Los Montenegro

Columnas - 11.08.2019

Esta edición de Magazine cuenta la historia de los Montenegro, una familia tradicional de las montañas del norte de Nicaragua que está siendo perseguida y diezmada por pensar diferente a quienes gobiernan.

Los Montenegro cultivaban café y granos y criaban ganado allá en las montañas profundas de Jinotega. Hasta que llegó la guerra. No vamos a meternos en las razones que tuvieron para tomar una u otra posición política, porque sea cual sea el caso, no justifica la saña que han enfrentado como familia.

Durante los años ochenta fueron opositores al régimen sandinista, algunos hicieron parte de la Contrarrevolución, y desde ahí les quedó ese sentimiento antisandinista, por cierto muy extendido en los sectores campesinos de esas zonas. Con la llegada del desarme, militaron en partidos políticos opuestos al Frente Sandinista y con la rebelión ciudadana del año pasado se vio a algunos Montenegro apoyando las marchas y los tranques. Ser antisandinista no justifica nunca que alguien deba ser asesinado por ello. Y a los Montenegro los están cazando uno por uno. Ya van tres muertos.

En otro trabajo de esta misma edición traemos la historia del doctor Enrique Lacayo Farfán. Las vicisitudes que vivió por ser opositor al régimen de los Somoza. La crueldad de las torturas que sufrió este ciudadano eriza la piel, y lleva a preguntarnos cuánta maldad puede albergar el ser humano.

Lo triste es que si ponemos los dos trabajos juntos, vemos que a pesar de toda la sangre corrida, a pesar de lo que el mundo ha cambiado, en Nicaragua siguen existiendo personas que ven al país como su hacienda, con derecho sobre la vida de quienes piensan distinto.

Los Montenegro ya no cultivan ni crían nada. Han tenido que abandonar sus casas, sus cosechas y su ganado. Viven escondidos algunos. Unos huyeron a Honduras a buscar refugio y hasta ahí los alcanzó la mano criminal que los persigue.

El drama de esta familia no es un caso aislado. Al contrario, muchos campesinos viven escondidos, o seguros que en cualquier momento llegarán a sus casas a buscarlos, torturarlos y asesinarlos como ha ocurrido con tantos. Hay una masacre en ejecución en el campo, que es incluso anterior al 18 de abril de 2018. Solo que es casi silenciosa y aquí, en las ciudades, parecemos no darnos cuenta.

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