“Todo es cuestión de química” bien lo sabe Deborah García Bello, autora del libro que lleva ese nombre. García es también la química detrás del blog Dimetilsulfuro, nombre del principal componente del olor a mar, donde comparte “lo extraordinario de lo ordinario”. Aquí algunas aclaraciones y datos curiosos e interesantes sobre cosas comunes de uso cotidiano.
El calcio siempre es natural. Para García en la actualidad hay una fobia a lo químico, cuando en realidad todo es química, incluido lo natural. Si usted lee que un producto está enriquecido con “calcio natural”, no crea que es superior a otro que solo dice “enriquecido con calcio”. Y explica: “Sería absurdo sintetizar calcio en un laboratorio porque la naturaleza nos lo brinda en abundancia y es fácilmente extraíble. Provenga o no de la leche, está constituido por la misma proporción de protones, neutrones y electrones”. Todos los calcios son iguales.
Lácteos sin lactosa ¿para mejorar la digestión? Si usted no es intolerante a la lactosa no va a disfrutar de ninguna mejora en su digestión al tomar estos productos. Pasa lo mismo con el gluten, si no padece de la enfermedad celíaca no tiene por qué evitarlo.
Los conservantes son necesarios. Según García Bello los conservantes, y otros aditivos como los edulcorantes, son algunos de los productos más demonizados por la publicidad. La autora recuerda que muchos alimentos y cosméticos necesitan conservantes para que sean seguros y “que duren el tiempo que tienen que durar”.
“No solo se han extraído de la naturaleza, sino que su uso es seguro”. Pone un ejemplo:
El E-300, nombre como aditivo del ácido ascórbico, sirve para mantener el grado de acidez. “No es más que la vitamina C. Pero si lo llamamos ‘vitamina’ ya no nos parece tan malo”.
Los yogures naturales no tienen lactosa. Las bacterias de este alimento se encargan de degradar la lactosa “y convertirla en ácido láctico, responsable del aumento de la acidez del yogur y también actúa como conservante del mismo”. Aunque muchos fabricantes añaden nata o leche en polvo al yogur para darle mayor consistencia, así que solo hace falta fijarse en la información de la etiqueta del producto.
Lápices, grafeno y diamantes. Los tres están formados por átomos de carbono, la diferencia es cómo están unidos entre sí. En su libro explica que la estructura del grafito, principal componente de las minas de los lápices, es laminar; los átomos se unen formando planos por lo que los enlaces son más débiles. En el diamante, los átomos de carbono forman una red cristalina como un tetraedro regular. El grafeno está formado por láminas similares a las del grafito, pero en hojas de un átomo de espesor. Es más duro que el diamante, pero a la vez muy flexible.
Química para entender el arte. Si no ha oído hablar de él, seguro lo ha visto en alguna obra de arte: el azul Klein. Se trata de un color azul patentado por este artista en 1960 y que “tiene un aglutinante específico que es el que dota a sus pinturas de una tez amelocotonada”. El objetivo de Klein era “conseguir una pintura que conservara el brillo y la intensidad del pigmento azul ultramar seco”. El artista se unió con la farmacéutica francesa Rhône Poulenc para desarrollar ese tono de pintura. Un caso parecido es el del “negro más negro de la historia”, patentado por el artista Anish Kapoor.
Para Deborah García Bello estas son formas de demostrar que la ciencia también es cultura.