Los enigmas de la belleza

Reportaje - 13.11.2016
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La humanidad ha perseguido la belleza física desde siempre, pero, ¿existen cánones para la
hermosura ideal? Esto dicen la historia y la ciencia

Por Amalia del Cid y Julián Navarrete

Si le pedimos que imagine a una persona de ojos almendrados, rostro ovalado y dientes perfectos, es probable que a su mente acuda la idea de un rostro bello. Sin embargo, hagamos otra prueba: qué tal si ahora piensa en un cráneo que ha sido comprimido hasta tomar la forma cónica de un grano de arroz, una dentadura limada en forma de sierra y unos ojos estrábicos. Para la civilización maya esos eran los verdaderos rasgos de la belleza.

A fin de alcanzar sus propios cánones de hermosura, los mayas se sometieron a tormentos indecibles. Moldear una cabeza nunca ha sido un asunto sencillo. Recién llegados al mundo, los bebés se veían con el cráneo prensado entre dos tablillas atadas fuertemente con vendas y sobre la nariz, al centro de los ojos, sus madres les colocaban pequeñas cuentas de resina para provocarles una linda bizquera que evocaba al dios del Sol.

La búsqueda de la belleza física es tan vieja como la humanidad misma y a menudo ha ido de la mano con el dolor. A lo largo de la historia hemos sometido nuestro cuerpo a perforaciones, cortes, tatuajes, mutilaciones, deformaciones e intervenciones quirúrgicas, con el propósito de acercarnos al ideal estético del momento.

Más de 35 mil años antes de que naciera Cristo, las mujeres gorditas estaban de moda. Debían tener los pechos grandes, muy grandes, la barriga redonda y las caderas anchísimas, como muestran las esculturas de Holhe Fels y de Willendorf. Con el tiempo aparecieron nuevos cánones de belleza en distintas culturas, desde los “pies de loto” de las chinas hasta los cuerpos estilizados de las “mujeres fatales” que fotografió el alemán Helmut Newton, un ideal de belleza que a la fecha persiste en las revistas de moda.

La belleza ha sido uno de los grandes temas discutidos por filósofos, científicos y artistas, distinción que comparte con el amor, la vida, la muerte y la felicidad. Así de subjetiva es.

No obstante, es posible que existan unas normas universales absolutas que definen la belleza y la convierten en un asunto objetivo e incluso cuantificable. Ya los antiguos griegos decían que la hermosura de las gentes y de las cosas se encontraba en la armonía de sus proporciones; más tarde Leonardo Da Vinci lo explicó en su famoso Hombre de Vitruvio, y ahora, en la modernidad, la simetría también tiene muchos partidarios que se basan en el “número de la belleza” o “número de oro”, ese 1,618 que se encuentra en las secuencias de todo lo que existe en la naturaleza.

Claro, esto no explica ese “no sé qué” que vuelve atractivas a personas que están lejos de la perfección física y también deja fuera aspectos elementales como gustos, percepciones, preferencias, personalidad, cultura, época y moda. Además, hay quienes defienden la asimetría porque consideran que un rostro completamente simétrico es “demasiado perfecto”.

Toda esta discusión, sin embargo, existe desde siempre debido a que la importancia social de la belleza física es tristemente innegable, por encima de su relatividad. Está comprobado que los demás solo necesitan unas fracciones de segundo para valorarnos por nuestra apariencia y que la hermosura tiene muchos beneficios y algunas insospechadas desventajas.

Por un cuerpo hermoso ha habido guerras y traiciones, juicios ganados y corduras perdidas. Esta es la historia de la belleza. Es decir, la historia de la humanidad.

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Antes que nada, debemos intentar definir qué es la belleza, aun sabiendo que es una tarea imposible. Para la escritora y filósofa francesa Simone de Beauvoir, la hermosura era un asunto “aún más difícil de explicar que la felicidad” y al físico alemán Albert Einstein se atribuye la frase: “La belleza reside en el corazón de quien la contempla”. Por otro lado, el famoso artista plástico Andy Warhol afirmaba que nunca había conocido a alguien a quien no pudiera considerar bello y que todo mundo es hermoso en algún momento de su vida.

