María Fernanda Flores

Entrevista - 06.06.2004
María Fernanda Flores de Alemán

¿Quién es María Fernanda. Llegó de Miami un día de 1999, conquistó al entonces presidente Arnoldo Alemán, se casó con él, disfrutó de las mieles del poder y ahora lo defiende como leona, de
las múltiples acusaciones de corrupción que pesan en su contra

Angélica Martínez R.

Cuando María Fernanda se mira al espejo, ¿qué ve?: ¿Una "trepadora" que logró dinero y posición gracias a su matrimonio, tal como se le ha acusado? ¿Una figura política que recién empieza su carrera? ¿A la esposa y madre que defiende su hogar? Ella dice ver algo más simple: "Solo soy una mujer".

Y rechaza la imagen de mujer frívola que según su opinión han forjado los medios de ella. "Las personas que me ven así, no me conocen. Esa imagen me la han dado los que dibujan esos pasquines que salen en los diarios o los que escriben o dicen las noticias. El pueblo que me ha visto caminando junto a ellos no tiene esa imagen de mí. María Fernanda es totalmente distinta", reclama en esta entrevista realizada en la casa de su madre.

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María Fernanda nació el 6 de noviembre de 1968 en Managua, pero ella misma dice sentirse más leonesa que capitalina, porque vivió en aquella ciudad toda su infancia. Al cumplir los 10 años, sale al exilio con su familia. Allá vivió hasta 1999, año en que conoció a su actual esposo. "Yo siempre voy y vengo, porque mis hermanas, mi padre, mi casa de soltera están allá".

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¿Quién conquistó a quién?

Fue en uno de esos va y viene que conoció al doctor Arnoldo Alemán. La historia comienza pues, en 1999. Un encuentro casual en una de esas visitas al país la convirtió en Primera Dama.

"Me encontraba almorzando con mis padres en (el restaurante) Los Ranchos, cuando él (Arnoldo Alemán) entró junto con su secretario de Comunicación de ese entonces, mi primo, Carlos Briceño".

"Mi papá se levantó a saludarlos, yo me quedé sentada con mi mamá, pero ella me dijo: Levantate, es tu oportunidad de hablarle de los proyectos de educación que querés hacer".

No es difícil imaginar a María Fernanda, una treintañera, maestra de Miami, abriéndose paso entre la corte que giraba alrededor de la recia figura del entonces presidente Alemán, para hacerse notar y hablar de "sus proyectos". Tampoco requiere gran esfuerzo imaginar el interés que mostró el presidente, mujeriego, como él a medias lo ha reconocido, con esa mujer "de buen ver" que de repente estaba ahí, pidiéndole ayuda.

"Me dijo que estaba bien, que fuera donde su hija, que ella se encargaba de esos proyectos. Después él me atendió en su despacho. Recordó viejos tiempos con mi papá, de cuando fue compañero de clases de doña Amelia (q.e.p.d.)", relata María Fernanda, ahora esposa del expresidente Alemán, quien guarda prisión condenado por delitos de corrupción.

Una semana más tarde se encontraban en Pochomil, en la casa de un tío de Flores. "Después de eso comenzó la conquista, las serenatas, las llamaditas...".

¿Qué vio María Fernanda en Arnoldo Alemán? Físicamente no es un hombre atractivo. Veintidós años mayor que ella, voluminoso, fácilmente pasa las 300 libras, y lisiado a causa de una necrosis en la cabeza del fémur que le atacó la pierna izquierda desde niño. "Yo me casé a los 30 años, a esa edad el matrimonio se decide con un nivel mayor de madurez, ya no solo cuenta la apariencia física, la atracción que sí sentí con mi esposo, pero además cuentan otras cosas".

Al exsecretario de Estado norteamericano Henry Kissiger se le achaca la frase: "El poder es afrodisíaco", en su memorable entrevista con Mao Tse Tung. ¿Fue el poder lo que llevó a María Fernanda hacia Alemán?

Ella lo niega. "Yo no tengo que comprobarle a nadie nada, pero creo que con mi actuar les he demostrado que se equivocaron conmigo aquellos que pensaron que me casé por interés, posición o poder".

"Me atrajo la inteligencia de Amoldo. Él es brillante, a mí me gusta sentirme que estoy con alguien de quien puedo aprender y no aburrirme. Los muchachos de mi edad siempre me aburrieron, por eso yo siempre buscaba a las personas mayores, por sus temas de conversación", alega.

Ese mismo año, el 23 de octubre de 1999, María Fernanda Flores, la maestra de Miami, se casaba con el entonces presidente de la República, Arnoldo Alemán, en una iglesia de El Crucero.

