Y lo echaron preso...

Reportaje - 08.06.2014
fotografía sin fecha que conserva el historiador Bayardo Cuadra.

En los años sesenta el famoso Daniel Santos fue a parar a la temida cárcel El Hormiguero. De cómo llegó ahí el vocalista de la Sonora Matancera hay varias versiones: por incumplir contrato, por fumar marihuana, por repartir puñetazos. Esta es la historia de su “carceleada”

Por Anagilmara Vílchez Zeledón

Eran las diez de la mañana. Su pelo ensortijado y su tupido bigote, ya no tan negros, lo distinguían de los demás prisioneros que ese lunes sacaron a “asolearse” al patio de la cárcel El Hormiguero.

“Es Daniel Santos. Es Daniel Santos”, repetían detrás de una malla otros presos. “El Inquieto Anacobero”, popular vocalista de la Sonora Matancera desde 1948 hasta 1953, estaba en la temida cárcel del régimen somocista.

¿Cómo había llegado a parar ahí? Historiadores, matanceros y escritores no terminan de ponerse de acuerdo, brindan diferentes fechas y motivos. Porque incumplió un contrato, porque repartió puñetazos en un pleito entre borrachos, porque lo encontraron fumando marihuana, porque piropeó a la mujer equivocada. Esas son algunas de las explicaciones que se repiten como posibles causas de su encarcelamiento.

Esta fue su visita más famosa, pero no la única que hizo a Nicaragua. Su guayabera blanca, su voz robusta y su elegancia aún permanecen en la memoria de los nicaragüenses que décadas después reviven los shows en los que cantó sus éxitos.

Su estancia en El Hormiguero tampoco fue la única ocasión en la que Santos se vio prisionero. Con fama de pleitisto, el Jefe, como también le decían, conoció las celdas de varios países.

“Preso estoy, ya estoy cumpliendo mi condena (...) Me acongojo, me avergüenzo y me da pena, pero tengo que cumplirla en soledad. Mi guitarra, huerfanita, ya no suena y aunque tarde, sé que es una realidad que el que juega tan cerquita a la candela, si no vive con cautela, quemará”, rezan los versos de su canción El preso, bolero que compuso durante su cautiverio en La Habana, Cuba, en 1951.

Diez años después, según el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, en su obra Oficios compartidos, Santos cantaría a capela en otra prisión: en la de Nicaragua.

Daniel Santos, Cantante de la Sonora Matancera. Fotos del recuerdo del Ing. Bayardo Cuadra y Dr Polidecto Correa , Acompañado de Tony Altamir. Empresario Hondureño. Uriel Molina/LA PRENSA
“Él vino varias veces, era agradable, chilero como decimos nosotros, hablábamos de todo”, cuenta Polidecto Correa. Él conoció a Daniel Santos en el ámbito del espectáculo y aparece a su lado en esta foto.

“Daniel Santos dio guerra aquí, lástima que no quedó nada escrito, no lo conservamos”.
José María Talavera
matancero y estudioso de la historia de este grupo musical.

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Daniel Doroteo de los Santos Betancourt nació en Puerto Rico en 1916. “Él tuvo una historia muy dura, sale de la escuela a los 13 años y lo mandan a lustrar, a los 14 se fuga y se va a Nueva York y vive donde estaban los burdeles, los billares, los ladrones, él se crió en eso”, asevera el matancero José María Talavera, quien durante años se ha dedicado a investigar acerca de la historia de este conjunto de música cubana.

“Un grupo de amigos vivíamos de hacer trampas con las barajas y el billar (...) en ese ambiente, una vez recibí una puñalada que casi me manda p’al otro lado (...) Luego volví a limpiar zapatos, a vender hielo y carbón”, habría afirmado Daniel Santos en una ocasión.

Según él, para reunir los tres dólares que necesitaba para pagar la renta de un cuartito, robaba, vendía licor clandestino y “chuleaba” a las mujeres. Después barrió calles y destapó cloacas, mientras “soñaba con ser cantante”.