A juicio de Umberto Eco, autor de los libros Historia de la belleza e Historia de la fealdad, “bello es aquello que, si fuera nuestro, nos haría felices, pero que sigue siendo bello aunque pertenezca a otra persona”. El escritor Edgar Allan Poe, en cambio, se alejaba de la subjetividad y consideraba, como los antiguos griegos, que el corazón del todo, incluida la belleza, eran las matemáticas.

El diccionario de la Real Academia Española define como bello a eso que “por la perfección de sus formas, complace a la vista o al oído y, por extensión, al espíritu”. Pero ¿qué determina la perfección? Al parecer, la respuesta es la simetría. Sí, las matemáticas.

Ya mencionábamos el “número de la belleza”, también conocido como “número de oro”, el “número áureo” o “la divina proporción”. Se basa elementalmente en geometría y aritmética. Imagine una línea recta dividida en dos segmentos, uno mayor que el otro. Al mayor llamaremos segmento A, y B al menor. La “divina proporción” se cumple cuando el segmento B es al segmento A lo que el segmento A es a la totalidad de la recta. Es decir, cuando al dividir el total de la recta entre la sección más larga se obtiene el mismo valor que al dividir la sección más larga entre la sección más corta: 1,618.

El 1,618 es el número de la perfección y está en todo. En la reproducción de los conejos, las ondas de sonido de una gran pieza musical, la organización de las abejas, los espirales de los caracoles, la distribución de los pistilos de los girasoles, la disposición de los pétalos de las flores, la cara de un gato bonito, el rostro de una persona guapa...
Ejemplos del uso del “número de oro” en obras de arte son La Mona Lisa y La última cena, de Leonardo Da Vinci; El David, de Miguel Ángel y El nacimiento de Venus, de Botticelli. Y ejemplos de personas que tienen proporciones casi áureas son Angelina Jolie y Tom Cruise.

El cirujano Stephen Marquardt, obsesivo buscador de las reglas que rigen la belleza, diseñó la máscara de la hermosura utilizando la “divina proporción”. Se supone que mientras más se ajuste un rostro a la máscara, más bonita es la persona. Es una característica que, según él, comparten todos los guapos, aun cuando tienen bellezas totalmente distintas.

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“La percepción de la belleza no es universal. Lo que conmueve a unos por la exaltación de los sentidos no conmueve a otros, pero sí existe un mismo ojo para registrar algunas formas absolutas de belleza que nadie discute”, dice la escritora Joana Bonet en su artículo El misterio de lo bello. Para ella, eso explicaría el hecho de que el mundo entero pueda reconocer el valor de las grandes obras de arte. No importa si son Las tres Gracias de Rubens, un poco metidas en carne y llenas de curvas y rollitos, o la esbelta Venus de Cnido, de la que pronto hablaremos.

En un documental sobre las percepciones de la hermosura, el doctor Marquardt narra que cuando se dio cuenta de que nadie sabía qué era la belleza, decidió hacer él mismo un experimento. Seleccionó 18 fotografías de mujeres muy diferentes y les pidió a personas de diversos lugares del mundo que hicieran una clasificación del rostro más atractivo al menos atractivo. El 97 por ciento de los participantes las puso exactamente en el mismo orden. Los asiáticos y los occidentales, los niños de 4 años y los ancianos de 80, las colocaron, de arriba abajo y de izquierda a derecha, desde el rostro más simétrico hasta el más, literalmente, deforme.

Sin embargo, en 2014 la periodista Esther Honig hizo otro tipo de experimento social, que arrojó resultados igual de interesantes. Envió una foto de su rostro, cuello y hombros a 40 expertos en Photoshop originarios de 25 distintos países, con una sola petición: “Ponme guapa”. La prueba demostró lo diversos que pueden ser los gustos personales y los cánones de belleza de cada cultura. Algunas veces la engordaron, otras la adelgazaron; acá le alargaron el cuello, allá le achicaron la cara. Le hicieron la nariz más grande o más corta; le pintaron los ojos en marrón, azul, celeste, verde y gris; unos le pusieron la piel morena y otros se la aclararon hasta dejarle el rostro apenas con rasgos. Incluso varió la forma en que la maquillaron.

