
San Juan: el río codiciado
Quien conoce la historia del río San Juan, conoce gran parte de la historia de Nicaragua. El mítico río ha sido surcado por piratas, conquistadores, “tiburones de agua dulce” y continúa despertando hondos nacionalismos en una época en que la alta migración desdibuja las fronteras.
San Juan: el río codiciado
Durante siglos, el río San Juan ha sido codiciado por países cercanos y lejanos. Por sus aguas han entrado conquistadores, piratas, tiburones y ha estado en cada proyecto de canal interoceánico. Este río ha determinado buena parte de la historia de Nicaragua
Todos conocemos la frase “El río San Juan es nica”. Sale a flote en cada temporada de conflictos con Costa Rica y en debates nacionalistas que versan sobre gallopinto, cerveza y fronteras. Los costarricenses tienen derechos humanos y oportunidades laborales; Nicaragua, al San Juan, un río que no comparte con nadie y que ha peleado palmo a palmo desde la época en que el mundo anhelaba un canal interoceánico que conectara al Pacífico con el Atlántico.
Por el San Juan navegaron conquistadores españoles, piratas ingleses y los tiburones que alguna vez residieron en las dulces aguas del Cocibolca. En el San Juan realizó su hazaña una joven Rafaela Herrera y se trazaron decenas de planes para un gran canal interoceánico. Este río es “historia líquida”, en palabras del investigador José Luis Rocha.
También es uno de los principales recursos naturales con los que cuenta Nicaragua, una vena que se alimenta de la cuenca hídrica más grande de Centroamérica y bordea la Reserva Biológica Indio Maíz.
Hay mucho que aprender sobre el San Juan y su historia, por eso hemos preparado este reportaje, con información general pero concisa, sobre el mítico río que mucho presumimos y poco conocemos.
Un poco de historia
Vista del Castillo de la Inmaculada Concepción, sobre el río San Juan.
Los conflictos limítrofes entre Nicaragua y su vecina Costa Rica iniciaron mucho tiempo antes de que se acuñara la frase “El río San Juan es nica”. El origen de los problemas se remonta a la época en que Nicoya y Guanacaste todavía formaban parte del territorio nicaragüense. Ambos conflictos están relacionados, como pronto se verá.
El partido de Nicoya perteneció a Nicaragua durante todo el régimen colonial, que duró 300 años. Sin embargo, en una Nicaragua revuelta por las guerras civiles y las luchas de poder, esa zona fronteriza y la escasa población que la habitaba permanecían abandonadas por los gobernantes, situación que fue aprovechada por Costa Rica.
El 25 de julio de 1824 “la municipalidad de Nicoya, partido perteneciente a Nicaragua, decidió por plebiscito formar parte de Costa Rica, lo que sería ratificado el 9 de diciembre de 1825 por el Congreso Federal de América Central, con la oposición de Nicaragua”, señala el estudio El río San Juan: dos siglos de conflictos entre Costa y Nicaragua.
En 1838 Costa Rica y Nicaragua se separaron de la República Federal, que se disolvió en 1839, convirtiéndose así los cinco Estados de la Federación en Repúblicas independientes. Entre reclamos y gestiones, Nicaragua intentó por varios años recuperar el territorio anexado unilateralmente a Costa Rica; pero aquella fue una época convulsa y el conflicto se resolvería con una guerra y un tratado.
Durante la invasión filibustera a Nicaragua, los ejércitos de Costa Rica, Honduras, El Salvador y Guatemala participaron en la lucha. En agradecimiento, el 6 de julio de 1857 el ministro de Relaciones Exteriores nicaragüense, Gregorio Juárez, firmó con el general tico José María Cañas un tratado limítrofe en el que Nicaragua cedía a Costa Rica el partido de Nicoya, así como el derecho a la libre navegación en el río San Juan. Pero el gobierno costarricense quería más.
“A pesar de los notables beneficios que el Tratado Cañas-Juárez ofrecía a Costa Rica, su gobierno rehusó considerar esta solución diplomática. El presidente Juan Rafael Mora intentaba aprovechar el estado de postración en que se hallaba Nicaragua como resultado de la guerra antifilibustera, para obtener aún mayores ventajas para su país”, señala el documento Conflictos limítrofes y discurso nacionalista. La frontera Nicaragua-Costa Rica (1824-1858), de la historiadora Frances Kinloch Tijerino.
