El fenómeno de correr se ha instalado en Nicaragua. Saludable, democrático y retador ¿Por qué corren? ¿De qué huyen? ¿Qué hay detrás de esta actividad “adictiva” que ha originado una industria millonaria?
Por Julián Navarrete
Aún está oscuro y en silencio. Faltan 40 minutos para las cuatro de la mañana y el reloj despertador suena. Jahaziel Sanz despierta y coge su celular para enviar mensajes por Wathsapp a sus compañeros corredores que todavía no se levantan. A esa misma hora Álvaro Vásquez, corredor élite, hace flexiones antes de abrir la ducha. Carlos Huete, empresario y corredor aficionado, empaca barritas energéticas y se ata los cordones de los zapatos. Luz Elena Sequeira, ultra maratonista, prepara un té de guaraná y abre la puerta de su casa para andar, hacer la misma faena de todas las madrugadas: correr sin freno.
Tap, tap, tap... una irrupción de corredores flanquea las calles, aceras, montañas y pistas de atletismo del mundo. La pasión por correr, antes conocida como footing y ahora llamada running, sea alza como un fenómeno universal que en países como Estados Unidos ha inyectado a más de 50 millones de personas y ha generado tres mil millones de dólares anuales en los últimos años.
Los “runners” en Nicaragua se multiplican. Aficionados, profesionales y élites. Recorren desde la pista sólida de tartán hasta la humedad de la montaña con el espesor de la niebla en vísperas del amanecer. Un domingo de octubre, en el borde de la Carretera Sur de Managua, una fila de corredores avanza hasta superar los 22 kilómetros propuestos como meta de esta semana. Esta distancia es superior al medio maratón (21 kilómetros), subiendo y bajando pavimento, con el único objetivo de decir: “Lo conseguí”.
El reto de superarse es lo que mueve a Jhaziel Sanz, fundador del grupo de corredores aficionados “Farándula Runners”, que corren en la Carretera Sur. Sanz, de 33 años de edad, se encarga de despertar con mensajes de Wathsapp a todos sus aliados de las calles. “Lo primero que hago es mandar los buenos días. Y llamar a los dormilones. Yo tengo que estar listo a las 4 de la mañana porque a esa hora pasan por mí”, dice Sanz.
En ese momento Álvaro Vásquez llega con su pelotón a la pista del Estadio Olímpico del Instituto Nicaragüense de Deportes. Vásquez entrena con el grupo de atletas del Ejército de Nicaragua, con el que ha viajado a Centroamérica, Sudamérica y Europa, utilizando su arma más fuerte: sus piernas. Cabeza rapada, estatura media y una delgadez que lo hace notar como un corredor de alto rendimiento, pisa el borde de la pista con el afán de que en cada zancada su sombra se diluya.
A orillas del tartán, Óscar Cedeño ya corre sprints cortos junto a dos compañeras del grupo de corredores aficionados “Papitas Runners”. Y al extremo aparece Luz Elena Sequeira con sus zapatos bajos, shorts y camisola. Ahora ya están todos están listos para el pitazo de salida. ¡Fuera!
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En la pista solo están los pies y el aliento. Después de unos cuantos kilómetros la distancia se hace más larga. Álvaro Vásquez sabe que llegar primero es difícil. Lo importante es llegar con un buen tiempo, uno mejor que el anterior. “Es un deporte duro, aunque hay personas que creen que es fácil. Pero esto es de mucho sacrificio. Levantarte y motivarte todos los días”, dice Vásquez.
A nivel mundial el rey de las pistas es Usain Bolt. Oro indiscutible en las carreras de 100 y 200 metros planos. Sin embargo, en carreras de largas distancias los campeones son los kenianos. Eliud Kipchoge fue el último ganador de la medalla de oro en el maratón de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016. Completó los 42 kilómetros en dos horas y ocho minutos con 44 segundos.
Ganar los maratones a los kenianos se ha vuelto un estudio científico. El profesor de la Universidad del País Vasco, Jordan Santos-Concejero, dice que los atletas kenianos tienen una mejor oxigenación cerebral, lo que provoca que sus músculos se agoten menos en las pruebas de fondo. Para sustentar la teoría recurre a varios factores como la altura de la ciudad de Nairobi, ubicada a 1,600 metros sobre el nivel del mar, de donde salen la mayoría de atletas ganadores.
