Por Raquel Acosta Espinoza
Estuvo en Masaya, anduvo por Granada, Managua, paseó por las playas de San Juan del Sur y en otros departamentos del país, pero poco se supo de la visita que realizó el músico español Enrique Bunbury a Nicaragua, entre enero y febrero del 2003.
Su cuarto álbum, como solista, El viaje a ninguna parte —inspirado en el país, según ha dicho— muestra el lado más viajero de Bunbury y es la mayor evidencia que hay sobre esta visita. Fueron dos meses los que Bunbury se hospedó en distintos lugares y casi nadie advirtió su presencia; era lo que él pretendía, pasar inadvertido. No duraba en el mismo sitio y apenas se enteraba de que las personas lo identificaban, recogía su mochila y emprendía viaje a otro destino, contó en entrevista con el programa nacional Lado Oscuro, meses después de su estadía incógnita en Nicaragua.
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El exvocalista de la banda de rock Héroes del Silencio llegó a suelo nicaragüense con un “librito de poesía completa de Rubén Darío” que le sirvió como una especie de guía para empezar a conocer. Leer a otros poetas nacionales también fue parte de su estrategia de viaje, habría revelado al Lado Oscuro.
En ese mismo programa Enrique Bunbury se confesó admirador del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal e incluso dijo que intentó llegar a Solentiname para hablar con él, pero en aquel momento, el sacerdote trapense estaba fuera del país. “Me hubiese encantado mucho que habláramos”, aseguró.
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En la pulpería de Lucita y Palo de mayo, son dos de los 10 temas anecdotarios del álbum y en los que más se conoce que Bunbury habla sobre las bellezas naturales de Nicaragua: su gente, su comida y hasta del ron. “En la pulpería de Lucita frente a la Laguna de Masaya, tengo una taza de café con mi nombre al revés... Espérame en la playa en San Juan del Sur”, narra Bunbury en la canción inspirada en esa pulpería de Masaya, donde llegó en varias ocasiones con su guitarra a escribir.
Mientras que en Palo de mayo cuenta: “Mañana parto de nuevo a Managua/ Tengo cita en la librería Parnaso/ Quedé con unas cuantas muchachas que trabajan en un night club/ Quieren llevarme al barrio a bailar/ Me van a enseñar palo de mayo/ Soy buen bailarín con unos tragos/ Demasiado torpe si me paso”. El cantante visitó la desaparecida librería El Parnaso, que menciona en Palo de Mayo, se ubicaba frente a la Universidad Centroamericana (UCA). Llegó en busca de libros de Ernesto Cardenal, relató en una entrevista para El Nuevo Diario, Salvadora Navas, propietaria de la librería, quien lo atendió sin saber quién era él.
Trinidad y El aragonés errante son otras canciones del mismo disco en las que el músico también hace referencia a Nicaragua.
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En agosto de ese mismo año, Enrique Bunbury ofreció un concierto en el Estadio Cranshaw, Managua, pero según publicaciones de entonces no fue bien recibido por los nicaragüense. Las canciones que interpretó como solista no fueron del agrado del público.
Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy es el nombre real del músico de 52 años, originario de Zaragoza, España. Empezó su carrera artística a inicios de la década de los 80. Saltó a la fama como vocalista y líder de la banda Héroes del Silencio en la que perduró hasta 1996.