Aunque murió un año después, Julia García nunca supo que su hijo Anastasio Somoza García fue asesinado a tiros. No se inmiscuía en política y vivía metida en su reino: la hacienda El Porvenir
Por Redacción Magazine
Fumaba chilcagre y se ponía a jugar desmoche con los trabajadores de su hacienda. Delgada y ágil, se levantaba todos los días a las 4:00 de la madrugada para supervisar los trabajos en su hacienda El Porvenir, en San Marcos, Carazo. Así era Julia García, la madre del dictador Anastasio Somoza García.
Nunca contaba chistes y tenía un carácter fuerte, rígido. Cuando sus bisnietos la visitaban se sentían “como asustados”, recuerda uno de ellos, Álvaro Somoza Urcuyo, hijo del expresidente Luis Somoza Debayle.
“Con nosotros era cariñosa. Nos regalaba caramelitos, miel, cositas. Lo que nos asustaba era que fumaba y no veíamos fumar a muchas personas femeninas en esa época”, le dice Somoza Urcuyo a la Revista MAGAZINE.
A Mamá Julia, como se le llamaba cariñosamente, no le interesaba la política, a pesar de que su esposo, Anastasio Somoza Reyes, fue senador por los conservadores a inicios de los años 1900, y que su hijo, Anastasio Somoza García, fue presidente de Nicaragua entre 1937 y 1956.
Lo de ella era su hogar y su hacienda, donde cultivaba miel, café, chayotes, achiote, flores, leche, crema, queso, pinos, árboles. Además, criaba animales como vacas, venados, gallinas, cerdos y tenía jaulas llenas de pájaros. Igualmente, acostumbraba hacer almíbar, pan, puros, rosquillas, nacatamales y chicha.
A los venados que criaba, los liberaba cuando llegaban a adultos y estaba en contra de la caza, porque se imaginaba que podían matar a los venados que soltaba, cuenta su nieta Lillian Somoza, en una entrevista con el escritor Gabriel Traversari.

Lillian también relata que Julia García hacía pan especialmente para su gato. Y luego hacía más pan para las muchachas que le ayudaban en la casa. Solía tener hijas de crianza, a las cuales sacaba casadas.
La hacienda El Porvenir era como el “reino” de Julia García, donde tenía “una casa muy bonita, de grandes corredores, con un jardín maravilloso y un patio de cal y canto donde secaban el café”, le contó su sobrina nieta María Luisa Alfaro a la revista 7 Días en 2009.
Lea también: Los días en El Porvenir
Usaba siempre vestidos enteros, jamás faldas. No se quitaba un delantal en el que cargaba maíz y trigo para darles de comer a los pájaros. Además, cojeaba de una pierna y caminaba apoyándose en la punta de uno de los pies.
Muy católica. Todos los días rezaba el rosario y los 3 de mayo de cada año celebraba el Día de la Santa Cruz. En la finca El Bosque, que quedaba cerca de La Conquista, la familia tenía una ermita, a la orilla de un río, y ahí celebraban una Cruz que un sacerdote le había traído de El Vaticano.
Por la mañana había misa y al mediodía repartía carne y golosinas entre los campesinos. Al morir Julia García, la tradición la siguió su nieto José Rodríguez Somoza, hasta que casi toda la familia se fue de Nicaragua en 1979.
***
Nacido en Cartago, Costa Rica, el 12 de julio de 1845, Luciano García Bonilla era un comerciante que viajaba con su mercancía en mulas y llegó a Potosí, Rivas, aproximadamente en el año 1862 y ahí conoció a una joven de nombre Gregoria Chavarría.
Se casaron al poco tiempo de ser novios y se trasladaron a vivir a San Marcos, Carazo, donde procrearon 12 hijos, siendo Julia una de las primeras en nacer.
La infancia de Julia García transcurrió en una hacienda de sus padres, en San Marcos, que se llamaba La Concepción de María y que luego fue propiedad del coronel de la Guardia Nacional, Pedro Nolasco Romero.
La tragedia asomó en su vida muy joven cuando perdió a sus dos padres y se dedicó a criar a sus hermanos menores. Para sostenerse económicamente, fue maestra y enseñaba las primeras letras.
Fue en esos días, poco antes de 1883, cuando conoció a un hacendado caficultor muy rico, Anastasio Somoza Reyes, con quien se casó y él le ayudó en la crianza de sus hermanos más pequeños.
Julia García pasó de vivir en la hacienda La Concepción de María a vivir en la hacienda El Porvenir, propiedad de su esposo, y donde ambos vivieron el resto de sus vidas. Somoza Reyes murió el 2 de enero de 1926 y Julia García el 20 de noviembre de 1957.
