Fortunas

Columnas, Del editor - 14.07.2013

En 45 años los Somoza construyeron una de las fortunas más grandes que Nicaragua haya visto.

“Él (Anastasio Somoza Debayle) produce mucha de la comida que su gente come, los cigarros que fuman, el café que toman, el azúcar que le ponen a ese café, y hasta los cubos de hielo que usan para helar sus bebidas”, decía para 1975 el periodista norteamericano Jack Anderson.

El padre de Anastasio Somoza García era un finquero acomodado de San Marcos, con más deudas que capital. Ya para 1979, cuando el último de los Somoza huyó de Nicaragua, la fortuna de la familia se calculaba en unos 500 millones de dólares de aquella época.

Poder y fortuna. El poder de los Somoza se asentaba en una pata de gallina: gobierno, partido liberal y Guardia Nacional. Hay documentos que demuestran como muchos de los bienes exhibidos como propios en el inventario de los Somoza fueron adquiridos a través de mecanismos “legales” como “ventas forzadas”, “venta prometida”, “propiedad otorgada”, “en cumplimiento de promesa”, “por ejecución en contra de”.

En el reportaje que Magazine publica en esta ocasión, también queda claro que los momentos de mayor acumulación de riqueza de los Somoza fueron aquellos de tragedia: la Segunda Guerra Mundial y el terremoto de Managua.

Hay quienes piensan que el actual gobernante de Nicaragua, comandante Daniel Ortega, ha acumulado más riquezas en siete años que toda la fortuna que acumularon los Somoza en el 45.

Tal vez. Y si Jack Anderson escribiera de Ortega, igual que lo hizo de Somoza, tendría que decir que una persona hoy se puede alojar en un hotel de Ortega, ver cualquiera de sus canales TV, alimentados por la energía eléctrica de su empresa, usar el internet que ofrece, mover su vehículo con la gasolina que vende y, al salir, saludar al guarda de seguridad de su empresa… entre otros mil negocios más.

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