Siendo esta vez una ducha su escenario, Santos cantó sin sospechar que el timbre de su voz sorprendería a un peculiar oyente. Uno de los integrantes del Trío Lírico iba pasando por la calle y lo escuchó. Así inició su carrera. La gloria le llegó en 1948 al compás de La Sonora Matancera.

Jose Maria Talavera. Jose Maria Talavera. Foto: Maynor Valenzuela/ LA PRENSA

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“En la cárcel de El Hormiguero, Daniel Santos entregó a los presos aquel amanecer, encerrado en su celda, su mejor repertorio cantado a capela, marcando el ritmo a golpes de mano en las tablas del camastro”, apunta Sergio Ramírez, en Oficios compartidos. “Los presos amanecieron llorando en las galeras, provocados a recordar desgracias, desengaños, abandonos e infortunios —continúa Ramírez—, otros reclusos, los de las cárceles de La Aviación, lejos de allí, al saber de aquel concierto imposible, se amotinaron para que también Daniel Santos les llegara a cantar”.

Según el escritor nicaragüense, esto sucedió en 1961. Un pleito de borrachos en el Casino Olímpico fue el motivo por el cual el Jefe conoció la cárcel en Nicaragua, afirma Ramírez.

En esa época, Santos ya no estaba con La Sonora Matancera, pero sus años dorados continuarían con álbumes exitosos como Despedida. Entre los temas de este disco se encuentra Virgen de medianoche, uno de sus boleros más famosos.

En su obra Señor de los tristes: sobre escritores y escritura, Ramírez asegura que Santos “fue encarcelado por escándalo en la vía pública, según el alegato oficial, pero según el propio, por seducir a la mujer de un coronel”.

La periodista venezolana Elsy Manzanares Feliche, en su blog personal publicó en el 2011 una entrevista que le hizo a Santos en agosto de 1989. En ella, Manzanares Feliche le pregunta a Santos, de 73 años, sobre este episodio. Él le respondió: “Yo fui a trabajar a Nicaragua y estaba trabajando con una empresaria que además tenía una casa de mujeres, yo había cantado en todos los lugares donde ella me dijo. Cuando se acabó el contrato me pidió que le cantara en ese lupanar y yo dije que allí no cantaba, ella se sintió muy ofendida y habló con la esposa de Tacho Somoza, que era amiga suya, y me metieron preso por tres días”.

Pero aquí se manejan otras versiones. El fotógrafo del diario Novedades, Porfirio Berríos, afirma que en esa época “la noticia fue que él cayó preso porque lo agarraron fumando marihuana. Durmió en El Hormiguero y lo soltaron cuando investigaron quién era él”. Por su parte, el periodista Nicolás López Maltez asegura que a Daniel Santos lo encarceló por incumplimiento de contrato una señora de nombre Margarita Giti, “dueña de un famoso night club que estuvo en el km 8 de la Carretera Sur”.

Según López Maltez, “está la fantasía de que quien encarceló a Daniel Santos en Nicaragua fue Anastasio Somoza García”. Los que apoyan esa versión sostienen que “Somoza lo metió preso por negarse a cantarle en un prostíbulo de Managua”.

“Lo de Somoza García es irrisorio, falso. Nunca Tacho Somoza fue burdelero. He buscado en periódicos sobre el incidente, pero nada. La prisión (de Santos en Nicaragua) aparece registrada en cuanto libro sobre su vida se ha escrito”, asevera Francisco Gutiérrez Barreto, conocido como Pancho Mambo. Según él, “Daniel Santos sí estuvo preso por bronca, producto de una borrachera. Se dice fue en una casa de citas, donde la dueña era su amante. Se estima sucedió hacia 1954”, concluye.

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Nicaragua no es la única nación en la que el Jefe conoció la prisión. Su historial es largo.

La primera vez fue en Nueva York, en 1936. Después lo encarcelaron en Puerto Rico, “por golpear a una mujer con una penca de cambur, porque esta le intentó cortar la cara con una botella rota”, apunta el periodista Nicolás López Maltez.

La más famosa de sus carceleadas sería en Cuba. Allí en 1951 compuso su canción El preso.

