Ha escrito al menos 20 libros sobre el norte del país. Historiador y miembro activo de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua, ha dictado conferencias en Europa y Estados Unidos.
Debido a la pandemia de coronavirus, el norteño de raíces alemanas y españolas, de 80 años de edad, tiene meses viviendo como ermitaño en su hotel Selva Negra, en Matagalpa. No sale a reuniones ni a cortarse el pelo. Pero todos los días camina en la montaña.
¿Cuál es su primer recuerdo?
Tenía un monito (araña) que me quitaba las botellas que bebía.
¿Cuál es su comida favorita?
El churrasco.
¿Qué prefiere cerveza o ron?
Tomaba a diario tequila, pero por asunto de salud tomo vino rojo por las tardes.
¿A quién invitaría a tomar un café?
A Konrad Adenauer, lo invitaría para que nos dé el secreto de cómo salir de la crisis de Nicaragua. Adenauer, como canciller, resolvió el problema en Alemania y la levantó en 15 años.
¿Cuál es su apodo?
Me dicen Maloso, y a mí me gusta porque cualquier cosa que pase les digo: “Ya te advertí, soy maloso”.
¿Qué música lo hace bailar?
Las polkas y las mazurcas.
¿Ha estado cerca de la muerte?
En 1978 me capturó la Guardia Nacional,con varios Becat. Traté de escapar y me dispararon. Mi suegra conserva los casquillos. Luego escapé hacia Costa Rica.
¿Qué personaje nicaragüense le hubiera gustado conocer?
A Tomás Martínez Guerrero, nuestro primer presidente constitucional que tuvimos en Nicaragua. Fue el que hizo la Constitución y combatió a los filibusteros.
¿Qué quería ser de niño?
Presidente de Nicaragua.
¿Practicó deportes?
En secundaria era campeón en las carreras de resistencia y la natación.
¿Algún refrán favorito?
Quién te puso Matagalpa no supo poner nombre.Yo te hubiera puesto la hechicera de los hombres.
¿Recuerda algún momento vergonzoso?
Cuando era joven insulté a algún trabajador, y ahora me da pena recordar que lo hice.