Magazine se impuso un reto: lograr que doce artistas nicaragüenses, a los que no solemos ver de etiqueta, se enfundaran trajes a la medida y con actitud, escenarios y utilería se trasladarán a otras épocas.
Este es el resultado.
Por Anagilmara Vílchez Zeledón.
Fotos: Douglas López
La época en la que se pasean las curvas de Marilyn Monroe y la figura casi felina de James Dean se quedó atascada el restaurante The Diner, en Managua, donde posan para Magazine los integrantes de La Cuneta Son Machín.
Las cafeterías como esta eran en la década de los 50, el sitio de reunión y diversión de los jóvenes. “Jailhouse Rock”, de Elvis suena en la roconola, mientras de un lado a otro los meseros cargan hamburguesas y malteadas coronadas con crema batida. Además de la rebeldía que contagió a la juventud, fue este el tiempo de las revueltas por los derechos de los afroamericanos, la efervescencia del Rock and Roll, la época dorada del cine, el esplendor del Tupé y el inicio de la Guerra Fría. Los 50, son en cuanto a moda, una de las décadas más replicadas actualmente. Mujeres con la cintura ceñida como relojes de arena, faldas amplias y labios rojos. En el caso de los varones, un par de tirantes, pajaritas y zapatos bicolor Oxford (en sus distintas versiones) logran ese toque retro. “Actualmente se llevan los tres artículos tanto en ámbitos formales como más casuales”, asegura la asesora de imagen Marianela Lacayo, quien dice que los códigos de vestimenta pueden “relajarse” sin perder estilo.

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Es el tiempo de Charles Chaplin, de El Gran Gatsby, de Coco Chanel, Al Capone y Ernest Hemingway. Los años 20 fueron una década fértil para la música, la literatura y la pintura.
En cuanto a estilo, opina la asesora de imagen Marianela Lacayo: Los vestidos “cortos” y de corte recto, con brillos y tocados fueron lo característico de las mujeres de los años 20, estos vestidos llamados Charleston (que proviene de un baile que nació a principios del siglo XIX en Estados Unidos), influyeron en la moda en toda Europa. Fue un período para desprenderse de las prendas pomposas y embutirse en “algo más cómodo y que representaba la libertad de la misma (mujer)”, asegura.
Los hombres por su parte llevaban el sombrero Bombín, Coke o Derby, que “fue creado a mediados del siglo XIX”, explica Lacayo. Estos surgieron como una alternativa más adecuada “para montar a caballo”. Artistas los usaban, banqueros los usaban, andaban en las cabezas de todas las clases sociales. Actualmente el bombín ha sido rescatado en atuendos “de aires creativos, excéntricos o alternativos”, afirma Lacayo.
En la foto los artistas Otto de la Rocha y Georgina Valdivia, mejor conocidos por sus populares personajes: “Aniceto Prieto y la Lupita”

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Sacar muelas, extraer sangre del cuerpo de un cliente para “aliviarle” dolores insoportables e incluso realizar cirugías menores eran algunas de las tareas que los barberos desempeñaban en la antigüedad. El famoso cilindro erguido afuera de las barberías, sí, aquel que parece una barra de caramelo, surgió de los postes en los que el cirujano-barbero enrollaba las vendas sangrientas, aseguran algunas versiones.
Otras dicen que está inspirado en la imagen de un libro que data de 1658 y en el que se ve a un barbero practicándole una flebotomía a un paciente que en una de las manos tiene un bastón con una venda enredada alrededor. En lo que sí coincide la historia es en que el barbero, desde las sociedades paleolíticas primitivas hasta la Antigua Grecia y Roma, era una persona distinguida y respetada por su autoridad y sabiduría. Civilizaciones como la egipcia creían que “en el cabello residía el alma de la gente” y que al afeitarse se purificaban. Cortar el pelo, arreglar barbas y perfumar a los clientes eran funciones de los barberos. Los locales en los que lo hacían eran puntos de reunión para los hombres que filosofaban sobre temas de diversa índole.

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Daniel Cerna asegura tener en Managua la única réplica de una antigua silla para lustrar.La mandó a tallar hace 11 años y le costó 13,000 córdobas. Afuera del Hotel Intercontinental Metrocentro, Cerna trabaja en un oficio que personajes de la talla del futbolista Pelé, del expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva o del músico James Brown han ejercido. Diplomáticos, turistas y hasta el popular Clodomiro “El Ñajo”, que posó para esta edición de Magazine, se han sentado en su silla para darle brillo a sus zapatos.

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“El blazer es una prenda que existe desde el siglo XVIII, sin embargo, es a partir de 1960 que comienza a llevarse en colores vistosos. Combinados con pantalones de tela y prescindiendo de la corbata, para lo informal”, subraya Marianela Lacayo, asesora de imagen. El blazer tiene su origen en la marina y en los clubes náuticos, aseguran expertos. Los botones metálicos y el corte más casual le dan el toque sport y relajado.

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Bastón. Sombrero. Chaleco. Huele a “gentleman”, a dandi. Este último, un “hombre sofisticado y con gran sentido de la moda” lucía estos tres artículos como lo hace el músico Alejandro Mejía en esta foto.
“Actualmente el hombre ha prescindido del uso del sombrero, aunque otros diseños son llevados por los seguidores de la moda. El chaleco vuelve a tomar terreno en la moda y se lleva sobre todo de manera informal. Y el bastón ha pasado a ser una pieza o complemento de necesidad más que estético”, explica la asesora de imagen Marianela Lacayo. El sombrero hoy ha desfilado en pasarelas de marcas como Moschino, Monarchy o Z Zegna. Los intrépidos los usan. Un fedora o un bombín. Con corbata o pajarita.