Juan Rafael Mora fue presidente de Costa Rica durante la Guerra Nacional. Intentó entregar territorio nicaragüense para la construcción de un canal interoceánico.
Firme en sus aspiraciones canaleras, aunque la ruta trazada se encontraba fuera de su territorio, el 14 de julio de 1857 el gobierno tico firmó un contrato canalero con el súbdito británico Robert Clifford Webster, haciendo concesiones sobre el istmo de Rivas, el río San Juan y el lago de Nicaragua. Mientras tanto, el general Cañas propuso secretamente al magnate norteamericano de la Vía del Tránsito, Cornelius Vanderbilt, fundar un Estado independiente que aglutinara a los departamentos de Rivas, Guanacaste y Río San Juan.
El general José María Cañas es conocido como “el salvadoreño más tico que ha habido”. Era el hombre de confianza del presidente tico Juan Rafael Mora y tuvo un destacado papel en la Guerra Nacional y la firma del tratado Cañas-Jerez.
“Los proyectos de Mora y Cañas para apropiarse de la ruta interoceánica quedaron en evidencia cuando el ejército costarricense ocupó los fuertes del Castillo y San Carlos, así como otros puntos estratégicos en el río San Juan y riberas del lago de Nicaragua”, dice Kinloch.
La respuesta de Nicaragua fue una declaración de guerra, el 19 de octubre de 1857. Sin embargo, a fines de noviembre de ese año, una nueva invasión filibustera, encabezada por William Walker, volvió a unir a ambos países frente el enemigo en común.
Derrotado el filibustero, sobrevino una extraña armonía que llevó a ticos y nicas a firmar el famoso tratado Cañas-Jerez, en vigencia hasta nuestros días.
A 12 años del inicio de las obras, puede afirmarse que el dragado del río San Juan ha sido conflicto, caro y, hasta el momento, inútil. El río continúa sedimentado e innavegable en el último trecho.
15 de abril de 1858. El tratado Cañas-Jerez fue resultado del diálogo entre el general Máximo Jerez, de Nicaragua, y José María Cañas, de Costa Rica. Nicaragua renunció a sus reclamos por el territorio de Nicoya, pero a cambio reafirmó su completa soberanía sobre el río San Juan; mientras que Costa Rica obtuvo el derecho de navegar libremente por un tramo del San Juan, únicamente con objeto de comercio. Para algunos nacionalistas ticos, fue “injusto” que, habiendo invertido y perdido tanto en la guerra contra William Walker, Costa Rica no obtuviera derechos sobre el río y el puerto de San Juan del Norte ni extendiera su territorio hasta el Cocibolca.
22 de marzo de 1888.En el Laudo Clevelandel entonces presidente de los Estados Unidos, Grover Cleveland, clarifica ciertos puntos del acuerdo de 1858. Se establece que el tratado Cañas-Jerez es válido y que Costa Rica no tiene derecho a navegar en el río San Juan con buques de guerra, pero sí puede hacerlo “con objetos de comercio”.
1897-1900. El ingeniero estadounidense Edward Porter Alexander emprendió la labor de amojonar la frontera entre Nicaragua y Costa Rica. Dictó cinco laudos conocidos como Laudos Alexander, en los que el río San Juan permanece íntegro en territorio nicaragüense.
Septiembre de 2005. Costa Rica intentó convencer al gobierno de Enrique Bolaños Geyer para que reinterpretara los derechos reconocidos en los laudos; como no lo consiguió, llevó el caso ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Julio de 2009.Tras cuatro años de debates y disputas por los derechos de navegación en el San Juan, el tribunal de La Haya llegó a un fallo que para muchos fue “salomónico”. Las embarcaciones ticas podrían navegar libremente por el río sin que los pasajeros portaran visado nicaragüense ni tarjeta de turistas. Nicaragua conservó el derecho a inspeccionar los navíos y a sus viajeros al entrar y salir del río. Igualmente puede pedir documentos de identidad en los puntos de control establecidos.
