¿Se ha preguntado por qué la mayoría de las iglesias católicas tienen sus puertas principales ubicadas hacia el ocaso? En León, una de las ciudades coloniales de Nicaragua, donde incluso se traza una ruta turística de 17 templos antiguos, se aprecia tal característica.
Desde el exterior se aprecian las excentricidades arquitectónicas y en el interior se contemplan los místicos altares que se ubican, en la mayoría de los casos, hacia el este. Mientras que la puerta principal mira al oeste. “El altar mayor antes era adosado a la parte que corresponde a la salida del sol, mirando a Cristo, el sol significa Cristo”, argumenta monseñor Rodrigo Urbina, párroco de la Basílica Inmaculada Concepción de El Viejo, Chinandega.
Antiguamente las misas se celebraban de espalda al pueblo, que se ubica al oeste. El sacerdote miraba al altar mayor en cualquier iglesia, “hacia el sol, donde está Cristo”, explica monseñor Urbina. Esta práctica con el tiempo cambió, pero la tradición eclesiástica de construir el altar mayor el este y la puerta principal al oeste u ocaso sigue vigente. El no cumplir con esta tradición no es sinónimo de pecado, sin embargo, debería seguir respetándose, aclara Urbina.
Las monumentales construcciones sacras que decoran las calles de León son herencia de la conquista española, en su mayoría edificadas entre el siglo XVII y XIX. Por ello la ubicación y el diseño responden a ordenanzas de la época.