Mentiras

Columnas, Del editor - 10.03.2016

En la guerra, ya se ha dicho muchas veces, la primera baja es la verdad.

La historia que contamos en esta edición de Magazine sucedió en tiempos de guerra. Diciembre de 1982. Fue una tragedia que al día de hoy pone los pelos de punta. Un helicóptero militar cayó, tomó fuego y 75 niños y nueve madres murieron quemados.

Las preguntas que saltan de inmediato son: ¿Qué hacían tantos niños y esas madres montados en un helicóptero militar en una zona de conflicto? ¿Por qué cayó el helicóptero? ¿Quiénes fueron los responsables de esas muertes?

Obviamente de este tema ya se ha hablado en reiteradas ocasiones a lo largo de estos últimos 34 años. Incluso, hubo una investigación técnica, con expertos rusos, que determinó con exactitud las causas de la tragedia y demostró que todo lo que se dijo en los primeros días estaba montado sobre una gran mentira, una mentira de guerra con la que los hechores quisieron trasladar la responsabilidad de esa matanza a sus enemigos militares que nada, o poco, tuvieron que ver en el asunto.

En esta edición, más que contar la historia del helicóptero de Ayapal, tratamos de exponer cómo se desarrolló la mentira, cómo creció como globo y cómo al final se desinfló sin mucho ruido.

El gobierno sandinista desde el primer momento responsabilizó de la tragedia “al imperialismo norteamericano”, a “la guardia somocista” y a la contrarrevolución. Estimuló la indignación, hubo marchas de repudio, y llamados a tomar las armas para vengar a quienes denominaron oficialmente “Niños Mártires de Ayapal”.

Al final, como veremos en el reportaje, la mentira cayó por su propio peso.

Y no es esta la primera ni la última vez que se arma una gran mentira para conseguir réditos políticos o militares. Los hizo también Luis Somoza cuando simuló un ataque del ejército hondureño en una comunidad caribeña llamada Mokorón. No se trata, pues, de culpar o exculpar a nadie con estos trabajos por cálculos políticos, como sucedió en las versiones anteriores, sino de aprovechar la distancia en el tiempo para establecer la verdad histórica, esa verdad que en su momento fue la primera víctima en esas guerras.

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