18 de octubre de 2010. Nicaragua inició el dragado del río San Juan, acción que ocasionaría innumerables conflictos con el gobierno de Costa Rica. El régimen nicaragüense declaró que solo hacía uso de su legítimo y soberano derecho a recuperar el caudal del San Juan para volverlo nuevamente navegable en el tramo de su desembocadura; mientras que el gobierno de Laura Chinchilla denunció que el dragado causaría daños ambientales en humedales ticos y afectaría el caudal del río Colorado.
18 de noviembre de 2010. Costa Rica demanda a Nicaragua en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, alegando daños ambientales y violación a su soberanía, debido al dragado realizado en el último trecho del río.
Febrero de 2011. Tanto Nicaragua como Costa Rica reclaman como propio un minúsculo territorio de 2.5 kilómetros cuadrados en el extremo norte de Harbour Heard o Isla Calero, para los costarricenses.
22 de diciembre de 2011. Nicaragua demanda a Costa Rica en La Haya por supuestos daños ambientales causados por la construcción de una carretera fronteriza paralela al río San Juan.
15 de diciembre de 2015. La corte de La Haya falla a favor de Costa Rica, estableciendo que Isla Calero le pertenece y que, con su dragado, Nicaragua ha violentado la soberanía tica y sus derechos de navegación por el San Juan. Sobre la carretera de Laura Chinchilla, la CIJ dijo que Nicaragua no logró presentar suficiente evidencia de daños ambientales ocasionados al río.
Las labores de dragado en el río San Juan continuaron, infructuosas y a paso de tortuga. Tras el fallecimiento, en 2020, del exguerrillero Edén Pastora, encargado del proyecto desde el inicio de las obras a pesar de su nulo conocimiento de la materia, el dragado quedó a cargo de la Empresa Portuaria Nacional. En la actualidad no se conocen avances en la limpieza del río.
Características del San Juan
El río San Juan es uno de los cuerpos de agua más importantes de Nicaragua y uno de los ríos más largos de Centroamérica.
El río San Juan drena la cuenca hidrográfica más grande de Centroamérica en términos de volúmenes de agua. Su cuenca abarca un área de 38,640 kilómetros cuadrados, de los que aproximadamente el 64 por ciento se encuentra en territorio nicaragüense. El resto, unos 14 mil kilómetros se halla en Costa Rica, donde nacen algunos de los principales ríos tributarios del San Juan.
El San Juan tiene un recorrido oeste-este de aproximadamente 200 kilómetros, hasta desembocar en el Caribe en dos puntos separados entre sí por 19 kilómetros: la bahía de San Juan del Norte, en Nicaragua, y el río Colorado, en Costa Rica. Al llegar a este último trecho, la mayor parte del caudal del San Juan (se estima que el 90 por ciento) se va por el río Colorado, un río costarricense que ha sido dragado varias veces. “Debido a que el río San Juan se ha ido sedimentando el caudal que permanece en territorio nica ha ido disminuyendo, por eso el dragado del San Juan en esa última parte es una necesidad, pero no como lo hizo el régimen (de Ortega)”, afirma Amaru Ruiz, de la extinta Fundación del Río.
Se trata de uno de los cuerpos de agua más importantes de Nicaragua y uno de los ríos más largos de Centroamérica. Su anchura media es de 250 metros y su profundidad promedio va de 2.5 a 3 metros, con un caudal estimado en 1,000 metros cúbicos por segundo.
Más allá de su importancia geoestratégica, su valor hídrico y ecosistémico es incalculable. Bordeada por el San Juan, en la esquina sureste de Nicaragua, se encuentra la Reserva Biológica Indio Maíz, que comprende 3,180 kilómetros cuadrados y es hogar de cientos de especies de aves, mamíferos y reptiles.
San Juan Bautista
El río San Juan le debe su nombre a San Juan Bautista, pues fue bautizado así por haber sido conquistado en su festividad. Antes se le conocía como El Desaguadero. En la foto puede apreciarse la obra “Juan el Bautista predicando en el desierto”, del pintor neoclásico Anton Raphael Mengs, 1760.
En 1525 el conquistador español Ruy Díaz navegó por un largo y amplio río, rodeado de vegetación, en un fallido intento de explorarlo. Observó sus aguas cargadas de sedimento y decidió darle el nombre de “El Desaguadero”.
