No es nada nuevo que Rolando Álvarez le plante cara al poder. De joven se pronunció en contra del Servicio Militar Patriótico y estuvo exiliado en Guatemala. Ahora su voz suena alto y firme cuando denuncia los abusos del Estado
Por Redacción Magazine
En la memoria de Rolando José Álvarez vive un niño de pantalones cortos, camiseta y botines. Es un niño travieso que juega a ser sacerdote y que usa las faldas y vestidos de su madre y hermana a manera de sotana para dar la “misa” a su público en casa. Ese niño es él y de solo recordarlo al obispo de Matagalpa le brota una sonrisa.
Desde siempre le gustaron las cosas de la Iglesia. Su hermana mayor, Vilma Álvarez, recuerda que se hacía llamar “padre Miguel” y pedía la atención de los presentes para que escucharan sus “prédicas”.
Aquel juego infantil se volvió realidad hace 24 años, cuando fue ordenado sacerdote de la Iglesia católica. Y hace siete fue consagrado obispo de la Diócesis de Matagalpa, un nombramiento que no esperaba, comenta el religioso.