Y de nuevo la belleza es un asunto ambiguo. Lo que está claro es que tenemos reacciones inmediatas ante ella. Ante la apariencia física en general. Se ha demostrado que “solo se necesitan 40 milisegundos para formarse una impresión de la personalidad de alguien. Eso equivale casi a un pestañeo”, apunta David Robson en el artículo Los rasgos faciales que hacen que te juzguen en un segundo, sobre las investigaciones de Christopher Olivola y Alexander Todorov.

Quizás eso explicaría por qué la belleza para los hombres mayas era lucir absolutamente fieros.

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Vivió en la antigua Grecia una hermosa cortesana de nombre Friné, amante del más célebre escultor de la época, Plaxíteles, quien la tomó de modelo para sus esculturas de la diosa Afrodita. La más conocida es la Venus de Cnido. Era alta y delgada, tenía los senos pequeños y redondos, el cuello esbelto, el rostro lleno y ovalado, los ojos grandes, la nariz larga y fina, y la boca pequeña. Cuentan los cronistas que solía vestir ropas ligeras y que acostumbraba desnudarse lentamente cuando se dirigía a la playa, donde luego se apiñaban los atenienses para contemplarla.

Pero sucedió que un mal día, la bella Friné fue acusada de impiedad y llevada a juicio. No era una acusación cualquiera, recordemos que por ese mismo delito Sócrates fue condenado a beber cicuta por un tribunal de 501 hombres.

El famoso abogado Hipérides, se dice que contratado por Plaxíteles, estuvo a cargo de la defensa de la linda cortesana y pronunció un apasionado discurso, tejido con la maestría del mejor orador de aquel tiempo. Pero las palabras no surtieron efecto. Friné parecía irremediablemente perdida cuando, presa de la desesperación, Hipérides la hizo desnudarse ante el jurado y exclamó: “¡¿A esta mujer quieren condenar?!”

La belleza salvó la vida de Friné. Sin embargo, en los juicios de la actualidad y específicamente en los delitos en los que una mujer maltratada mata a su victimario, un atractivo por encima del promedio podría ser un punto en contra de la acusada. De acuerdo con una investigación de la Universidad de Granada, España, “si la acusada se considera atractiva se le atribuye mayor responsabilidad en el crimen” porque para los demás “no encaja en el estereotipo de mujer maltratada”.

La más hermosa de las cortesanas griegas, Friné, es desnudada en pleno juicio como parte de su defensa... La obra, “Friné ante el areópago”, fue creada en 1861 por el pintor francés Jean-Léon Gérôme .
La más hermosa de las cortesanas griegas, Friné, es desnudada en pleno juicio como parte de su defensa... La obra, Friné ante el areópago, fue creada en 1861 por el pintor francés Jean-Léon Gérôme. .

El debate científico sobre los pros y los contras de un gran atractivo físico sigue abierto y cada día aparecen nuevas teorías al respecto, como pasa con el café o la cerveza, solo que más.

Hablemos de ventajas. Estas “no radican en ser guapa sino en saberlo proyectar, eso denota rasgos de carácter. La seguridad puede hacer la diferencia”, afirma Karen Celebertti, directora del certamen de belleza Miss Nicaragua. Para ella, asignarle la etiqueta de “guapa” a una persona “puede restarle importancia a otros atributos o cualidades, se genera estigma y la ‘guapura’ puede borrar la esencia si no hay balance”.

Blanca Jackman, diseñadora de modas y primera finalista en Miss Nicaragua 1955, ahora de 80 años de edad, está convencida de que la belleza “abre puertas”. “Vos entrás a un lugar y has participado en algo (te atienden bien)... Pero si entra otra, muy bien gracias, nada. Para conseguir trabajo es más fácil, para las diseñadoras que las llaman para que exhiban su ropa y todo eso, tiene muchas ventajas, definitivamente”.

Parecido opinan Julio Guadamuz, director de la franquicia de Míster Nicaragua, y Henry Avilés, productor y agente de modelos de la agencia Link. “La belleza física es un complemento de tu vida para muchas metas que querés conseguir. Vos sabés que la belleza consigue muchas cosas. Abre puertas. Más si tenés una belleza integral. Juega muchos papeles en la sociedad. Lo primero que ven es la imagen de la persona”, dice Guadamuz. “La primera impresión siempre cuenta y seguro es que la belleza física puede ser ese primer punto a favor de cualquier individuo”, agrega Avilés.

