¿Sabías qué?
Las almohadas rígidas eran la elección preferida de la antigüedad, ya que se creía que las sustancias suaves le podían robar al cuerpo su vitalidad. Se hacían de madera, jade, bronce, bambú e incluso de porcelana.
Fue en la Edad Media que aparecieron los primeros cojines hechos a base de telas, normalmente destinados a la realeza y se decoraban con finos bordados. En el siglo XVI ya se encontraban en una buena parte de los hogares de Europa.
Los expertos recomiendan cambiar sus almohadas cada 2 o 3 años, para evitar alergias y unas cuantas noches durmiendo mal.
De Fibra
Es perfecta para dormir con el brazo debajo de la almohada, ya que el material da una firmeza media-baja. Es recomendable para los niños entre 7 y 8 años. Suelen ser un poco más delgadas que las comunes.
Viscoelástica Collarín
Estas tienen la forma del cuello para aliviar dolores cervicales durante el descanso. En su mayoría son antialérgicas, transpirables y con un tejido que elimina la electricidad.
Relleno de látex
Es un material natural que transpira muy bien y también se adapta con facilidad a la forma del cuello. Uno de sus principales usos es para evitar alergias.
Lumbar modelo lectura
Si le gusta pasar horas leyendo, esta almohada permite mayor cuidado a su espalda y columna para evitar sobrecargas mientras lee. Puede usarla en la cama, en una silla mecedora o de escritorio.
Viajera
Viajar es una de las actividades que más se pueden disfrutar en compañía de una almohada. Esta es indeformable, lo que le evitará malestares o incomodidades a nivel de cuello.
