La madrugada del 23 de diciembre de 1972 es una que muchos nicaragüenses no olvidarán. Te contamos cómo vivieron el terremoto algunos personajes conocidos de las últimas cinco décadas.
Por Lucila Campbell
Hace 50 años, los habitantes de Managua vivián un día común y corriente, pero lo extraordinario empezó al atardecer con un crepúsculo rojizo que iluminó el cielo de la capital. A las diez de la noche, un sismo que no causó grandes daños, pero el de las 12:35 fue el que devastó todo.
Algunos personajes que han destacado en los últimos años en el país, relataron a MAGAZINE sus dramáticas experiencias durante el terremoto de 1972. Afirman que la Managua que muchos conocían desapareció. Tantas calles, esquinas, lugares famosos que fueron enterrados juntos a los recuerdos que los capitalinos tenían de esos lugares.
Las experiencias varían desde vivir el terremoto a bordo de su motocicleta en dirección a su casa, estar en una reunión de amigos pasando un rato agradable o haber estado realizando una protesta en la antigua Catedral de Managua.

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Edgard Tijerino, 78 años, periodista deportivo: "No sé qué hubiera pasado si yo hubiera estado comiendo en ese hotel".
En ese entonces el cronista deportivo era periodista del diario La Prensa. Iba a bordo de su motocicleta sobre una calle que colapsó en unas de las tantas réplicas del terremoto. Ahora se le conoce como Ciudad Jardín. Se dirigía a la casa donde habitaban sus padres para comprobar su integridad luego del movimiento telúrico.
Sintió que el suelo se estaba empezando a desestabilizar nuevamente por lo que de manera instintiva y controlando los nervios por el recién terremoto al que había sobrevivido, frenó en media calle. Recuerda que el vaivén de las casas, ver aceras agrietarse y estar a la expectativa de que alguna construcción le cayera encima fue el momento más crítico que vivió durante esa fatídica noche.
Ese día su esposa y él se dispusieron a comer fuera de casa. El lugar que seleccionaron para pasar la velada fue el Hotel Lacmiel, porque el restaurante de este lugar ofrecía uno de los mejores servicios en comida rápida.
“Quedaba en la antigua avenida Roosevelt. Nosotros llegamos muy tarde, por lo que la cocina del lugar estaba cerrando. A última hora decidimos no comer ahí sino llevar la comida empacada. Esa decisión fue muy importante para nosotros”, relató el cronista deportivo.
El hotel Lacmiel fue uno de los tantos edificios que se destruyeron con el terremoto. Tijerino relató a MAGAZINE que si él hubiera decidido quedarse a comer con su primera esposa no estaría vivo, porque no hubo sobrevivientes. El edificio colapsó por completo con todas las personas dentro, soterrándolas aún con vida.
Describió esa madrugada como una de las más duradera en su vida. Cuando salió el sol, Edgar Tijerino movido por el fanatismo como él describió salió rumbo al antiguo Estadio Nacional para ver qué había sucedido con este y luego se dirigió al edificio antiguo de La Prensa, que se ubicaba en la calle del Triunfo.
“Yo quería ver como estaba mi centro de trabajo y el estadio, y fue una facilidad andar en moto porque andar en coche en las calles el día después del terremoto era casi imposible. Era una situación de caos”, relató.

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Mónica Baltodano, 68 años, comandante guerrillera: “Sentía que el suelo se movía como olas y las paredes chocaban entre ellas”
El 22 de diciembre de 1972, Baltodano participó en un ayuno profético que realizó un grupo de manifestantes para demandar la libertad de los presos políticos, expresar su inconformidad contra la injusticia que vivía Nicaragua y las diferencias sociales que se manifestaban en las fechas navideñas. Esta actividad se realizó en el atrio de la antigua Catedral de Managua.
Los manifestantes ya se habían acostado para dormir cuando sintieron los fuertes vaivenes del edificio. “Estabas en las colchonetas, bajamos las escalinatas casi dormidas, pero pude sentir como caían grandes tenamastes de piedra de las cupulas”, recordó.
Fue hasta cuando estaban en la plaza que queda frente a la Catedral que notaron el caos que se estaba viviendo. Baltodano recuerda haber visto diversos incendios a lo largo de la ciudad y presenciar como el centro nocturno El Plaza había colapsado con tantas personas que disfrutaban la noche dentro.
El grupo de manifestantes con el que ella estaba se disolvió, todas las personas querían buscar a su familia. Igualmente ella decidió ir a su hogar que se encontraba a cuatro cuadras de la Catedral.
“La puerta de la casa estaba trabada así que cuando yo llegué pudimos abrirla para que mi mamá y mi familia saliera. Fue en ese momento que nos agarra el segundo terremoto. El suelo se movía como olas y las paredes de las casas se miraban que golpeaban de un lado a otro”, recordó.
Baltodano y su familia decidieron irse a la costa del lago de Managua porque sentían que era más seguro.

