un secreto a voces que las posiciones de Aguerri dentro del Cosep obedecen a estos empresarios. “No solo lo digo yo, sino que toda Nicaragua lo sabe: José Adán es prácticamente un operador de ellos dos”, expresa González.

Con el respaldo de estos empresarios las cámaras siempre han cerrado filas para que José Adán siga al frente del Cosep. “Por eso no suelta la silla. Eso es lo que estamos viviendo en este momento de elecciones. Los directivos de estos empresarios están llamando a las cámaras para pedir el apoyo del candidato que maneja la misma línea que tiene José Adán”, asegura González.

Un empresario me dijo que al inicio de su carrera contó con el apoyo del Grupo Uno, al que perteneció Banco Uno, lugar en el que trabajó Aguerri antes de ocupar el puesto de presidente del Cosep.

—Se dice que el Cosep representa al gran capital nicaragüense. ¿Eso lo hace sentir poderoso? —le pregunto a José Adán.
Ese es uno de los mitos: que el Cosep representa a los grandes capitales. Yo siempre he dicho que ellos (los poderosos) no necesitan de las cúpulas gremiales para tener comunicación con los gobiernos de turno. Los grandes no están a este nivel. Lo que nosotros hicimos fue darles voz a los pequeños. Representamos a los que no tienen oportunidad de tocar las puertas para que les den respuestas.

Una de las medidas que se tomaron para fortalecer al Cosep en 2006, cuando Aguerri era vicepresidente, fue integrar a los grandes empresarios. La otra fue ampliar la organización con nuevos negocios y cámaras. “Esta organización creció 10 veces más en estos años. Duplicamos el número de organizaciones”, confiesa Aguerri, orgulloso.“Esta unión nos permitió que, si venía un ataque del gobierno, nosotros respondíamos en grupo. Fue un mecanismo de defensa y ofensiva. Nos unimos, nos consolidamos y crecimos”, manifiesta Aguerri.

Un empresario me dijo que el incremento de socios también sirvió para tener una masa de votantes que le garantizaban las reelecciones a Aguerri. “Los miembros de estas cámaras creen que le deben favores por haberlos integrado al Cosep”, refiere el empresario.

José Adán en medio de la pareja en el poder y dos de los empresarios más ricos del país. Foto: tomada de El 19 digital

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Un disparo al vidrio de su camioneta confirmó que la relación entre José Adán Aguerri y el régimen de Ortega está rota. El siete de septiembre de 2019 el vehículo en que viajaba el líder empresarial fue atacado por hombres del Frente Sandinista cuando salía de León, al occidente del país, donde llegó como miembro de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia para acompañar al dueño de una radio confiscada.

El 16 de abril de 2018, dos días antes del estallido social, el Cosep rompió el acuerdo con el gobierno, al no ser tomado en cuenta en las reformas a la seguridad social en Nicaragua. “No solo rompimos, sino que nos retiramos de todos los espacios en los que estábamos sentados”, dice Aguerri.

Hasta 2018 los empresarios ocupaban puestos en instituciones público-privadas, ministerios, agencias gubernamentales y comisiones de inversiones. El propio Aguerri era miembro del consejo directivo del Banco Central, de la Empresa Administradora de Aeropuertos y de la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras.

¿Se ha perdido ese poder o incidencia, como le llama usted, que tenía el Cosep en el país? —le pregunto.
En el ámbito centroamericano no. En Nicaragua, estamos planteando cuáles son las medidas y propuestas. Con relación a antes de abril de 2018 los resultados no son los mismos, pero de que nos escuchan, nos escuchan...

—¿Qué sintió el 18 abril cuando miró que las violaciones de derechos humanos romperían definitivamente ese modelo?
Lo que duele es que todo ese esfuerzo que había permitido reducir el nivel de pobreza, generar empleos, atraer inversión, posicionarnos en el mapa internacional, se haya perdido con rapidez por las violaciones o la respuesta a una situación de un sector de la población.

—¿Qué falló?
Si haber ido en otra dirección hubiera evitado que muriera un nicaragüense, por supuesto que hubiéramos escogido esa otra dirección. Falló no habernos sentado con todos los sectores de la sociedad, creo que ha sido una lección aprendida. Otro error es que en la nueva Nicaragua debe haber la apuesta a la institucionalidad y el desarrollo económico.

Las voces que decían que este modelo no era viable se escuchaban incluso desde fuera del país. Cuando todavía era presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada de El Salvador (ANEP), Luis Cardenal Debayle, salvadoreño de padres nicaragüenses, dijo el 10 de mayo de 2017 al periodista Carlos Fernando Chamorro, director de Confidencial, que este “modelo no era sustentable en largo plazo”.

“¿Cuánto tiempo va a ser hasta el momento que la sociedad ya no aguante tanta corrupción, para que reaccione? Y cuando reaccione vas a volver a tener, ¡Dios no quiera!, otra guerra civil, otro conflicto armado que va a dar al traste con tus inversiones”, dijo Cardenal 11 meses antes de que estallara la crisis política en Nicaragua.

