La tierra de los indígenas cheles en Nicaragua

Reportaje - 28.03.2004
Tierra de Cheles

En pleno territorio indígena, Matagalpa, cuatro comunidades se distinguen de sus vecinas por la fisonomía de sus miembros: blancos, rubios, pelirrojos o pecosos. ¿De dónde viene esta sangre? Hipótesis hay muchas, certeza ninguna. Estadísticamente son parte de los 95 mil indios matagalpas calculados en Nicaragua

Fabián Medina

Isaíto es un niño de 9 años, blanco, pelirrojo y pecoso. Vive en Ocotal Espeso y estadísticamente se registra como uno más de los 95 mil indios matagalpas que hay en Nicaragua. Su familia, en la que hay cuatro cheles igual que él y dos morenos, está registrada en la Comunidad Indígena de Matagalpa, y como miembro de esta, tiene derecho a usar la tierra sin pagar el arriendo que deben reconocer los "propietarios" no indígenas que pueblan la región.

A Ocotal Espeso se llega tomando una trocha en el kilómetro 140 de la carretera entre Matagalpa y Jinotega. Se localiza al cruzar una cadena de cerros que la esconden, junto a las también comunidades vecinas de Sitio Viejo, Rincón Largo y Pacsila. Toda esta zona se conoce como comarca de Pacsila. Es un valle escondido, escogido así por sus pobladores por las razones que luego explicaremos.

Según el historiador Eddy Kühl, el nombre real de la comunidad es Pacsila, aunque en los mapas aparezca como Palcila. "Eso fue un error del cartógrafo que hizo el mapa. Pasa a menudo y así han alterado los toponimias originales", se queja Kühl.

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Pacsila en lengua populuca o matagalpa significa frijol delgado (o una vaina de frijol que ha dado granos muy pequeños). Kühl cree que en esa zona no se daba bien el frijol, el cual existe en Nicaragua desde antes que llegaran los españoles, y esa mera característica terminó bautizándola.

Lo que distingue a Pacsila de sus comunidades vecinas, sin embargo, no es el frijol que produce, sino la fisonomía de sus habitantes. Son los campesinos más cheles de Nicaragua. Los hay pelirrojos y pecosos, rubios y ojos claros, colochones y pelo liso. ¿De dónde viene esta gente que la Comunidad Indígena de Matagalpa los registra como otros más de los suyos? Sobre el origen de estos cheles hay varias hipótesis, pero ninguna certeza.Foto: Orlando Valenzuela

¿Piratas o colonos?

Kühl, quien también es propietario del Hotel Selva Negra, que colinda con Pacsila, sostiene que los cheles son descendientes de colonos procedentes del norte de España, vascos o navarros, que vinieron en la colonia tardía, allá por el siglo XVII, buscando tierras altas para sembrar hortalizas como todavía lo hacen.

Originalmente se habrían asentado en el valle de Sébaco, pero el acoso de los indios los obligó a buscar nuevas tierras, y así encontraron este valle protegido por cerros, que durante 400 años se ha mantenido casi aislado del resto del mundo. Hasta hace apenas diez años existe la trocha por la que a duras penas bajan las camionetas.

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Efectivamente, cuando usted circula por la carretera Matagalpa-Jinotega puede ver a uno que otro chele ofreciendo manojos de zanahorias, repollos o pepinos a los viajeros en pequeños puestos a la orilla de la vía. Si se detiene a regatear escuchará el clásico deje del campesino norteño, el hablar cantadito y extremadamente respetuoso. Y si ya quiere entrar en mayores confianzas, notará que son gente huraña. Muy huraña.

Eddy Kühl los conoce bastante, pues su madre fue una de ellos. Hijo de un inmigrante alemán y una nativa de Ocotal Espeso, Kühl ha recorrido a caballo todos esos caminos y cantado polkas con ellos en tardes de bohemia.

"Ellos creen mucho en proteger su método de vida, cultivan pequeños lotes, principalmente de hortalizas. Crían mulas y tienden a no relacionarse mucho con el indio o ladino. Conservan las polkas y mazurcas europeas y anteriormente tejían o bordaban bandanas y manteles de estilo muy europeo", describe.

Aislados del mundo como han querido estar, evitaron durante todo este tiempo los sucesivos reclutamientos forzosos que han hecho los gobiernos y ejércitos durante las múltiples guerras que ha vivido Nicaragua. "Ponían vigías en los cerros y cuando avistaban a los reclutadores huían por parajes que solo ellos conocen", explica Kühl.

El naturalista e historiador inglés Thomas Belt, en su libro El naturalista en Nicaragua, cuenta que a su paso por nuestro país en 1872 quedó extrañado por la apariencia de los habitantes de estas regiones a quienes describió como "gentes de cabellos claros y ojos azules", rasgos que en un principio atribuyó a grupos de americanos que se habían asentado en Jinotega después de la guerra civil en Estados Unidos.

Sin embargo, pronto cayó en la cuenta de que había pobladores mucho más antiguos que la guerra de Estados Unidos, y que las características de esas personas que le llamaron la atención son distintas a las de los españoles, indios o negros, por lo que planteó una teoría bastante difundida sobre el origen de estos cheles: son descendientes de piratas europeos. Según la tesis de Belt, expediciones de piratas franceses e ingleses que usaban estas provincias como camino para cruzar de un océano a otro se asentaron en este "valle escondido" y ahí dejaron su sangre.