En cuanto a las desventajas, Avilés opina que aunque un buen aspecto físico te “complemente tu hoja de vida y cualidades como profesional”, siempre “te causa problemas, porque lamentablemente es así... o te convertís en plato del día por ser guapa o guapo o bien te acosan de una u otra manera”.

Para la psicóloga nicaragüense Onelia Alegría, un gran atractivo físico lo mismo puede convertirse en alta autoestima que en inseguridad. Las personas que son bellas por encima del promedio a veces “no son tomadas en serio”. “Los demás comentan: se lo ganó porque es bonito”.

Eso es lo que le ha sucedido a Florymar Guevara, de 25 años, presentadora del nacional Canal 8. Cada día del mundo, dice, le toca leer decenas de comentarios “atroces” de televidentes que la acusan de estar ahí por su apariencia y no por sus capacidades. Algunos llegan a afirmar que la joven no ha pasado por la universidad. “Dicen que no estudié. Hablan sin saber. Esa es la percepción cuando ven a una persona bonita en televisión”, comenta Guevara.

Sin embargo, afirma que no le afectan los comentarios mordaces. Ella sabe que estudia Comunicación Social, que trabaja desde hace cuatro años y que para ganarse un lugar en el Canal tuvo que hacer una prueba. “Había mujeres mucho más guapísimas que yo en el casting”, señala. Todo el tiempo se convence a sí misma de que lo que tiene se lo ha ganado. Es más, cuando las personas son amables con ella, piensa que la tratan bien como una respuesta a su personalidad y no por su físico.

Situaciones parecidas ha vivido Andrea Daetz, modelo de 22 años, en su universidad, donde estudia Marketing y Publicidad. Algunos compañeros han afirmado que ella recibe buenas calificaciones porque es bonita y que los profesores le permiten entrar tarde a clase por la misma razón. “Y no es así, también es la manera de ser de uno”, sostiene. “Hay personas que son bellísimas y no tienen personalidad del todo”.

Managua, Nicaragua. 28/10/2016. Miss Mundo Monserrat Allen, Florymar Guevara y Ardren D. posan para un especial sobre la belleza de la Revista Magazine. Oscar Navarrete/ la prensa.
No existe un solo tipo de belleza. Se presenta en las formas más diversas.

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En palabras breves y directas, “esa atención que prestamos al aspecto externo es debida al sexo”, afirma el doctor en Física, Miguel Ángel Sabadell, en su texto Biología de la hermosura, publicado en la revista Muy Historia. “Su propósito biológico es la reproducción, no la diversión, la comunión de almas afines o la amistad; y el objetivo de la reproducción es la diseminación de los genes y la supervivencia de la especie. Para ello debemos ser capaces de detectar aquellos individuos que, además de estar en edad fértil, no poseen ninguna tara. Esto es lo que guía, en última instancia, nuestros patrones de búsqueda de la belleza”.

Los genes, pues, se notan en la apariencia. Y además, vinculamos la belleza con la juventud y la juventud con la salud; así que no es de extrañar que nadie quiera perderla y que el deseo de eliminar imperfecciones y de detener el tiempo mueva la enorme industria de la belleza. Desde salones de estilismo y tiendas de cosméticos hasta gimnasios y clínicas de cirugía estética.

Solo en Estados Unidos se practicaron 15.9 millones de procedimientos quirúrgicos estéticos en 2015 y se vendieron más de 10 mil millones de dólares en maquillaje. Es el país que más consume cosméticos, seguido de Japón, Brasil, China y Reino Unido.

La cosmética, sin embargo, no es algo nuevo. La egipcia Nefertiti, cuya belleza sigue asombrando a quienes contemplan su imagen, se delineaba los ojos con khol, igual que las mujeres modernas. Las griegas se aclaraban el rostro con un venenoso albayalde (de plomo) y se pintaban las mejillas con hígado de pollo machacado, una especie de rústico y primitivo “blush”. Las romanas se exfoliaban con una mezcla de aceite y arena, ahora las cremas industriales con los ingredientes más exóticos se venden en todos lados. En el medievo las melenas se decoloraban con cal viva y sulfuro de arsénico, que equivalían al agua oxigenada moderna; en el renacimiento los dientes de las damas se blanqueaban con sangre y polvo de coral, hoy existen procedimientos médicos para aclarar la dentadura; y durante la era del romanticismo las mujeres bebían vinagre para lograr un rostro pálido con el aspecto lánguido que en ese momento se valoraba muy bien.