Tres años después Cardenal dice que “siempre existe la tentación para los empresarios de querer gravitar alrededor del poder. Se han dado casos, en donde algunos se han acercado al poder para ser exitosos, o para beneficiarse de los favores y de las mieles del poder, pero hay que entender que serán muy, muy pocos, los que pueden hacerlo”.

El ingeniero Roberto Urroz, expresidente de la Confederación de Asociaciones Profesionales de Nicaragua, dice que el acuerdo entre los empresarios y el gobierno terminó de la misma manera que debería acabar la presidencia de José Adán Aguerri.

El disparo al vidrio de su camioneta el año pasado. Foto: Óscar Navarrete

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Todas las mañanas José Adán Aguerri sale a correr. Siempre le ha gustado hacer ejercicio y desde hace unos meses le sirve para bajar de peso. Luego divide su tiempo entre la presidencia del Cosep, la Alianza Cívica o el comité centroamericano. En los tres dice estar disponible las 24 horas del día y los siete días de la semana.

“José Adán es una fiera para trabajar”, expresa César Zamora, su amigo. “Yo creo que él todavía está desarrollándose y estoy seguro de que le irá bien donde quiera que vaya porque es supertrabajador y dedicado”, agrega.

Hilda Chamorro, su madre, dijo que siempre fue “serio, medido, enfocado en sus actividades; inclinado a los estudios, disciplinado y selecto a la hora de hacer amistades”.

Una de las razones por las que siempre se reelige es porque nadie está dispuesto a trabajar tanto como él. “Ningún empresario le dedicaría tanto tiempo al Cosep porque tienen que velar por sus empresas. Pero como José Adán solo tiene Cosep, entonces le puede dedicar todo el tiempo”, asegura Ximena González, presidenta del Inde, y agrega que “José Adán ha llegado al gremio para hacer una carrera personalista”.

González es secretaria del Cosep pero no ejerce funciones más que las mínimas porque Aguerri le dijo, cuando le pidieron trabajar como órgano colegiado, que él tiene su propio equipo de trabajo interno con el que trabajaba y confiaba. “Prácticamente la junta directiva está pintada en la pared”, manifiesta González, que no duda en decir que Aguerri “promueve con su actuar las prácticas de los caudillos”.

—Una de las críticas es que usted está al frente de los empresarios, pero no es empresario. ¿Cómo responde a esto?
En primer lugar, somos empresarios los que no trabajamos en el sector público. En segundo lugar, lo que yo tengo como empresa estando en un puesto como este, siempre lo he protegido. Jamás voy a decir de qué empresas soy socio. El día que lo haga quedo expuesto con las autoridades de turno. Eso es lógica elemental. El empresario que se vaya a sentar en esta silla y le metan el primer embargo, vamos a ver qué pasa.

En la noche, antes de acostarse, mira una película en su casa, pues siempre tiene la pasión por el cine. Hace unos meses se casó por segunda vez y junto a su esposa están criando a tres niños. “Mi familia siempre me reclama tiempo”, asegura. En estos días escribe los guiones de los videos explicativos que publica el Cosep todos los lunes sobre el nuevo coronavirus. Este mediodía, mientras el fotógrafo dice que ya tiene listo el encuadre, José Adán Aguerri se muerde los labios pensando sobre qué tema hará el video de la próxima semana.

Junto a Laureano Ortega, hijo de
Daniel Ortega y encargado de la agencia de inversiones ProNicaragua, antes de 2018.
Foto: Archivo

¿De dónde los Chanito?

A José Adán y su hermano Juan Carlos les dicen Chanito. Este apodo lo heredaron de su padre, José Adán Aguerri Hurtado, por simple casualidad. En 1953 en una calle de Managua, cerca del Teatro Margot, se reunía un grupo de muchachos en la casa de Telma Rosales. Todos jugaban naipes y de repente Aguerri hizo una jugada bandida. “Este es un Chanito, ¡se nos aparece en todos lados!”, dijo Rosales al mirar a su amigo, cuando levantó sin querer un dos de bastos negro del naipe.

Hermano “chabacano”

Uno de sus hermanos es Juan Carlos Aguerri, dueño del semanario El Mercurio, una publicación que en su inicio explotaba el morbo por los crímenes y el sexo. Tiene apenas un año menos, pero tiene la personalidad opuesta: hablador, populacho y espontáneo. “Yo fui un chavalo vago, todos eran sociables, pero yo siempre fui el más chabacano, no sé, siempre fue así”, comentó sin problemas a la revista Magazine en 2011.

“Juan Carlitos siempre ha sido tremendo, ese es un chavalo chispa”, dijo su madre, doña Hilda Chamorro. “Nos salió tremendo, pero es un buen muchacho”.

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