Durante el matrimonio procrearon cinco hijos: Josefina, Amalia, Anastasio, Julio y Ernestina, esta última fallecida cuando era una niña.

El matrimonio Somoza García era muy adinerado, cuenta el bisnieto Álvaro Somoza Urcuyo. En 1925, un año antes de morir, Somoza Reyes le heredó todo a su esposa Julia García, incluidas cuatro fincas de café: El Porvenir, de 124 manzanas; El Llano, de 40 manzanas; La Pita, de 121 manzanas y El Bosque, de 92 manzanas.
Lo que no tenían los Somoza García era abolengo, explica Somoza Urcuyo, porque se trataban de gente de campo, clase media alta, pero trabajadora. No tenían la alcurnia de otras familias, como los Sacasa, Debayle, Chamorro, Zavala, entre otras, de donde surgían los presidentes de Nicaragua.
El único familiar de los Somoza que había adquirido fama fue Bernabé Somoza, pero no por prestigio, sino porque era considerado un bandolero feroz durante un período histórico de Nicaragua en el que predominaba la anarquía, entre 1821 y 1849, durante las guerras intestinas por alcanzar el poder entre los timbucos (conservadores) y calandracas (liberales).
El realce de la familia Somoza llegaría a través del tercer hijo de Anastasio Somoza Reyes y Julia García: Anastasio Somoza García, el fundador de una dinastía que gobernó Nicaragua entre 1937 y 1979.
***
El carácter fuerte de Julia García lo heredó de su padre, el costarricense Luciano García Bonilla. Un familiar, que pide el anonimato, indica que la mayoría de los García que provienen de esa rama son personas “mandonas” y “arrechas”, a como se les denomina en Nicaragua a quienes son propensos al enojo.
A Julia García le gustaba ser obedecida y respetada, aunque no abusaba de su posición y autoridad, le contaron familiares a la periodista Helena Ramos, de la revista 7 Días.
Sin embargo, el tercer hijo de los Somoza García, Anastasio, no salió así, sino que desde niño fue una persona “jovial y chilero”, cuenta un familiar a la Revista MAGAZINE.
Anastasio Somoza García llegó al mundo el primero de febrero de 1896, en la casa de la hacienda El Porvenir, donde Julia García dio a luz a sus cinco hijos.
El hogar de los Somoza García, cuenta Ternot MacRenato en su libro Un dictador made in USA, era un lugar normal, feliz y tranquilo.
En 1909, los conservadores convocaron al servicio militar, en contra del liberal José Santos Zelaya, a todos los hombres que trabajaban en la finca de Anastasio Somoza Reyes, y ahí se fue el mecánico que manejaba el molino de la hacienda El Porvenir. Ante la situación, a los 13 años de edad, Somoza García se ocupó del puesto dejado por el mecánico.
Sus padres lo mandaron a estudiar a los principales colegios de Managua, Granada y León, afirma su biógrafo Enrique Aquino. Se bachilleró en el Instituto Nacional de Oriente, donde habría recibido clases impartidas por el profesor Marco Antonio Ortega, abuelo paterno del ahora dictador Daniel Ortega Saavedra.
Lea también: La historia de Bernabé Somoza, el tío abuelo del primer dictador
Algunos historiadores dudan que Somoza García haya logrado bachillerarse, entre ellos Ternot MacRenato.
En 1913, Somoza García embarazó a una empleada doméstica de su casa. Ese incidente hizo que sus padres lo enviaran a estudiar a Filadelfia, Pensilvania, donde después se graduó como perito mercantil, el equivalente a lo que hoy se conoce como administración de empresas.
Aunque Julia García no opinaba sobre nada de lo que ocurría fuera de la hacienda El Porvenir, especialmente si era de política, ocurría todo lo contrario sobre lo que acontecía dentro de los linderos de su hacienda. Ahí ella mandaba.
Inicialmente estuvo de acuerdo en mandar a su hijo a Filadelfia, pero luego Julia García lo obligó a reconocer al hijo y ella misma se hizo cargo después de la crianza, llevándolo a vivir a El Porvenir.
Algunos escritos señalan que la empleada que resultó embarazada se llamaba Claudia Rodríguez, y el hijo es José Rodríguez Somoza, quien llegó a ser conocido como Papá Chepe. Sin embargo, MacRenato y otros historiadores señalan que la mujer se llamaba Claudia Sánchez, y fue expulsada de El Porvenir cuando se conoció del embarazo.
Sánchez se habría casado luego con un hombre de apellido Rodríguez, y por eso el primogénito de Somoza García llevaba ese apellido. José Rodríguez Somoza siempre estuvo pendiente de su abuela, porque llegó a tener una finca cerca de El Porvenir, y siempre la pasaba viendo.