Magazine/La Prensa/Mauricio Orozco
Andrea Fernanda, de tres años y medio, y Amelia Isabela, de cuatro meses, junto a su mamá.

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Son rumores...

Antes de llegar ahí circularon con insistencia rumores de un romance previo que habría sostenido Flores con el joven político liberal Enrique Mántica (q.e.p.d.). El rumor comenzó a propalarse en Miami, y en Nicaragua le costó el puesto a Mántica, que recién se estrenaba como secretario departamental de Chinandega. Quince días duró en el cargo.

"Yo nunca tuve nada con ella. La gente es muy malintencionada. A mí me corrió Alemán por eso", dijo Mántica en una entrevista en octubre del 2000 cuando agonizaba por un cáncer en los pulmones.

María Fernanda nunca se refirió públicamente al tema, hasta hoy. "Somos (Alemán y ella) una pareja pública y algunas cosas que se dicen son verdades y otras mentiras. Enrique y yo fuimos amigos, lo conocí en Nicaragua a través de un primo de él y simplemente hubo una amistad. Pero si hubiese sido, fue antes de conocerlo a él (Arnoldo) y lo que no fue en tu año, no fue en tu daño. Yo no le reclamo a él por sus relaciones anteriores a 1999, pero no fue el caso... te lo diría sinceramente si fuera verdad".

Sin embargo, sí reconoce que su marido es celoso. "Pero no al extremo", aclara de inmediato. Ella, por su parte, dice ser una "celosa normal". De esas que dan bromas para hacerle ver que "lo agarré en una movida". "Es agradable que lo celen de repente a uno, es parte de la salsa de un matrimonio", dice y ríe.

Magazine/La Prensa/Cortesía
María Fernanda posa para la revista Vanidades, meses antes de su matrimonio.

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Joyas y tarjetazos

A Arnoldo Alemán lo persiguen las acusaciones de corrupción. "Desde el 90 le están diciendo que es ladrón y corrupto. Lo único que doy gracias a Dios es que su hija tiene apenas 18 meses y no se da cuenta. ¿A quién le va a gustar estar oyendo decir que su papá es un corrupto, un ladrón?", decía María Fernanda en una entrevista publicada por La Prensa en noviembre de 2002, justo cuando estalló el caso conocido como "los tarjetazos", donde por primera vez se involucraba directamente a la esposa del presidente Alemán. La Contraloría General de la República abrió un proceso de auditoría sobre el uso y compra de tarjetas de crédito usadas a nombre de la Presidencia de la República durante enero de 1997 a diciembre de 2001. Se habló de gastos de 1.8 millones de dólares, pagados con fondos del Banco Central de Nicaragua (BCN). Parte de ese dinero se habría usado para pagar joyas que Alemán le regaló a su prometida. "Es mentira, algunos medios de comunicación han querido venderle al pueblo de Nicaragua una imagen de Arnoldo y mía totalmente falsa. Quisieron manchar mi matrimonio y mi fiesta de compromiso de la cual dijeron que fue pagada con dinero del Estado, y no es cierto", alega Flores.

"Yo tengo los recibos que demuestran que fue mi padre el que corrió con todos los gastos del compromiso. Después anduvieron con el cuento de las alhajas y la Contraloría General de la República, que ya va a terminar de investigar el caso de las tarjetas de crédito, ha podido comprobar que hasta el último centavo de las tarjetas no tiene nada que ver con alhajas ni para mí ni para nadie".

"Las que se pudieron haber comprado eran para llevar de regalo a los mandatarios en las visitas oficiales a las que asistíamos. Pero todo es parte de ser político, es parte del negocio... pero es falsa la historia de las alhajas".

Sea como sea, la vida de la maestra de escuela cambió al lado de este hombre al que en su momento se le calculó una fortuna de 250 millones de dólares, y que él reconoció 19 millones de córdobas en su declaración oficial ante la Contraloría General de la República en el año 2002. En esa misma declaración Arnoldo Alemán decía que su esposa tenía "cero" patrimonio.

"Yo no tengo nada (ríe). Nada, nada. Lo poco que mi familia ha trabajado es lo que tenemos, las propiedades que tiene mi familia ahora es porque las hemos venido recuperando después que fueron confiscadas, pero en lo personal mío, solo tengo una finca en León que heredé de mi abuelo. Nada más. Esta casa es de mi mamá no mía".

—Entonces es una historia de Cenicienta...

—(Ríe a carcajadas) Pues no creo, porque Arnoldo no es un príncipe azul multimillonario y no me considero una Cenicienta. En mi caso solo es la historia de una pareja más. Yo no me casé con el presidente, si me hubiera casado con él lo habría dejado el día que asumió don Enrique, y ya han visto que mi matrimonio ha trascendido.