Para fortuna del río, sería rebautizado 14 años después, cuando el capitán Alonso Calero, al frente de 139 hombres de los que solo sobrevivieron nueve, realizó una nueva expedición. Calero lo llamó San Juan por haberlo “conquistado” el 24 de junio de 1539, en la festividad de San Juan Bautista.
En su crónica, el español describió un paisaje inhóspito y exuberante, poblado por zancudos transmisores de malaria y de indígenas que pescaban en canoa peces de hasta 50 libras.
Una muchacha llamada Rafaela
Representación en relieve de Rafaela Herrera en el Castillo de la Inmaculada Concepción. Fotografía tomada en la glorieta del Parque Central de Managua.
Puede afirmarse, sin temor a caer en la extremosidad, que Rafaela Herrera es la heroína más conocida de Nicaragua. Su imagen, salida de la imaginación de algunos artistas, ha aparecido en al menos tres billetes de circulación nacional y cada septiembre decora murales en los colegios del país. Su hazaña: defender el Castillo de la Inmaculada Concepción, en el río San Juan de Nicaragua, cuando era atacado por invasores ingleses y aliados miskitos, en julio de 1762.
Rafaela era ciudadana española nacida en Cartagena de Indias, hija del comandante Joseph Herrera y Sotomayor y de María Felipa Uriarte. Se estableció en Nicaragua con su papá cuando tenía 10 años de edad y nunca más se fue.
Cuando sucedió el episodio que la inscribió en la historia, llevaba nueve años viviendo en la fortaleza construida para proteger Granada de piratas y otros potenciales invasores. Ahí fue donde aprendió de su padre el uso del cañón: montar, cargar, apuntar y disparar.
De acuerdo con documentos de la época, el comandante Herrera y Sotomayor murió el 15 de julio de 1762, a causa de una “influsión en la garganta” y14 días después, a las 4:00 de la mañana, se oyó un “tiro de pedrero” que provenía de río abajo. A las 11:00 aparecieron siete grandes piraguas que sitiaron la fortaleza.
La noticia del fallecimiento del comandante había llegado a oídos de ingleses de Jamaica y sus aliados miskitos y se disponían a aprovechar el momento para tomarse el castillo. Eso relató la propia Rafaela en una carta escrita casi 20 años después, firmada el 16 de marzo de 1780, en la que, viuda y en la miseria, suplica la ayuda del rey de España, Carlos III.
Este billete estuvo en vigencia de 1960 a 1979. La escena de Rafaela Herrera enfrentando a los invasores ha sido representada en al menos tres billetes de circulación nacional.
Esta es la versión de los hechos de Rafaela: “A las primeras hostilidades, y a la primera intimación que hicieron los enemigos para que se rindiese el Castillo quisieron entregar sus llaves los soldados negros y mulatos que le guarnecían. Pero la suplicante, aunque joven de solo 19 años, animada del espíritu español de su difunto padre y abuelos, y conociendo el riesgo a que se exponía su honor y virginidad con la barbarie de los zambos y moscos, se opuso fuertemente a tan pública afrenta de las armas españolas; y para su remedio, mandó cerrar la puerta del Castillo, tomó sus llaves y puso centinelas. Después cargó el cañón y principió a hacer fuego a los enemigos. Quiso Dios que fuese con tanto acierto, que al tercer cañonazo que dirigió a la tienda del comandante inglés, quedase muerto y toda su gente en confusión, que, poniendo el cadáver en un tapesco, se retiraron huyendo y dejaron libre el Castillo y guarnición”.
Más tarde Rafaela Herrera se mudó a la ciudad de Granada, donde se enamoró del español criollo Pablo Mora, y en Nicaragua quedó su descendencia.
Piratas
Los piratas tuvieron su “edad de oro” en tiempos de la Colonia española. Miles de ellos pasaron por Nicaragua y su río San Juan.
La “edad de oro” de los piratas duró desde 1620 hasta 1795, cuando por Europa corría la noticia de que España había encontrado oro en el Nuevo Mundo. Francia, Holanda e Inglaterra rivalizaban con la corona española y encontraron en los corsarios una forma de apoderarse de parte del botín y, de paso, liquidar la hegemonía marítima de España.
Nicaragua y, en particular, el río San Juan, fue paso de miles de piratas; algunos de ellos famosos, como los franceses John Esquemeling y Raveneau de Lussan y el inglés William Dampier.
El pirata William Dampier estuvo en Nicaragua.
