Las jirafas “son grandes, desde chiquitas”. Al nacer, una jirafa puede medir 1.8 metros. Al llegar a la adultez pueden alcanzar los seis metros de altura, siendo las hembras un poco más bajas que los machos.
Siete. Aunque pueda parecer raro, las jirafas tienen la misma cantidad de vértebras cervicales que los humanos, siete. El detalle es que las suyas son mucho más grandes y alargadas que las de los humanos, eso le da más longitud a su cuello la perfecta herramienta para alimentarse del follaje tierno de los árboles.
Lengua negra. El color oscuro, morado o negro de su lengua se debe a que sus tejidos tienen alto contenido en melanina. Sacan la lengua continuamente para comer y para esquivar las espinas de las ramas de las acacias, este color las protege de los rayos del sol.
Corazonzote. Para bombear sangre a un cuerpo tan grande y alto, su corazón es de gran tamaño y puede pesar 10 kilogramos.
Abiertas. Seguro ha notado la particular posición de A que tienen para tomar agua, abren sus patas delanteras y bajan su cuello para beber. No lo hacen porque no alcancen el suelo, sino por una razón fisiológica. Al agacharse la cabeza y el corazón quedan más o menos a la misma altura y así evitan posibles mareos.
Insomnes. Las jirafas duermen únicamente unas dos horas al día y lo hacen en intervalos cortos a lo largo de la jornada. Duermen de pie para poder escapar en caso de un ataque depredador, pues les toma mucho tiempo incorporarse cuando hacen descansos echadas en el suelo.
Familión. Según National Geografic, actualmente se desarrollan investigaciones genéticas para confirmar que son cuatro especies distintas de jirafas y cinco subespecies las que viven en diferentes áreas de África.