Donald y Evita

A mediados de mayo, el diputado liberal (de origen conservador) Donald Lacayo Núñez, el mismo que en reiteradas ocasiones ha tratado de introducir proyectos de ley para sacar a Arnoldo Alemán de la cárcel, propuso a María Fernanda Flores como la candidata a la Presidencia de la República que debería llevar el Partido Liberal Constitucionalista en la campaña del 2006. "Es la candidata ideal", dijo y hasta llegó a compararla con Evita Perón, de Argentina. Nadie más que él apoyó esa candidatura. Hasta la misma María Fernanda la rechazó rápidamente.

"Yo agradezco que crean que tengo la capacidad de desempeñar la primera magistratura de este país, pero mi prioridad es sacar a mi esposo de la cárcel. Algunos me dicen que eso es ahorita, ¿pero y después? Yo les respondo que no tengo una bola de vidrio para saber el futuro", dice dejando abierta la posibilidad de optar a un cargo de elección popular.

"Para mí es excelente que me comparen con Eva Perón, porque fue una mujer que trabajó por Argentina, pero estamos hablando de dos escenarios diferentes. Si hacen la comparación por la forma de amar a nuestros esposos, lo entiendo, pero en cuanto a la política, no tengo aspiraciones...".

—La veo, la oigo hablar y noto que hay mucha similitud entre usted y su esposo, ¿cree que sea por eso que se especule tanto sobre su candidatura?

—¿Sí? (sonríe maliciosamente). Mirá, la gente especula mucho, a mí me falta muchísimo por aprender, me ha costado entender la política de este país. Yo fui criada en el sistema de Estados Unidos, donde las leyes se respetan y se respeta a las personas, por eso creo que estoy lejos de dedicarme a la política.Magazine/La Prensa/Cortesía

“Solo una negociación política sacará a Arnoldo de la cárcel”

María Fernanda Flores muestra un fervor casi religioso hacia su marido y cuando se refiere a los avatares que han vivido a consecuencia de las acusaciones de corrupción que pesan sobre Arnoldo Alemán, lo hace con la seguridad de estar librando una batalla entre el bien y el mal. Ellos por su-puesto están del lado del bien, desde su particular punto de vista. El tono de voz que mantiene durante toda la charla no lleva asomo de ira, excepto cuando menciona tres nombres: Juana Méndez, Enrique Bolaños y Daniel Ortega. La entonación cambia drásticamente tornándose iracunda, cuando habla de los dos primeros personajes e irónica con el último.

—El hecho de que su esposo goce de ciertos privilegios con los que no cuentan los reos ordinarios ha sido bien criticado por la sociedad nicaragüense. Según usted, ¿él goza de privilegios o no?
—Te referís al trato, que no es igual. Primero te quiero decir que la seguridad que él tiene no la tienen los otros reos. Tememos por la vida de él, porque es un estorbo para Daniel Ortega y para Enrique Bolaños...

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—En eso no han mentido los medios, Arnoldo Alemán ¿es el que manda en el PLC y por eso es un estorbo?

—No te he dicho que manda, te he dicho que es el líder, lo dicen las bases. Por supuesto que no va a tener las mismas condiciones que el resto de prisioneros de la cárcel La Modelo, porque les guste o no, él es un expresidente. No podés tapar el sol con un dedo, él lleva una investidura que la va a cargar hasta el día que se muera, porque pertenece a un porcentaje muy pequeño de personas que llegan a ser presidentes de sus países. Solamente ese detalle hace que tenga (derecho a) un trato diferente. A mi esposo no lo pueden llegar a ver visitas fuera de sus hijos y yo. Si vos querés verlo a él, tenés que pedirle permiso a la Juana Méndez y no te lo da, lo tiene incomunicado...

—¿Tiene celular?

—No tiene. Lo quieren mantener apartado del escenario político. Pero de lo que no se han dado cuenta es de que entre más nos humillan y más nos hacen daño, más grande se hace Arnoldo Alemán.

—¿Ve un final próximo para el encarcelamiento de su esposo?

—Solo Dios lo sabe...

—¿De qué forma cree que podría salir pronto?

—Un arreglo político. Es la única manera, él es un prisionero político, por lo tanto solo una negociación política lo va a sacar de la cárcel.
—¿Qué estaría dispuesto a negociar el PLC?

—Eso no me compete a mí hablarlo, existe una comisión negociadora bilateral dentro del partido que es la que se encarga de hablar con las diferentes fuerzas políticas. Pero las pláticas se están realizando.

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