Por el San Juan ingresó al país el célebre Henry Morgan, para ir a saquear Granada. De acuerdo con textos consultados, lo hizo en dos ocasiones: 1665 y 1670.
Para proteger esa ruta de visitas no deseadas, se construyó el Castillo de la Inmaculada Concepción. Fue finalizado en 1675 y durante más de un siglo constituyó la mayor fortaleza colonial en Centroamérica y el principal punto para repeler las invasiones piratas a Nicaragua.
Eso no detuvo por completo las agresiones. Para muestra, la historia de Rafaela Herrera, quien casi un siglo después ahuyentó a un buen número de invasores británicos.
Tiburones de agua dulce
Este tiburón toro fue pescado en el Cocibolca, cuando el lago de Nicaragua era hogar de esta especie. El ejemplar de la foto pesó 76 libras y fue enviado junto con otros dos al Instituto Smithsoniano, museo de historia natural de Washington D.C. La fotografía apareció en la edición de agosto de 1944 de la revista National Geographic.
Los famosos “tiburones de agua dulce” que alguna vez habitaron en el lago Cocibolca en realidad eran tiburones toro, una especie que destaca por su gran adaptabilidad a distintos ecosistemas, perfectamente capaz de migrar de agua salada a agua dulce y viceversa.
Aunque el toro es un tiburón bastante común, que habita en todos los mares tropicales del mundo, el caso del Cocibolca fue particular y el río San Juan tuvo y sigue teniendo un papel de vital importancia en el fenómeno.
El tiburón toro suele aventurarse por ríos de agua dulce y, según expertos en la materia, en Nicaragua se cuela por los ríos Coco, Punta Gorda, Maíz, Grande de Matagalpa, Indio y, por supuesto, el San Juan. Pero en este último caso ocurría algo curioso: al final del río los tiburones encontraban 8 mil kilómetros cuadrados de agua dulce y se quedaban a explorar la zona un rato más. Así se volvieron residentes del Cocibolca.
Para 1944 en el Cocibolca y sus alrededores se había reportado la existencia de tiburones de hasta 200 libras. Este ejemplar pesó 112. Ese mismo año un tiburón del lago atacó a tres personas cerca de Granada y mató a dos de ellas. Foto/ Tomada de National Geographic.
En 1944 los tiburones abundaban en el lago de Nicaragua y cada año sus ataques cobraban la vida de al menos una persona, afirma la edición de National Geographic publicada ese mismo año. Para entonces se les conocía como “Eulamia Nicaraguensis”, porque se les creía una especie endémica del Cocibolca y el San Juan.
Pero el fenómeno que hizo famoso al Cocibolca empezó a desaparecer a finales de los años sesenta, cuando el gobierno nicaragüense otorgó una concesión pesquera a una empresa asiática que prácticamente exterminó a los tiburones que se hallaban en el lago. Los tiburones que volvían del mar, tras completar su ciclo de reproducción en agua salada, fueron atrapados por pescadores que colocaron redes en el San Juan.
A esta pesca brutal, se sumó la deforestación que a finales de los ochenta y comienzos de los noventa hizo bajar el nivel del lago y, por ende, también el del San Juan. Al bajar el caudal del río, era más difícil que ingresaran los tiburones.
En los últimos años se han reportado muy esporádicamente avistamientos de tiburones pequeños en el río y el lago. Los tiburones grandes no pueden remontar la corriente porque el nivel actual del río es muy bajo. Si algún tiburón entra es solo de visita, ya no hay poblaciones residentes.
Promesas en papel mojado
Hidroaviones, desarrollo fronterizo e incluso un lujoso crucero con casino. La población que reside junto al río San Juan ha recibido grandes promesas nunca cumplidas.
En temporada de promesas, Río San Juan suele pasar del olvido a los discursos. Hace muchos años el mítico río fronterizo sería surcado por pequeños aviones; y sus aguas, recorridas por un lujoso crucero. Además, un proyecto binacional llevaría el desarrollo a olvidadas comunidades donde la gente vive como “nicarricenses” y “costaragüenses”, al margen de los conflictos diplomáticos tradicionales. Nada de eso sucedió.
