Guadamuz

Del editor - 14.02.2016

El asesinato de Carlos Guadamuz, el 10 de febrero de 2004, es definitivamente un crimen político. A Guadamuz no lo matan por accidente, no lo matan por robarle, no es un crimen pasional ni mucho menos, sino que muere porque alguien estaba en desacuerdo con lo que él pensaba y cómo expresaba ese pensamiento.

Es un asesinato, además, a la vieja usanza. Extraño incluso para Nicaragua. Un sicario apostado en un lugar público donde se sabe llegará la víctima, que dispara a sangre fría, sin dejar posibilidad a la defensa, a la vista de todo el mundo, como queriendo dar una lección con ello.

Esto es lo que se sabe. Lo que quedó en evidencia con la captura y juicio del asesino. Lo que no se sabe es quién ordenó el asesinato.

En esta edición de Magazine hemos preparado un reportaje sobre la vida y muerte de Carlos Guadamuz, este polémico político y periodista, que durante casi toda su vida fue uno de los amigos más cercanos del hoy presidente Daniel Ortega, y cuya muerte removió los cimientos del sandinismo.

Guadamuz creció en el mismo barrio donde vivía Daniel Ortega y su familia. Fueron amigos de pandilla en el barrio San Antonio, luego se integraron juntos a las correrías contra Somoza, ora protestando, ora quemando vehículos, ora poniendo bombas en los zaguanes de los somocistas. Juntos sufrieron cárcel y torturas y una vez derrocado Somoza, juntos fueron parte del nuevo gobierno revolucionario, Ortega, como uno de los nueve todopoderosos comandantes y Guadamuz como director de la radio oficial del Estado, y protegido personal de Ortega.

La política separó a estos amigos. Guadamuz quería volar con alas propias y quiso ser alcalde de Managua. Ortega no lo apoyó y la amistad “de sangre” se hizo añicos.

Para Guadamuz fue mal negocio separarse y enfrentar a su antiguo amigo. Le quitaron su radio, lo echaron del partido, y así llevaba su vida, como “muerto civil” según sus palabras, hasta que un día un asesino lo esperó en un parqueo y lo mató de tres balazos.

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