En la actualidad una mujer necesita básicamente cinco cosas en su estuche de maquillaje: “Base, polvo compacto, delineador, máscara de pestañas y lápiz labial”, pero “estará dispuesta a adquirir cualquier producto una vez se le haya explicado para qué sirve”, apunta Beatriz Díaz, importadora nicaragüense de cosméticos.

Antes las mujeres usaban menos maquillaje y la belleza era más natural, asegura Róger Fisher, compositor y uno de los pioneros de la publicidad en Nicaragua. Se pone un poco melancólico cuando rememora las bellezas legendarias nacidas en el país en la primera mitad del siglo XX. Recuerda, por ejemplo, a Melba Debayle, a quien describe como “inteligente, culta, bella, vaporosa, una mujer que era como la libélula vaga de una vaga ilusión”; a la hermosa Bertha Zambrano, primer amor de Anastasio Somoza Debayle, y a Rosibel Burch Martínez, “una real hembra”.

“Melba Debayle era de una belleza clásica”, dice Fisher. “Mujer inteligente, sensual, avanzada a su época. Con una piel nacarada muy linda, unos ojos preciosos. No era un mujerón. Hoy podría haber sido Miss Universo porque era delgadita”. Y aquí se ve en la necesidad de explicar que antes “la belleza era ser hermosa”. “Ser hermosa es que tenías carne y la carne estaba bien distribuida. Después, con los años 60 empezaron a ser las modelos delgaditas, esmirriadas, con cara linda, pero para lucir vestidos, no para lucir belleza de mujer”.

Melba Debayle Tercero
Melba Debayle Tercero.

Rosibel Burch fue una digna representante de la belleza de su época. “Toda una señora hembra”, en palabras de Fisher. “Bien proporcionada, bien linda su cara, culta, educada”.

A los hombres que fueron jóvenes hace más de cuarenta años no les gustan las modelos y las actrices de ahora. Dicen que son muy “flacas” o muy poco naturales. Su ideal de belleza son las actrices sensuales del cine clásico. Es decir, mujeres curvilíneas como Marilyn Monroe y Ava Gardner.

Y si a los gustos vamos, el doctor Jorge Planas, autor del libro Cirugía estética sin trampa ni cartón, afirma que los rostros simétricos no son los más bonitos. Ha publicado que “el ser humano no está acostumbrado a la simetría” y que “un rostro simétrico es demasiado perfecto, carece de atractivo”.

Entonces, ¿existe la belleza ideal? Juzgue usted.

 

¿Qué es la belleza?

“La belleza física sin alma y sin corazón no sirve. He tenido de todo aquí, aquí han venido todas las misses. La belleza debe ir acompañada por muchas cosas: personalidad, humildad”.
Blanca Jackman, diseñadora de modas y primera finalista
de Miss Nicaragua en 1955.

“La belleza está de la mano con tu fuerza, es fuerte quien se niega a que una sociedad, cultura, religión y época en la que vive decidan lo que es bello. Cada persona representa la dignidad de la familia de la cual procede. Imaginate que una naranja quiera parecer manzana, ¿quién podría decir que una es mejor que la otra? Entonces... ¿qué rasgos son bellos? Simple... ¡los que vos poseés!"
Carlos Corrales, estilista propietario de Maxsalon.

“Es lo más sublime. Es un don de la naturaleza. Por lo normal se produce genéticamente y forma una criatura de belleza especial. La belleza especial está dotada de un carácter, de una sensibilidad, de una belleza definida y una inteligencia equilibrada. Puedo encontrar belleza en una persona que está en una silla de ruedas y una gran belleza, pero una belleza espiritual. Esta otra belleza es un don que no se aprende. Es nato. No se pierde nunca, al contrario, va en incremento”.
Róger Fisher, compositor y publicista.

“La belleza es como todos dicen ‘relativa’, cada individuo tiene gustos diferentes y por ende no vamos a coincidir probablemente. En mi caso tengo ciertos gustos que van enfocados a la parte laboral, pues me toca ver lo que usualmente las empresas buscan para sus marcas y eso va desde lo más fino y rasgos europeos hasta lo normal, según al perfil del cliente al que se quiere llegar”.
Henry Avilés, agente y productor de la agencia de modelos
Link y director nacional de Míster Universo Nicaragua.

