En el mundo hay un sinnúmero de leyes que regulan el comportamiento humano y, por ende, la convivencia en sociedad. Pero si usted considera que muchas de las leyes no tienen razón de ser, no creerá lo extrañas que resultan las que va a leer a continuación.
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Pagar por escuchar música
En Finlandia los taxistas deben pagar por el uso de propiedad intelectual, esto si colocan alguna canción mientras transportan a un pasajero.
Colores limitados
En Quebec, Canadá, es ilegal pintar una casa en más de dos colores distintos.
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Despedida sin besos
En la estación de tren Warrington Bank Quay, en Gran Bretaña, se prohíben los besos de despedida desde 1910. Esta acción se tomó con la finalidad de evitar aglomeraciones y retrasos del tren a causa de las no tan cortas despedidas que se suscitaban en el lugar. Pero hoy en día asignaron un área especial para besos.
Prohibido comer chicle
En 1992, Singapur prohibió la producción, importación y venta de chicle, esto para mantener las calles limpias. Quien es sorprendido vendiendo o comiendo chicles es multado por una fuerte suma de dinero o paga con dos años en prisión.
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Norma machista
En Arabia Saudita, uno de los países más machistas del mundo, no es permitido que las mujeres conduzcan vehículos. Tampoco pueden cambiarse la ropa al hacer shopping ni viajar sin permiso de sus maridos.
Sin placer
En Indonesia la masturbación es ilegal, y su pena es dos años y ocho meses de cárcel.
Fuera zapatos
En Dakota del Norte, Estados Unidos, está prohibido por la Ley que las personas duerman con los zapatos puestos.
Prohibido saltar
En Nueva York, Estados Unidos, es ilegal saltar de un edificio de más de 50 pies de altura, y si el criminal sobrevive, el castigo es la pena de muerte.
¡Respeto a los reyes!
En Tailandia pisar una moneda o un billete se considera una falta grave hacia el rey, cuyo rostro aparece grabado, y se paga con cárcel. Algo parecido a lo que pasa en Gran Bretaña, no puede colocar boca abajo un sello postal de la reina, y está mal visto llevar los billetes en el bolsillo trasero del pantalón, ya que uno se sentaría sobre la imagen del rey.