Otra variante que podría dar una explicación de la dureza de los atletas africanos es el subdesarrollo en el que está hundido el país. El único transporte son las piernas. Un niño keniano corre 10 kilómetros a diario para asistir a la escuela en caminos accidentados, veredas y calles de tierra, que los hace desarrollar músculos más fuertes.
“Nosotros (los atletas de alto rendimiento en Nicaragua) parecemos amateur cuando vamos competir fuera del país”, dice Álvaro Vásquez, con una sonrisa tímida, mientras hace una pausa en su entrenamiento.
Vásquez se levantó antes de las cuatro de la mañana para ir a entrenar al IND. Tenía más de un mes de no pisar las pistas luego que una camioneta lo atropellara cuando conducía su moto. Lleva un yeso en la mano izquierda y se queja de que las sesiones de entrenamientos de los últimos días lo han dejado adolorido. “Como que si nunca hubiera entrenado”, dice.
Los mejores años de Vásquez parecen estar alojados en la historia. En la pista acelera y da saltos de indio, mientras se traslada a 2009, uno de sus mejores años cuando participó en el mundial de atletismo de Berlín. El nicaragüense mejoró su marca personal de los 1,500 metros planos, pese a terminar penúltimo en una prueba de 13 atletas.
La afición al running sigue creciendo en Nicaragua. Existen más de cinco grupos de corredores aficionados que reúnen a unos 200 corredores. Las carreras- caminatas se llenan cada vez más de personas que se ponen tenis, shorts y camisolas de colores chillantes, y salen a correr por una causa, superar su propio tiempo, proponerse nuevos retos u obtener el nuevo antídoto contra el estrés.
“Es un deporte donde competimos por los kilómetros y los minutos. No nos odiamos, pero tampoco queremos ser los más lentos”, dice Joshua Caldera, corredor de “Farándula Runners”.
Caldera ha competido en tres maratones internacionales y se está preparando para participar en el próximo que se realizará en Costa Rica en enero de 2017. “Cada vez que voy y compito lo hago mejor. La primera vez ni pude terminar el maratón, pero al año siguiente me preparé bien y ahora voy mucho mejor. Me encantaron los retos y me encanta correr”.
En Nicaragua las carreras más comunes de corredores aficionados son de cinco kilómetros. Se han organizado carreras de medio maratón (21 kilómetros), pero nunca un maratón. Es por eso que los corredores como Joshua Caldera viajan a Costa Rica, Panamá y Estados Unidos para retarse a nivel internacional.
En los pasados Juegos Olímpicos, Rio de Janeiro 2016, el nicaragüense Erick Rodríguez terminó último en la prueba de 1,500 metros planos, en la que participaron 15 corredores. El tiempo del nicaragüense ocupó el puesto 37 de 40 competidores. Lejos de trascender a nivel internacional, los entusiastas del running en Nicaragua adoran este deporte porque les permite competir de manera personal todos los días.
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En el mostrador de la tienda 10 K Running Center del Centro Comercial Managua, el gerente Carlos Huete, dice que Nicaragua fue el país centroamericano que despertó más lento en la pasión por correr. En Guatemala, por ejemplo, las carreras de medio maratón reúnen a unos tres mil atletas de alto rendimiento. A diferencia de Nicaragua donde asisten miles de corredores aficionados y unos doscientos atletas profesionales.
Esta mañana soleada Huete corrió 10 kilómetros. “Quemó” unas 600 calorías que espera que con la dieta que se ha impuesto en los últimos meses le permita generar un déficit calórico en su cuerpo para poder bajar de peso. Huete, de 50 años de edad, tiene un Master Businnes Administation (MBA) del INCAE y fundó hace unos años, junto a su hermano, la empresa Manuquinsa.
Corría desde los 30 años de edad, pero siempre tenía el mismo problema: comprarse unos buenos zapatos. Lo único que necesita un corredor para correr son unos buenos zapatos, dice Huete. Por esa razón decidió abrir la tienda especializada en corredores. “Es un hobby que me encanta y que además sentí que podría tener éxito porque la demanda de corredores era cada vez más grande”.
