Viuda de Enrique Bermúdez: ¿Quién mató a mi esposo?

Reportaje - 25.07.2010
mag-elsa-bermudez02

La viuda de Enrique Bermúdez, el famoso Comandante 3-80, habla de su odisea en busca de justicia
y de sus sospechas sobre quiénes asesinaron a su esposo

Por Judith Flores

Han pasado casi dos décadas y el crimen del jefe contra, coronel Enrique Bermúdez, Comandante 3-80, continúa impune. Su esposa Elsa Bermúdez ha batallado en busca de justicia, sin embargo, todavía no logra derribar las barreras del poder en Nicaragua. El supuesto apoyo y esfuerzo de las autoridades nicaragüense por encontrar a o los culpables, parecieran estar dirigidos a bloquear e impedir el esclarecimiento de un crimen que conmocionó a Nicaragua y a la comunidad internacional a inicio de la década del 90.

Elsa Bermúdez dice que su marido fue asesinado durante su segundo viaje a Nicaragua, tras el triunfo de Violeta Barrios de Chamorro. Asegura que su esposo estaba retirado de las negociaciones de desmovilización de la Contra con el Gobierno por estar en desacuerdo con el rumbo de las mismas. Además sostiene que Bermúdez era un militar, no un político.

El último año de vida Enríque Bermúdez lo vivió el lado de su familia en Miami, pero su viuda dice que siempre estaba recibiendo cartas de los comandos de la Resistencia, en las que le solicitaban que los representara ante el Gobierno en las negociaciones y en el cumplimiento de los acuerdos de desmovilización. Bermúdez se sentía conectado a los comandos con los que convivió y dirigió durante una década.

La última carta que recibió fue la enviada por los setenta principales comandantes de la Contra, a la Presidenta, a la que proponen la representación del Comandante 3-80 ante el Gobierno. El ex jefe Contra partió hacia Nicaragua el 14 de febrero, Día del Amor. Fue la última vez que habló con su esposa. “Me dijo que había iniciado los trámites para recuperar nuestras propiedades (cuatro confiscadas por los sandinistas)”.

***

La noche del 16 de febrero de 1991, fecha del crimen, Elsa Bermúdez se quedó dormida frente al televisor de su casa. Eran las 10:30 cuando repentinamente despertó para escuchar la peor noticia de su vida. El canal de televisión transmitía el crimen de su esposo. “No lo podía creer, vi las imágenes de mi esposo muerto en el piso, bañado en sangre, gritaba y lloraba en medio de la sala de mi casa,. Ni murió en la montaña y me lo mataron en Nicaragua”.

El 17 se trasladó a Nicaragua, fue directamente a la morgue para el reconocimiento del cuerpo, “el cadáver estaba desnudo, pero completo”. El día 18 de febrero, le entregaron el cuerpo, ella no sabía que a su esposo le habían extraído todos sus órganos, y  asegura que la Policía no le informó ni le pidió autorización para hacerlo. Fue en Miami donde se enteró, cuando el representante de la funeraria le informa del estado en que recibían el cuerpo. “Ahí me enteré que el cuerpo tenía dos disparos y no uno a como informó la Policía en Nicaragua”.

Las dudas sobre el actuar de la Policía en las investigaciones la inundaron. Se trasladó a Washington para solicitar al Gobierno norteamericano la exhumación del cadáver y la realización de una segunda autopsia. Ocho meses más tarde se llevó a efecto su petición. El resultado de la autopsia reveló que el cuerpo presentaba dos ritos en la cabeza, la bala no provenía de un francotirador, el disparo fue a quemarropa, el arma utilizada es de origen soviético, no deja quemadura de pólvora, no requiere silenciador, es un arma profesional de uso exclusivo del Ejército - sandinista - y de la Seguridad del Estado, y que la característica principal es que requiere de municiones especiales, y que al hacer el disparo lanza dos tiros en vez de uno. “La muerte de Enrique fue instantánea”, dijo su esposa.

Elsa Bermúdez negó haber solicitado a la Policía mantenerse al margen de las investigaciones y haber buscado su propio forense, a como sostiene el ex jefe de la Policía Nacional, René Vivas. “Qué poder tenía yo para hacer eso, si hubiese tenido algún poder no hubiera permitido que a mi esposo le hubieran extraído nada de su cuerpo, es una locura lo que está diciendo”.

 

 

(FOTO DE ARCHIVO) Elsa de Bermudez, visitando a Violeta Chamorro. / 15 de Febrero de 1993 / LA PRENSA. Digitalización: Yury Salvatierra M.
Elsa de Bermúdez visitando a doña Violeta Barrios, el 15 de febrero de 1993.

 

Manifestó haber confiado en las intenciones de los miembros de la Comisión de Investigación nombrada por doña Violeta Barrios para el esclarecimiento del caso; sin embargo, recordó que la misma se disolvió por falta de apoyo de la Policía y el Gobierno.

El entonces presidente de Estados Unidos, George Bush (padre), le ofreció el apoyo del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglás en inglés), para contribuir al esclarecimiento del caso. Con ese ofrecimiento se presentó al despacho de la mandataria nicaragüense en ese entonces.

“Le supliqué, le lloré y ella accedió porque vivió lo mismo que yo, le mataron a su esposo en la calle. Pero días más tarde la historia cambió, un funcionario del Gobierno me informó que la solicitud fue rechazada porque la intervención del FBI en las investigaciones podría ocasionar roces con la Policía y que eso significaba dudar de las capacidad de las autoridades policiales. Eso fue que la Policía no aceptó”.

Elsa Bermúdez dijo que ese mismo funcionario - del que omitió su nombre- le informó que aceptarían el apoyo de la Policía Metropolitana de Reino Unido, Scotland Yard. “Me pareció ilógco que no aceptaran el apoyo del FBI, pero sí de Scotland Yard, no le miraba lógica , pero acepté, ellos- los investigadores- se enfrentaron a restricciones, a limitaciones , al final lo que hicieron fue evaluar el informe policial. En su conclusión Scotland Yard dijo que habían faltas claramente detalladas en la investigación que desarrolló la Policía y su sugerencia fue borrón y cuenta nueva”.

Al ser consultada sobre quién cree ella mató a su esposo, doña Elsa respondió que los enemigos de su esposo eran los sandinistas, al tiempo que descartó que el asesinato fuese perpetrado por los mismos compañeros de armas de Bermúdez, a como se rumoró. “Si los miembros de la Contra estuvieran involucrados en el asesinato de mi esposo, te puedo asegurar que estarían presos desde hace mucho tiempo”.

El crimen del máximo jefe Contra se encuentra engavetado, pero no cerrado, según su viuda.

“Que me digan las autoridades judiciales si el caso está abierto. Si el crimen fue amnistiado. Si lo fue, ¿a quiénes se amnistió? Si hubo amnistía tiene que haber nombres, hasta ahora ningún gobierno ha querido encontrar a los responsables”, sostuvo.

“Ahora con los sandinistas - nuevamente- en el poder es difícil, pero jamás perderé la esperanza en que se reactive el caso y que se hará justicia en el caso de mi esposo”, afirmó Elsa Bermúdez.

Sección
Reportaje