En Filadelfia, Somoza García conoció a Salvadora Debayle Sacasa, hija del médico leonés Luis H. Debayle --muy estimado entre la sociedad leonesa y a quien apodaban “El Sabio” por sus conocimientos sobre la medicina-- y de Casimira Sacasa, hija del expresidente de Nicaragua, Roberto Sacasa.
Como en esos días estalló la Primera Guerra Mundial, Julia García estaba muy preocupada por su hijo, ya que corría el riesgo de ser reclutado por el ejército de los Estados Unidos. A petición de ella, Anastasio Somoza Reyes le mandó una carta a su hijo pidiéndole que regresara a Nicaragua, pero Somoza García no quiso, alegando que debía terminar lo que estaba haciendo. En realidad, explica MacRenato, la razón era que no quería dejar de ver a la joven Salvadora Debayle.

Para casarse con Debayle, Somoza García debió enfrentar el obstáculo de que la familia de la joven no lo aceptaba por razones sociales. Los padres querían casarla con un joven dentista, de su misma clase social.
Álvaro Somoza Urcuyo rememora una anécdota que hizo posible el casamiento. Un tío paterno de Somoza García, Enrique María Sánchez, era muy adinerado y le había prestado dinero al sabio Luis H. Debayle, quien le iba pagando en cuotas.
Al conocer por boca de su propio sobrino que los Debayle Sacasa se oponían a la boda, y como quería mucho a Somoza García, se fue donde el sabio Debayle a cobrarle el préstamo. Este último se mostró extrañado por el cobro, pero Sánchez le indicó que, si su sobrino no era bueno para ellos, su dinero tampoco lo era.
Salvadora Debayle y Anastasio Somoza García se casaron el 31 de agosto de 1919, cuando él tenía 23 años y ella 24.
***
Cuando su hijo se convirtió en presidente de la República, la invitaba a que llegara a Casa Presidencial en la loma de Tiscapa, pero Julia García era tan ajena a la política que pocas veces se alojó en la misma.
Prefería que fuera su hijo quien la visitara en El Porvenir, adonde cada vez que llegaba le cocinaba y lo actualizaba de las noticias de la zona.
Anastasio Somoza García había logrado hacerse presidente gracias a diversos factores, especialmente porque tenía familiares en altos cargos públicos.
Primero, en 1925, su tío Albino Román y Reyes, entonces ministro de Finanzas, lo nombró administrador de rentas en León, donde también llegó a ser jefe político.
Luego, aprovechando que dominaba perfectamente el inglés, se convirtió en el intérprete del general liberal José María Moncada cuando a este le correspondió conversar en Tipitapa, en lo que se conoció como El pacto del Espino Negro, con el enviado por Estados Unidos, Henry L. Stimson, que puso fin a la Guerra Constitucionalista en 1927.
Su cercanía con Moncada, con quien también tenía cierto parentesco, continuó cuando este último se convirtió en presidente y eso lo ayudó a relacionarse con el ministro estadounidense Matthew Hanna y su esposa, lo cual le facilitó que fuera nombrado viceministro de Relaciones Exteriores en 1930, para después convertirse en ministro.
Desde su creación en 1927, la Guardia Nacional había estado bajo el mando de los marines norteamericanos, pero en 1933 salieron de Nicaragua, y el presidente Moncada nombró a Somoza García como el jefe de la Guardia.

A partir de ese momento, Somoza García inició una carrera por alcanzar la presidencia y para ello ordenó el asesinato del guerrillero Augusto C. Sandino en febrero de 1934 y posteriormente le dio golpe de Estado al presidente liberal Juan Bautista Sacasa, tío materno de su esposa Salvadora Debayle.
En 1937 llegó a la presidencia.
Mientras eso ocurría, Julia García vivía ajena a todo en El Porvenir. Aunque no consideraba que lo necesitaba, su hijo le puso a 15 guardias en la casa para que la cuidaran. Lo que ella hacía era agarrar a todos los guardias como si fueran sus hijos y los mandaba a hacer cosas de trabajo en la hacienda.
Desde que su esposo murió en 1926, Julia García se había hecho cargo de la hacienda El Porvenir. Su bisnieto Álvaro Somoza Urcuyo afirma que era una mujer adelantada para su época y que no le rehuía al trabajo.
A pesar de que vivía alejada del ruido político, las acciones de su hijo le afectaban. Tanto su familia como la de su fallecido esposo, Anastasio Somoza Reyes, era conservadores. Y su hijo se había hecho liberal.
Además, en su camino hacia el poder, Somoza García no respetó ni a sus familiares. Al que se le oponía, lo echaba preso.