Hidroaviones:
En 2011 el proyecto de los hidroaviones llevó una efímera alegría a la olvidada región de Río San Juan. Las pequeñas hidronaves llegaron un puñado de veces, con turistas extranjeros y funcionarios nicaragüenses; acuatizaron en el San Juan, causaron revuelo y alimentaron esperanzas. Luego desaparecieron así nomás, sin que ninguna autoridad explicara por qué.
En diciembre de 2010, el entonces ministro de Turismo, Mario Salinas, había informado que a inicios del siguiente año hidroaviones de la Empresa de Turismo Aéreo SA, Nicawings, empezarían a sobrevolar el río. Esa promesa se cumplió. El 31 de enero un diminuto hidroavión con ocho pasajeros se posó sobre la superficie del San Juan, luego de volar setenta minutos desde puerto Asese, en Granada.
De esa manera, y con una inversión inicial de 14 millones de dólares, se dio por inaugurada la nueva línea aérea que cubriría doce destinos, cinco de ellos en Río San Juan. Pero luego de un par de vuelos de prueba y otro para actividades del Instituto de Turismo, la línea cerró. Para mediados de 2012 la zona de embarque de los hidroaviones estaba abandonada.
Barco fantasma:
El crucero que surcaría las aguas del San Juan tendría camarotes, centros de entretenimiento, restaurante, un casino y un segundo piso para que sus 150 pasajeros salieran a tomar aire fresco. Con motores de 25 nudos y a 45 kilómetros por hora navegaría desde Granada hasta San Juan de Nicaragua, donde el río se une al mar Caribe. A esa velocidad lograría reducir un incómodo viaje de 13 horas a una agradable experiencia de solo cuatro.
Eso anunció en 2010 Virgilio Silva, desde entonces presidente de la Empresa Portuaria Nacional. El proyecto contaría con una inversión de un millón de dólares y la ayuda de unexperto ruso que ya se encontraba transformando un barco de ruta ordinaria en el flamante crucero que, más tarde sospecharon algunos, solo existió en la imaginación de Silva.
Pasaron los años, caducaron los plazos, y para 2014 en Río San Juan solo recordaban vagamente haber visto un barco equipado con aire acondicionado y adornado con plantas que hizo ciertas apariciones a lo largo de dos meses. Del veloz crucero con casino quedó menos que un recuerdo y la misma suerte corrió el supuesto millón de dólares invertido.
Desarrollo fronterizo:
En febrero de 2005, hace ya 18 años, el canciller nicaragüense y su homólogo tico suscribieron un acuerdo para impulsar el Programa de Desarrollo Fronterizo Costa Rica-Nicaragua, iniciativa binacional que contemplaba la inversión de 174 millones de dólares en cinco años para llevar 28 proyectos a las comunidades de la frontera y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Todo se echó por la borda dos reuniones después, luego de que Costa Rica recurriera al tribunal de La Haya para demandar derechos de navegación armada en el río San Juan. Ahí comenzaron las hostilidades binacionales y no se volvió a saber del programa.
Intentonas canaleras
Fue aquí, en el puerto de Greytown, donde arrancaron las obras para la construcción del canal interoceánico dirigidas por Aniceto G. Menocal, en 1889. Foto/ Cortesía IHNCA
Mucho tiempo antes de que el chino Wang Jing arribara a tierras nicaragüenses y obtuviera una concesión canalera por 50 años prorrogables, la obsesión por un gran canal interoceánico que atravesara el río San Juan y el lago Cocibolca ya había robado el sueño a visionarios, políticos y aventureros. Desde los años de la Colonia, antes de que se colocara la primera piedra del canal de Panamá, hubo varios intentos de construirlo en Nicaragua, fracasos que han poblado de fechas y culpas las páginas de nuestra historia.
- El astrónomo francés Charles Maire visita Centroamérica y sugiere a su país la construcción de un canal interoceánico por Nicaragua.
- Un capitán inglés de apellido Smith propone a Inglaterra la toma del río San Juan para poder salir al océano Pacífico.
- Carlos III, rey de España, ordena investigar qué tan factible es la ruta interoceánica por Nicaragua.
- El científico alemán Alexander von Humboldt propone priorizar la ruta por Nicaragua para la construcción del canal interoceánico.