“Lo condenaron a dos años de prisión por golpear a una mujer en una pelea en una fiesta. Le rompió la cara”, continúa López Maltez.

La lista sigue. Guayaquil, República Dominicana, México... No solo tenía fama de pendenciero, mujeriego, es otro de los adjetivos con los que se le asocia. Se desposó más de diez veces. Incluso él mismo llegó a perder la cuenta del total de mujeres con las que estuvo casado. “Pasa que yo era muy bonito”, justificó a sus 73 años.

Cuando fue cuestionado por las penas que pagó en prisión por golpear a una mujer, él respondió: “Yo no digo que no maltraté a nadie, puede haber sucedido, eso sí es verdad, pero no de abuso”.

—¿Cómo se puede maltratar a alguien sin abuso? —replicó la periodista venezolana Elsy Manzanares Feliche.

“Bueno porque la verdad es que uno no quiere hacerlo, pero se ve obligado, bueno esas cosas no quiero recordarlas, así que sigamos con la entrevista”, concluyó Santos, padre de más de 12 hijos.

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Desde “el corralito”, una especie de gallinero en el patio de la cárcel El Hormiguero, Carlos Urbina Guillén lo reconoció. Él no recuerda la fecha exacta, pero presume que fue a inicios de los sesenta. De lo que sí está convencido es que sucedió un lunes.

“El Daniel Santos de esa época tal vez tenía unos 40 años: blanco, pelo bien ondulado que ya empezaba a canear, el bigotazo que siempre anduvo, ya no era delgado, medía unos 5.8 pies”, asegura Urbina Guillén, quien estuvo solo una hora en prisión. Cuando él salió de El Hormiguero, a eso de las 11:00 de la mañana, Santos aún estaba allí y de acuerdo con lo que escuchó en la cárcel al puertorriqueño lo habían encarcelado el domingo.

Durante ese tiempo en prisión hay quienes dicen que Santos compuso una canción que llamó El Hormiguero. Muy pocos saben de ella y ni siquiera aparece en su discografía. Según José María Talavera, un colega suyo también amante de La Sonora Matancera tenía la canción en un casete que en 1972 el terremoto de Managua se tragó. “Quiere decir que existió, pero no sé dónde la grabó”, dice.

Con una colección de más de 700 canciones de La Sonora Matancera, Carlos Urbina Guillén ya no es el aquel joven desinteresado que a unos metros de distancia en el patio de la cárcel El Hormiguero observó al puertorriqueño de la voz robusta. De haberlo visto ahora, dice entre risas, “lo hubiera entrevistado”. Y aunque su recuerdo de aquel día es vago, Guillén lamenta en ese momento no haber discernido que “ese era uno de los más grandes cantantes latinos de la historia”.

Daniel Santos
Daniel Santos murió en Estados Unidos en 1992. Tenía 76 años.

Sus visitas a Nicaragua

Desde un escenario desnudo cantaba el puertorriqueño Daniel Santos. Era 1963, presume el escritor Sergio Ramírez, quien miró a Santos actuar en León en un lupanar que se llamaba “el 3066, que tomaba el nombre de su número de teléfono”, cuenta Sergio Ramírez, en su obra Oficios compartidos.

En esa época, según Ramírez, un Santos ya encanecido, medio borracho y con deje pendenciero, interpretaba en el burdel los versos de su tema Virgen de medianoche.

Otra de las visitas del Jefe sucedió en un radio-teatro en Managua. Allí lo escuchó cantar Hugo Hernández Oviedo, matancero y asiduo lector de la historia de esta agrupación musical.

“Llegó justamente del aeropuerto al programa y dijo: 'señoras y señores, vamos a hacer de cuenta y caso que vamos a ensayar'. Así comenzó él su programa”, cuenta Hernández Oviedo, de 76 años. Allí también estuvo el matancero José María Talavera, quien recuerda que el Jefe, como se le conocía a Santos, cantó Linda (tema grabado en 1963).

La presentación fue al mediodía, duró una hora y se transmitió a través de Unión Radio. “Fue una furia musical”, dice Hernández Oviedo.

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