La industria del running en Nicaragua está en pañales. Pero la fiebre que ha suscitado en los últimos años ha provocado que varias marcas deportivas abran tiendas exclusivas en Managua. En países como España, el fenómeno de correr ha disparado la industria en 300 millones de euros anuales y a las competencias populares asisten más de tres mil corredores.
A simple vista se puede ver en las calles a personas usando camisetas y licras ajustadas, camisolas y zapatos de colores verdes, azules, rojos y anaranjados, que no necesariamente son corredores. “El running se ha vuelto fashión”, dice Huete. “Los colores llamativos es para proteger a los corredores de que no los atropelle un vehículo cuando están corriendo, pero a las personas que no practican este deporte les encantan los estilos y los compran de manera frecuente. Las marcas se han ido ajustando a esta fiebre también”.
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A las tres de la mañana cualquier melodía es una obra maestra del ruido. Joshua Caldera lo sabe y reconoce que el momento más difícil de correr no está en la pista, acera o montaña, sino en esos cinco minutos después que suena la alarma y piensa: “¿Qué estoy haciendo? ¿Vale la pena levantarme”.
No es fácil. Cuando Caldera está en la línea de salida sigue pensando “¿Para qué me levante”. Y una vez sale correr “el cuerpo me sigue doliendo. Siempre es un dolor nuevo, pero es gratificante saber que estoy cumpliendo un objetivo, que corro porque me encanta llegar al final y decir lo logré, lo hice”.
Jahaziel Sanz es un estilista de cabellera negra y lacia. Hasta hace unos años no hacía ningún ejercicio de fuerza o resistencia, pero apenas “probó la calle” con el running no se ha despegado. Es el líder de “Farándula Runners” y quien alienta a sus integrantes a seguir adelante: “Siempre les digo: dale vos podés. Siempre les exijo más, porque si yo no les exijo, nunca van a saber lo capaces que son”.
El escritor estadounidense Cristopher McDougall cuenta --en su afamada obra “Nacidos para correr”-- de un anciano de 95 años de edad que corrió 40 kilómetros de montaña porque “nadie le había dicho que no podía hacerlo”.
Pueden ser 30 minutos o una hora entera de una actividad de salud y democracia: se puede practicar en cualquier momento, forma, lugar o compañía. El elixir adictivo extra es el de batir marcas y encarar retos arriesgados. “Los 50 minutos que corrés los hiciste todos tuyo. Ya sea que lo hagas por salud, por cardio, por cumplir tu propia meta. Aunque hayas tenido un mal día, sabés que si fuiste a correr hiciste algo bueno ese día”, dice Sanz.
El escritor japonés Haruki Murakami cuenta en su libro “De qué hablo cuando hablo de correr” la experiencia metafísica que experimentó durante una larga carrera. “Tuve que echar mano de todo mi repertorio de recursos: no soy humano, soy una máquina y no tengo que sentir nada. Repetí esta frase hasta el momento mágico. Al llegar al kilómetro 75, sentí como si mi cuerpo hubiera atravesado una pared de piedra y pasado al otro lado. A partir de ahí, el cansancio dejó de ser un problema. Si hay un contrincante al que debes vencer en tu carrera de larga distancia, ese eres tú”.
“El cuerpo cultiva sustancias que ofrecen un tono vital alto y repercuten positivamente en la llamada hormona de la felicidad. Al correr, nos beneficiamos de ese estado de bienestar”, publica Francesc Torralba, filósofo y autor del libro “Correr para pensar y sentir”.
El corredor que llega a la meta, cumple el objetivo y sobrevive a la prueba dura, genera un carrusel emocional que le produce autoconfianza, reposición de energías y ganas de regresar a la pista. Los corredores de fondo o de largas distancias conocen que la mente debe de tener una sinergia intrínseca con las piernas. Los maratones tienen un punto decisivo: el kilómetro 30, el llamado “Muro”.
“Los últimos 12 kilómetros son los más duros. Vas cansado, agotado. El estrés ataca en ese momento”, dice Carlos Huete. Faltan 12 kilómetros y los fisiólogos argumentan que el glucógeno, la gasolina del cuerpo, se acaba en el kilómetro 30. “La vocecita empieza a decir abandona, ya hiciste un buen esfuerzo y es contra ella que tenés que luchar”.
