Dice un sociólogo que Nicaragua a pesar de ser un país pequeño, vive la ilusión del “más grande”. Si el mismo poeta lo dijo: “Si la patria es pequeña, uno grande la sueña”.
Siempre estamos buscando como lo nuestro sea más grande que lo de los demás. Tenemos, por supuesto, el poeta más grande del mundo, el mejor boxeador de todos los tiempos, el río más grande de Centroamérica, nos empeñamos en hacer y pregonar el quesillo más grande, aunque solo en Nicaragua se haga quesillos, igual el nacatamal más grande, el gallopinto y así…
De eso se han aprovechado los políticos, que cada vez que lo necesitan se sacan de la manga de la camisa un proyecto, el más grande de todos, uno que promete ser la envidia mundial. Les llamamos, no sin razón, megaproyectos, y reavivan la ilusión de los nicaragüenses que vemos en ello otro golpe de suerte, como si de sacarse la lotería se tratase la vida.
Hasta hace unos años, por ejemplo, se vendía el canal interoceánico de Nicaragua, como “la obra de ingeniería más grande de todos los tiempos”. O sea, ni las pirámides de Egipto ni la presa de las Tres Gargantas de China le iba a hacer sombra a este canal que llegaría en unos pocos años para resolver la vida de los nicaragüenses.
También han prometido un puerto de aguas profundas, el más grande de Centroamérica, y una refinería, también, la más grande de la región, y un sistema de riego con las aguas de nuestros lagos que revolucionaría la agricultura en unos cuatro años.
El problema es que no pasan de la ilusión y las maquetas. El problema es que desde que se anuncian parecen patrañas, pero siempre estamos dispuestos a creerles.
En esta edición de Magazine hacemos un recuento de esos grandes proyectos que nos han prometido, generalmente los políticos, y que han quedado en el puro papel.
Los políticos son como los gitanos que llegaban a Macondo a vender la ilusión de los nuevos inventos del mundo: el hielo, el imán, el catalejos, el mono que adivina le pensamiento, la gallina que pone huevos de oro, entre otros más. Siempre encontraban quienes les creyeran ilusionados.