En Camila Selser se mezclan el tango argentino, el son cubano, la marimba nica y el mariachi mexicano. La actriz que ha destacado como artista en series de Televisa, Sony Pictures Television y HBO decidió ser latinoamericana
Tammy Zoad Mendoza M.
Había visto esa obra musical unas veinte veces y la madre ya estaba cansada de acompañarla, pero ante la insistencia y la ilusión de la niña, su mamá la dejaba en el teatro los sábados y domingos para que viera de corrido las dos funciones del día. Camila tenía 10 años y una fascinación particular por las luces, el humo, los trajes, las canciones. De tanto llegar se hizo amiga de los actores, de los trabajadores del teatro, el lugar era su segunda casa. Un buen día faltó una de las niñas actrices y ella le rogó a su mamá que la llevara ante el director. Se sabía la obra de memoria, era una chavala “chispa” y ese día comprendió que su pasión no era ver, sino actuar.
“Nunca fui más aplicada en la escuela, nunca me sentí más inspirada, más viva. Aprendí a actuar, a cantar, a moverme en un escenario. Fue la primera vez que yo decidía mi vida, fui libre y me encantó”, cuenta Camila Selser, de 31 años. Desde entonces actúa, ha pasado por muchos hobbies pero este arte se convirtió en parte vital hasta convertirse en su profesión, que desarrolla tanto en el plano de actriz como directora.
Recientemente su rostro se ha popularizado en el ámbito musical por encarnar a Aleida, una arqueóloga que acompaña al cantante colombiano Juanes a encontrar un tesoro en el video Fuego, parte de su nuevo álbum visual Mis planes son amarte, una serie de piezas que completan una historia audiovisual. “¡Fuego! Así me siento ahorita, llena de vida y ganas por hacer todos mis sueños realidad. Hace muchos años cuando veía como por décima vez —me encanta ver todo mil veces, desde niña— el concierto unplugged de Juanes le pedí a la vida que de alguna forma, en cualquier momento, me acercara a él, a su arte, a su mensaje. No lo puedo creer todavía ¡pasó! ”, cuenta Selser.
Pero Camila Selser lleva una mochila cargada de experiencias artísticas profesionales que la han llevado a protagonizar importantes series en América Latina, como la popular Sr. Ávila, de HBO Latinoamérica, producida por Lemon Films, grabada en México. Además ha trabajado como actriz de reparto en más de media docena de películas y cortos, y está desarrollando proyectos como directora.
“Nicaragua fue mi cuna, México mi escuela. Decidí que soy latinoamericana”, aclara de entrada Camila Selser.
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Era la década de los 80 y la revolución sandinista fue un imán para jóvenes de todo el mundo que querían vivir ese fenómeno social que hacía historia en Nicaragua. Una periodista argentina se encontró con un diplomático cubano y la chispa del amor no tardó en encenderse. De esa relación nació, en 1985, Natalia Camila Selser.
“Me crie feliz rodeada de árboles de mango sin darme cuenta de la escasez y la guerra que se estaba viviendo”, comenta Camila. Nieta de Gregorio Selser, destacado periodista e historiador argentino, hija de Irene, periodista y revolucionaria, igual que su tía Gabriela, aprendió que en todo lo que decidiera hacer en la vida debía tener convicción y apegarse a sus valores.
En 1990 su abuelo fallece y el FSLN pierde las elecciones. Los dos acontecimientos cambiaron su vida. Su paisaje de árboles altísimos, las tardes calurosas de Managua, las navidades con los cantos de Purísima de fondo acabaron. Se fue del colegio jesuita, dejó su jardín y a sus amigos. Ante ella se alzaron edificios, escuela nueva, himno nuevo. Frío.
“México con todo y sus terribles conflictos internos, es un gran país por su gente, por su riqueza cultural, por su lucha social, por sus paisajes, su solidaridad”, comparte. Se siente tan nica como mexicana. “Me dicen que por vivir en México más de la mitad de mi vida soy ya mexicana. Tengo el pasaporte, hablo, me visto y a veces hasta pienso como mexicana, pero yo decidí decir que soy latinoamericana porque es una etiqueta que me representa mejor”, expone Camila. “No hay nada que me haga sentir más orgullosa que formar parte de mi familia, de conocer ese pequeño punto en el mapa llamado Nicaragua, saberme hija de una revolución social, apreciar Cuba desde un lugar más humano; con admiración y contradicción a la vez. Llorar cada vez que escucho un tango y leo a Cortázar, y decir ‘órale’ como sinónimo de casi todas las palabras del diccionario”, puntualiza.