Entre primos y parientes

Cuando se pregunta cómo es que estos campesinos se conservan tan cheles a través del tiempo, la respuesta más común es: "Se casan entre ellos mismos, entre parientes".

María Antonia Ramírez García, de 55 años, es profesora de Rincón Largo y nativa de esa comunidad. Ella se casó con un primo-hermano, pero no cree que su caso sea una práctica muy extendida. "A ver... aquí creo que solo yo estoy casada con un primo-hermano..."

La profesora reconoce que el 80 por ciento de las 195 familias de la comunidad llevan el apellido Zeledón, le seguirían en profusión el Montenegro, Ramírez, Sáenz, Hernández, Mendoza, Castro, etc.

Sin embargo, a pesar de su origen y de ser profesora de primaria, María Antonia Ramírez poco sabe del origen de los suyos. "Dicen, a mí no me crea, que aquí vivió un alemán y dejó hijos", especula.

Al preguntarle si ellos son indígenas, tal como se les registra en la Comunidad Indígena de Matagalpa, Ramírez duda: "Yo creo que sí... Aquí nacimos y aquí nacieron nuestros padres... Aunque... más allá (en las comunidades vecinas) es que usted va a ver indios de verdad".

La verdad es que resulta difícil ver, por ejemplo, en el rostro de Ellis Geovania Castro López, una adolescente de Pacsila, los clásicos rasgos que identifican a los indios matagalpa, aunque estadísticamente ella sea uno de ellos. Ellis tiene 12 años, ojos claros, pelo castaño y es blanca. Bonita.

Cuenta Eddy Kühl que en su Hotel Selva Negra emplean jóvenes como Ellis y para el festival de Oktoberfest (fiesta alemana) las visten con el atuendo típico alemán (diendel). "Parecen alemanas de los Alpes. Los turistas les hablan en alemán y ellas solo sonríen".

La fisonomía y belleza de esta gente —según el relato de Kühl—, hace que algunas personas del Pacífico lleguen a estas comunidades buscando niños rubios y blancos que adoptar e, incluso, mujeres con las cuales casarse.Gráfico:Magazine/E. Espinales Guido

La filosofía de don Lencho

Florencio González, don Lencho, nació hace 80 años en la hacienda Hamonnia, y sus padres lo regalaron cuando cumplió 10 años a una familia de apellido Sáenz, en Pacsila. Dice que él es una mezcla de blanco e indio, y que cuando llegó a esa región las tierras eran libres, sin escrituras y bastaba denunciarlas para quedarse con ellas. "Yo no denuncié nada porque era un niño", dice. A pesar de ser analfabeta, tiene fama de ser un "cuenta historias" en Pacsila.

"Aquí sí, se casan entre primos. Antes estaba prohibido. Yo conozco unos Zeledón casados entre primos-hermanos; si son estos Montenegro, también". Dice que por esos cruces entre la misma sangre "han salido algunos ineptos de los brazos, de los pies... con los pies para atrás"."Pocos sí", reconoce. "A ellos (los cheles) no les gusta revolverse con los que son más negritos. No les gusta, pero a veces se han injertado... je je je". "Aquí vienen muchos de otras partes a buscar hembras. Hay familias que cuidan mucho a sus hijas, pero si ya lo conocen que es un buen muchacho, le dan la facultad. Hay unos que piden permiso, y el papá le consigue la audiencia, hay unos que se han casado honradamente, pero hay otros que han defraudado el permiso... je je je... y entonces se la han llevado (a la novia)".

"Hay hombres que les gusta andar con una amante y con otra, aunque sean casados. Las mujeres honradas se sostienen con un solo hombre, pero hay unas que no, tal vez el esposo las dejó y se hacen de otro... Pero las mujeres que son honradas mueren solas".

La teoría de Belt

"Muchas de las gentes tienen cabello claro y ojos azules, al principio yo pensaba que podrían ser descendientes de algún grupo de americanos que se había asentado en Jinotega durante la guerra civil en los Estados Unidos..."

"Yo encontré, sin embargo, algunas personas mayores con esas mismas características, las cuales son distintas que las de los españoles, indios o negros, y estoy inclinado a creer que cuando Morgan desbarató las bandas de bucaneros a final del siglo XVII, muchos de ellos encontraron refugio aguas arriba en el río Grande y el río Wanks".

"Ellos conocían bien estos ríos donde hacían sus incursiones para saquear los asentamientos españoles cerca de la cuenca del Pacífico. En 1688 un grupo de cerca de 300 piratas franceses e ingleses abandonaron sus barcos en el Golfo de Fonseca y se abrieron paso a través de la montaña descendiendo hasta el Atlántico por el río Wanks. Los nativos de cabello claro y ojos azules de Matagalpa y Las Segovias son probablemente descendientes de estos aventureros, quienes convirtieron estas provincias como caminos para pasar de un océano al otro".

Thomas Belt
Naturalista y explorador inglés.
The naturalist in Nicaragua (p. 241)

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