Su tío materno, Luciano García Chavarría, le reclamó en una carta: “Aun cuando me has tratado como el peor enemigo, hasta el grado de ser tu prisionero, la voz de la sangre se alza en mí… Me duele mucho verte convertido en el blanco de los odios del 80 por ciento de los nicaragüenses. Y que el 20 por ciento está: un cinco por ciento de corazón y el otro 15 por ciento por las inmensas gangas que consigue al amparo de tu bondad”.
En la carta, con fecha de diciembre de 1946, cuando Somoza García insistía en ser candidato presidencial nuevamente, el hermano de su madre le pide que no se ciegue y que se aparte de quienes le adulan, porque no se daba cuenta que aún dentro de la Guardia Nacional había quienes ya no lo querían en el poder.
Las diferencias políticas, especialmente porque Luciano García Chavarría veía que su sobrino era un dictador, arruinaron las relaciones con su hermana Julia García, al punto que no se visitaban.
***
Para 1956, Anastasio Somoza García se preparaba nuevamente para ser reelecto en la presidencia. Pero, el 21 de septiembre de ese año, cuando el dictador llevaba 17 años como presidente, Rigoberto López Pérez le propinó cinco balazos en la fiesta en que se celebraba su nominación en León.
Somoza García murió ocho días después en un hospital de Panamá. Su madre asistió a los funerales, pero no le dijeron que había sido asesinado, sino que había muerto producto de un accidente automovilístico.
Julia García tenía ya varios años padeciendo de dolencias del corazón y la familia consideró que decirle que le habían matado a su hijo sería un golpe muy fuerte. Desde entonces, la familia procuraba que nadie en El Porvenir hablara de la muerte de Somoza García.
Julia García había sufrido la muerte temprana de sus padres y desde 1926 había quedado viuda. Sufrió también la muerte a temprana edad de su hija Ernestina. Luego la de sus otros hijos: Josefina, Julio y Anastasio. La única que le quedaba era Amalia.
Igualmente, de todos sus 11 hermanos, solo le quedaba vivo el menor, Luciano García Chavarría, los demás habían fallecido también.

Poco más de un año después de la muerte de Anastasio Somoza García, minutos antes de las 2:00 de la tarde del 20 de noviembre de 1957, murió también Julia García, a la edad de 94 años.
Ese día se suspendió el campeonato de beisbol y también varias otras actividades. Los periódicos se llenaron de odas a la abuela del entonces presidente Luis Somoza Debayle.
Los funerales fueron concurridos, especialmente por los campesinos que trabajaban o vivían alrededor de El Porvenir. Asistió también su hermano Luciano García Chavarría.
Años más tarde, el poeta Beltrán Morales, con el sesgo de que era afín a la revolución sandinista, y de que en los años ochenta se decía impunemente cualquier cosa en contra de los Somoza, le dedicó unos versos en el Poema para doña Julia García:
Sí supimos que, al fin y al cabo
Fuiste abnegada y matronal.
¡Pero tú pariste a la Bestia!
Julia García, Sandino y Pedro Joaquín Chamorro
A través de su hermano Luciano García Chavarría, Julia García tuvo cierta relación indirecta con el guerrillero Augusto C. Sandino y con el director mártir de La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.
Luciano García Chavarría se casó con Blanca Mendieta, con quien procreó 14 hijos. Pero, antes, había tenido dos hijos de un matrimonio anterior. Además, tuvo cuatro hijas más fuera de matrimonios. 20 hijos en total.
Lea también: Margarita Calderón, la madre del general Sandino
Una de las hijas fuera de matrimonio fue Carmen, con una mujer que vivían entre San Marcos y Masatepe. Otra fue Gregoria, con una mujer de La Concha, Masaya. Una tercera fue Ester, de Managua, y la cuarta fue Manuela, a quien procreó con Margarita Calderón, la madre de Sandino.
De tal forma que Augusto C. Sandino era hermano de una prima del hombre que ordenaría su asesinato el 21 de febrero de 1934.
Manuela Calderón García nació en 1905, pero sus hermanos paternos no se dieron cuenta de su existencia sino hasta 50 años después. Manuela fue madre de Esperanza Calderón Zambrana, quien a su vez es la madre del padre Edwing Román Calderón, actualmente en el exilio, huyendo del régimen Ortega Murillo que lo persigue por haber apoyado a manifestantes en abril de 2018.

Por otra parte, la otra hija fuera de matrimonio de Luciano García Chavarría, Ester García se casó con Ernesto Cedeño y juntos procrearon a Leonel Ernesto Cedeño García, quien fue el padre de Harold Leonel Cedeño Aguirre, uno de los que participó el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el 10 de enero de 1978.