Viaja a Nicaragua con frecuencia, aquí recarga baterías, dice, para volver con más fuerza a México. A Cuba ha ido un par de veces, al igual que a Argentina, pero no siente que sean suyas, son las tierras de sus padres. Como hija de migrantes y migrante, dice haberse sentido bien acogida en México, pero que al inicio escuchaba el zumbido de “extranjera”. Ya no lo escucha más.
“Las artes fueron mi salvación, me ayudaron a exorcizar tristezas, a conmoverme por la complejidad humana, a comprender la realidad y aceptarla. (...) Quiero utilizar ese medio de aprendizaje individual para compartirlo con otros y que vean la necesidad imperante de ver en las artes la herramienta de comunicación vital que todos tenemos al alcance”.
Camila Selser, actriz y productora, 31 años.
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Nini era ingenua, juguetona, amante de los animales y con los pies en las nubes. “Era bisexual porque elegía el amor y no el género”, apunta Camila, quien interpretó a Nini, de la popular serie mexicana Soy Tu Fan, en sus dos temporadas 2010-2011. Fue el primer proyecto que la visibilizó en la escena mexicana, donde la industria del espectáculo tiene tanta demanda como oferta, pero sobre todo fama fugaz, “telebasura” o las típicas novelas, un espacio del que Camila siempre trató de mantenerse al margen.
“Mi familia siempre me protegió del medio superficial y banal que rodea a la actuación, nunca estuve sola en mis días de trabajo. Me prohibieron ver y hacer telenovelas, me acompañaron desde la importancia de la cultura y no desde la sexualización e ignorancia que venden como arte”, aclara Selser.
Camila también es Ana Solares, la maquillista de cadáveres en la funeraria de Roberto Ávila, un ciudadano aparentemente común, con una historia luto a cuestas y un negocio que cubre otra faceta de su vida: la muerte, el señor Ávila es un asesino a sueldo.
“Estaba sola frente a la cámara, el director, la directora de casting y los productores, interpretando a una mujer que no tenía absolutamente nada que ver conmigo. Fue un momento de realización profesional. Lo importante no fue haber sido elegida ni haber hecho la primera escena de la serie original de HBO Latinoamérica, no fue avanzar en mi carrera, sino fue haber podido a mis 27 años pararme frente a un grupo de personas desconocidas y conmoverles el alma”, asegura Camila Selser.
Inició en el proyecto en 2013 y se mantuvo como Ana hasta la tercera temporada en 2016, ganando protagonismo en la serie con un personaje complejo lleno de sensibilidad en su relación con la muerte, cargada de traumas y contradicciones en medio de un ambiente violento. Ana Solares, dice, le enseñó a ser actriz.
“Señor Ávila no enaltece la realidad de violencia”, aclara Camila Selser, cuando se le pregunta sobre interpretar este tipo de personajes en una sociedad tan convulsa por el narcotráfico y la violencia. “Al hacer historias donde hablamos de la oscuridad humana lo hacemos para que desde todos los frentes posibles la humanidad misma se conmueva; se mueva de lugar, tenga otras perspectivas. (…) Las historias de narcos guapos, de asesinas exuberantes, de la muchacha pobre y el hombre rico, son basura mediática para que la sociedad admire el terror que vive y no lo cuestione, no lo sufra, no lo llore. Señor Ávila es una de las pocas historias de ficción que destruyen a sus personajes, que los ponen ante el juicio no solo del espectador sino de los que hacemos esa realidad en la televisión”, enfatiza.

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Recién terminó de grabar Hacia el Sur, su primer cortometraje como directora, filmado en Nicaragua y coproducido con México. “Hace un par de años comencé a escribir mis propias historias y es un camino que también me gusta, espero tener la tenacidad que he construido con la actuación para crear contenidos desde el lugar que me plazca, como actriz, directora, escritora, productora”, dice Selser, quien está llena de ambiciones que planea ir concretando a medida que se prepare más, es profesional en artes escénicas y ahora quiere estudiar cine.
El arte también la mantiene unida a Nicaragua. En 2015 creó Cinema Regional, junto con el cineasta nicaragüense nominado a un Óscar, Gabriel Serra. Se trata de una productora de cine con la visión de capacitar y producir material audiovisual nacional y regional. Para ella es una forma de usar su doble nacionalidad como un puente entre México y Nicaragua, a través de un medio de aprendizaje y producción para fortalecer el sincretismo cultural y social en la región.
“No sé muy bien cómo estructurar el camino, pero tengo claro que es un objetivo en mi vida. Privilegiar la educación es crear cultura. El cine permanecerá como los libros, las canciones, la historia. Es un acerbo histórico importante que tiene que verse como un bien común. “La ficción nos enseña a ser humanos”, dice Jorge Volpi, escritor y director del Festival Internacional Cervantino. Yo no puedo estar más de acuerdo”, comenta Camila Selser.