- El gobierno federal de Centroamérica firma contrato con una compañía norteamericana para la construcción de un canal por el istmo de Rivas. No se logró reunir el dinero que los inversionistas calcularon necesario para llevar a cabo el proyecto. Cinco millones de dólares, de acuerdo con el investigador José Luis Rocha, en la revista Envío.
- El gobierno federal otorga una nueva concesión canalera a una sociedad de capitalistas de los Países Bajos patrocinados por el rey de Holanda. Ese mismo año estalla la revolución independentista de Bélgica y los planes naufragan.
1837. Francisco Morazán, entonces presidente de la Federación Centroamericana, encarga a John Baily, oficial retirado de la marina inglesa, que estudie la factibilidad de una ruta interoceánica por Nicaragua. Baily estima un costo de 25 millones de dólares de la época.
- El ministro costarricense Felipe Molina otorga un contrato a una compañía londinense para que construya un canal desde el lago de Nicaragua hasta el Golfo de Papagayo, a través del río Sapoá. El contrato, traducido del inglés al español, se encuentra íntegro en la biblioteca digital de Enrique Bolaños Geyer.
- El presidente de Costa Rica, Juan Rafael Mora, firma un contrato canalero con el británico Robert Clifford Webster, otorgándole concesiones sobre el istmo de Rivas, el lago de Nicaragua y el río San Juan. Este proyecto se diluye al firmarse el tratado Cañas-Jerez.
- El presidente de Estados Unidos organiza una comisión científica para estudiar posibles rutas canaleras. Se vota unánimemente por la ruta del río San Juan; sin embargo, las grandes concesiones exigidas obligan al presidente nicaragüense, Pedro Joaquín Chamorro Alfaro, a desistir del proyecto.
El ingeniero Aniceto G. Menocal, ingeniero cubano de la Marina estadounidense, fue asignado por el gobierno de Estados Unidos para realizar estudios sobre las posibles rutas del canal interoceánico en Nicaragua y Panamá.
- Aniceto Menocal, ingeniero de la Marina estadounidense, inicia las obras para la construcción de un canal interoceánico por Nicaragua y un año después ya cuenta con una fuerza laboral de 2,000 hombres. El proyecto va viento en popa y la ruta es la favorita de Estados Unidos; pero en 1893 la empresa concesionaria Maritime Canal Company of Nicaragua comienza a tener problemas de fondos. El gobierno estadounidense no ayuda y la compañía Nicaragua Canal Construcción, encargada de la obra, quiebra ese año. En 1895 la Maritime Canal Company of Nicaragua crea otra empresa subsidiaria, pero las obras nunca arrancan. La ruta propuesta por Menocal era de San Juan del Norte, en el Caribe, a Brito, en el Pacífico. Se calculaba que el proyecto costaría 90 millones de dólares. Magazine narra la historia completa en el reportaje El canal de Menocal.
- El presidente José Santos Zelaya otorga una concesión canalera a dos empresarios estadounidenses que fundan la Interoceanic Canal Company, con financiamiento de inversionistas de Estados Unidos. Sin embargo, no cumplen con el compromiso de depositar en el Ministerio de Hacienda 400 mil dólares antes del 9 de agosto de 1900. Zelaya cancela la concesión por incumplimiento.
1939. Anastasio Somoza García anuncia que el presidente Theodore Roosevelt se ha comprometido a construir un canal por Nicaragua. Somoza compra tierras en las márgenes del río San Juan y utiliza su poder militar para obtener propiedades que ya tenían dueños. Gracias a estas compras impulsivas, en 1949 la región de Río San Juan fue elevada a categoría de departamento. Así se afirma en el extenso reportaje El río San Juan: caudal de conflictos, reserva de nacionalismos, publicado por la revista Envío en noviembre de 2005.
- El 13 de junio la Asamblea Nacional aprueba en tiempo récord una concesión canalera otorgada a un empresario chino hasta entonces desconocido. Su nombre: Wang Jing. La concesión le entrega derechos sobre el canal por un término de 50 años a partir del inicio de operaciones comerciales en la obra, prorrogables por otros 50 años. La Ley del Canal levanta a los campesinos nicaragüenses en protestas multitudinarias que se extienden hasta 2018, año en que estallan las manifestaciones nacionales contra el régimen Ortega Murillo. Al sol de hoy, todavía no hay señales de que se vaya a construir un canal interoceánico por Nicaragua.