Los científicos han demostrado que cuando el cuerpo agota el glucógeno la grasa sustituye su función. Es por esa razón que las mujeres, al contar con mayor cantidad de grasa en su cuerpo, logran terminar con mayor facilidad las pruebas. La irrupción de la mujer a este deporte se palpa cada vez más. En el maratón de Chicago, por ejemplo, cuenta con una participación femenina del 50%.
Las mujeres bien adiestradas suelen terminar las pruebas de senderismo con más facilidad. Una prueba en Nicaragua es Luz Elena Sequeira, ultra maratonista de 80 kilómetros, que en apenas cuatro años sus pies han recorrido unos 13 mil kilómetros, entre entrenamientos y competencias. Sequeira es delgada, “petit”, como dice ella. Antes de correr su pasión era la danza contemporánea y el flamenco, disciplinas que se convirtieron en su primer amor y los protagonistas de la inexplicable fuerza que hay en sus pies y piernas.
Con sus pasos delicados machaca la hierba. Deja atrás el camino, la ruta, el asfalto, las preocupaciones. Avanza aunque haya obstáculos. Solo es ella, el camino, el tiempo y la distancia. “Mi pulso se acelera al ritmo de mi aliento, y mis pies se funden con la tierra al mismo tiempo que mi alma se eleva al cielo, y mi cuerpo físico sigue en movimiento, fluyendo como el viento”, piensa, mientras corre.
Recuadro: ¿Qué se necesita para correr?
- Consultar a su médico: El especialista debe declarar que la persona debe estar físicamente apta para hacer ejercicio
- Plan de entrenamiento: Se tiene que generar un plan de entrenamiento para corredores aficionados, profesionales y élites. El plan de entrenamiento puede ser individual, con entrenadores o en grupo. En la página web www.10krunningcenter.com existen planes de entrenamiento gratuitos para atletas aficionados. El plan se adecua a tiempos disponibles, frecuencia de entrenamiento, número sesiones por semana, nutrición e hidratación deportiva.
- Definir metas y objetivos: Se debería ejecutar un plan de entrenamiento distinto para correr maratones, carreras cortas o bajar de peso. Es importante tener claro para qué o por qué correr. Por ejemplo, los corredores de maratón deben de disponer de 16 a 20 semanas de entrenamiento intenso.
- Zapatos: El corredor mexicano Germán Silva dice que lo que se necesita para elegir un buen zapato es hacerse un análisis de pisada que determine si es un corredor normal o si la pisada es hacia adentro (Pronador) o afuera (supinador).
- Nutrición deportiva: El objetivo es generar un déficit calórico para bajar de peso y proteger las rodillas y tobillos. Otro objetivo es estar más “fit” que se traduce en reducción de los niveles de grasas, colesterol y mejoramiento del sistema cardiovascular y respiratorio.
- Hidratación: Lo ideal es reponer los electrolitos gastados en las carreras. Los expertos recomiendan tomar 1-2 onzas de agua cada 5 o 7 kilómetros.
Recuadro: ¿Cómo elegir los zapatos correctos?
El primer aspecto a tomar en cuenta al momento de elegir la zapatilla es determinar el peso (saber si pesa más de 150 libras). El corredor debe de saber si la zapatilla sirve para entrenar, competir o caminar. Por ejemplo, una zapatilla para entrenar debería de tener más peso, porque de esa manera se protegen las rodillas. Lo ideal es tener una zapatilla para correr y otra para competir. El zapato de competencia debería ser más liviano para mejorar los números en las competencias.
Los corredores deben de saber cómo es su pisada, ya que existen tres tipos de corredores: neutro, pronador o supinador.
- El corredor neutro es el que pisa de manera normal.
- Los pronador son los que usan la parte interna de su pie
- Los supinadores usan la parte externa del pie.
Las personas que sufren estas desviaciones y utilizan zapatos que no son los adecuados pueden sufrir lesiones en los tobillos, rodillas y caderas. Las tiendas especializadas en calzados para corredores deben analizar la mecánica a la hora de correr y la estructura del arco del pie. La industria del running además ha elaborado plantillas y calcetines kinésicos.