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Ángela Saballos, 78 años, primera reportera mujer del diario La Prensa: “Solo pensaba en llegar a ver a mi hija”
La periodista Ángela Saballos recuerda que era la época más alegre, la cual se había nublado por los movimientos telúricos que había estado viviendo el país. Por lo que ella se encontraba preocupaba sí uno de estos temblores ocurriera mientras ella estuviera trabajando en la redacción del antiguo diario La Prensa, donde era periodista.
Ese 22 de diciembre, Saballos junto a su esposo tenía programado asistir a diversos compromisos. Entre ellos, ir a la fiesta de bautizo de una amiga. Eran las diez de la noche y estaba reunida entre sus amigos disfrutando el momento, cuando sintieron un temblor que generó miedo entre los asistentes de la celebración.
“Estábamos tan asustados que empezamos a comentar que al día siguiente el 23 de diciembre de 1972, iba a salir en La Prensa un estudio del ingeniero Carlos Berroterán, que era especialista de estructura de los edificios. Él señalaba que se acercaba un terremoto, porque su teoría era que la tierra de Managua estaba tan rajada como una sandía en tajadas y había una gran sequía. Nosotros sentimos el tirón y ya estábamos conversando sobre eso, y esta noticia había sido publicitado en un pinochito (nota corta), en la edición de la tarde del 22 de diciembre”, relató Saballos.
Cuando inició el terremoto, las personas que estaban en la fiesta empezaron a salir a la parte trasera de la casa. Se escuchaban gritos de algunos que decían que no encendieran mecheros o cerillos porque la cocina había sufrido serios daños.
Cuando se pudo reunir con su esposo lograron salir a la calle atravesando escombros. Se sorprendió porque recuerda que salió y se encontró con la muerte.
“Perdí la noción del tiempo de cuanto nos tardamos en salir, pero en la calle ya estaban cuerpos de las victimas acomodados en la acera. La gente gritaba, llamaban a sus seres queridos, se oían los llantos de los niños pidiendo a su mamá a su papá, todo era desesperación en ese momento”, comentó.

Luego de que Saballos y su esposo pudieran salir a la calle, sus únicos pensamientos fueron sorprenderse de haber sobrevivido y tener que llegar a su hogar para saber cómo estaba su pequeña hija. Emprendieron una travesía para poder llegar hasta Las Palmas.
A pocos metros de llegar a su casa, distinguió los restos de un templo mormón que quedaba a una casa de distancia de su hogar. “Me aterrorizé con esa imagen, pero no, nuestra casa que era baja de construcción resistió el terremoto. Mi hija estaba con su abuela paterna dentro del carro y cuando nos encontramos vino una de las réplicas fuertes, estábamos dentro del carro y solo sentíamos como este saltaba. La niña solo podía llorar porque no entendía qué estaba pasando”, contó.
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Carlos Mejía Godoy, 79 años, artista nicaragüense: “Si nos hubiéramos quedado en ese edificio, no sé qué hubiera pasado”
Ese 22 de diciembre el cantautor nicaragüense se encontraba en la antigua Radio Nacional, perteneciente al Estado. Estaba preparando un programa radial que recuerda su importancia porque era una presentación radial patrocinada por Café Soluble Presto, en la canción Nicaragua se levanta. “La letra fue como una pequeña premonición antes del terremoto porque se convirtió en una canción sonadísima luego de eso”.
Este personaje recuerda que el edificio Benard era un inmueble de entre 5 y 6 pisos. Mientras trabajaba en colaboración de su socio y en compañía de su esposa, sintieron el primer temblor que ocurrió, aunque afirma que no fue tan fuerte.
Siguieron trabajando hasta que sintieron el primer movimiento telúrico de la madrugada del 23 de diciembre. Salimos despavoridos porque sentíamos que el edificio se movía como cajetilla de cigarro. Si me hubiera quedado me hubiera chicharroniado porque ese edificio se quemó todo”, afirmó Godoy.
Entre tanto disturbio emprendió el camino a su hogar junto a su esposa para poder resguardarse en un lugar seguro. Fueron caminando entre el caos imperante. Recuerda haber presenciado como la estructura tan antigua de la Catedral de Managua se caía y como los jóvenes que se encontraban ahí manifestándose realizando un ayuno por la injusticia que se vivía en el país, salían en busca de un lugar donde resguardarse.
Cuando llegó a su hogar, subieron a su habitación que quedaba en el segundo piso de la casa. “Mi esposa estaba embarazada de cuatro meses, cuando nos agarró una de las réplicas. Quisimos salir y habíamos quedado atrapados como 20 minutos, la puerta de la calle se había quedado trabada”, relató el cantautor.
Recuerda que pudieron salir de su casa con ayuda de los pobladores que los escucharon pedir auxilio. “Tuvieron que romper las puertas, sacaron a mi esposa cargada entre los escombros, así fue como nos pudimos salvar”, afirmó.

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Dennis Martínez, 67 años, deportista nicaragüense: “No me di cuenta de que salí en calzoncillo”
El máximo representante del beisbol en el país, Dennis Martínez, vivió la experiencia del terremoto en Granada, su departamento natal. Recuerda que para la época navideñas del 1972, él se encontraba iniciando su noviazgo con su esposa, Luz Marina. La cual vivía enfrenta de su casa.
La madrugada del 23 de diciembre el ex big leaguer se encontraba dormido, hasta que sintió como una fuerte sacudida movía su cama y toda su casa. Asustado por los movimientos tan bruscos que producía el techo creyó estar soñando, porque en su subconsciente somnoliento algo así no podía estar sucediendo.
“Salí afuera de mi casa sin darme cuenta que solo estaba en calzoncillo, cuando un vecino lo nota y me dice: muchacho cochino, anda vestite que andas en calzoncillo. Yo avergonzado porque la novia vivía enfrente de mi casa y yo así. Fue algo chistoso, con miedo entré a mi casa y me puse ropa”, recordó.
Al volver a salir a las calles de Granda recuerda que todo el pueblo estaba afuera y de boca en boca se corría la noticia del calapso de Managua. “Escuchábamos que el epicentro había sido Managua, que todo estaba destruido, incendiándose y ahí no quedamos toda la madrugada todo el barrio, los jóvenes platicando y no dormidos esa noche porque inició toda la movilización de los bomberos, las ambulancias, saliendo de Granada hacia Managua”, recordó Martínez.
Martínez también relató el miedo que sentía porque esa madrugada se repitiera un terremoto. “No quería entrar a mi casa, sentía que si volvía a pasar me iba a morir porque yo soy miedoso en ese aspecto”.