“No existe definición precisa para mí, pero encuentro belleza en lo que tiene alma y se distingue con autenticidad. En todo aprecio la belleza con alma, integralmente”.
Karen Celebertti, directora de la franquicia
de Miss Nicaragua.

“La belleza física a veces es básica para muchas cosas. Depende mucho del trabajo, del salón de belleza, de la actitud, del campo de trabajo en que nos desarrollemos, va compartida con la belleza integral. La belleza sin personalidad es una belleza vacía. Se debe tener presencia y eso te lo da la personalidad. He visto en los concursos muchachas bonitas y todas apagadas. Hay personas que no son bellas, pero las ves lindas por la misma personalidad”.
Julio Guadamuz, director de Míster Nicaragua.

“Es algo muy subjetivo porque es abstracto en el sentido de que es el observador el que determina lo que es bello. Cuando hablamos de belleza tiene que haber armonía y proporción, ya sea en la cara o el cuerpo. A veces las asimetrías se ven bien. Como en la pintura: no todo tiene que ser cuadrado para que se vea bonito, hay unas cosas que despiertan al ojo a investigar e ir más allá de lo que se ve. Eso es belleza”.
Mauricio Mendieta, cirujano plástico.

 

La belleza en la historia

Helena de Troya. Célebre por su extraordinaria belleza, en la mitología griega Helena de Troya es considerada hija de Zeus y son muchos los hombres que la pretenden. Fue seducida y raptada por Paris, príncipe de Troya, suceso que dio origen a la Guerra de Troya.

Felipe el Hermoso. Juana I de Castilla, más conocida como Juana “la Loca” perdió el juicio por su esposo Felipe, quien según sus críticos nada tenía de “hermoso”, cosa que a la luz de los cánones actuales puede comprobarse en los retratos del joven. Pero ya se sabe que la belleza es relativa...

Betsabé. Cuenta la Biblia, en el libro de Samuel, que en una tarde de ocio, cuando el rey David recién había salido de su cama y paseaba por la azotea de su palacio, vio a una mujer que se estaba bañando. “La mujer era sumamente hermosa, por lo que David mandó que averiguaran quién era”. De inmediato le informaron que se trataba de Betsabé, “esposa de Urías el hitita”, uno de sus hombres fieles. A David eso no le importó y ordenó que llevaran a la beldad para acostarse con ella. Betsabé quedó embarazada y el rey, como no pudo lograr que Urías abandonara sus labores de soldado para cumplir las de esposo, decidió mandarlo a morir. Pidió que lo pusieran al frente de la batalla y que luego lo dejaran solo. Más tarde se casó con la hermosa viuda y dejó para la historia un ejemplo del poder destructivo que puede desencadenar la belleza.

Otras mujeres bíblicas recordadas por su hermosura son Ester, elegida como esposa por el rey Asuero; Salomé, la joven que pidió la cabeza de Juan el Bautista, y Dalila, la mujer que desentrañó los secretos de Sansón.

Nefertiti. Su nombre proviene del egipcio: nfr.u itn, nfrt.y.ty, que se traduce como “Bondad de Atón, la bella ha llegado”. Fue una reina egipcia que vivió más de mil años antes de Cristo. Su busto fue esculpido hace unos 3,400 años y aún sorprende por la belleza de sus facciones.

 

Bellas legendarias en Nicaragua

Indiana Caldera Pallais. El historiador Bayardo Cuadra la describe como “una absoluta belleza”. Era blanca y de rasgos delicadísimos, penúltima de los 11 hijos del matrimonio formado por Enrique Caldera Molin, de Masaya, pero nacido en Masatepe, y Virginia Pallais Lanzas, de León. Fue novia del Club Social de Managua en 1939 y Miss Nicaragua en 1938. “Una de las mujeres más bellas que ha figurado en Nicaragua”, según Gerardo Kennett, su yerno. Indiana nació en Managua el 22 de agosto de 1921 y murió también en la capital el 14 de agosto de 2004. Era una gran artista en asuntos de decoración.

Rosibel Burch Martínez. En el año de 1976 su rostro ocupó las primeras planas de los diarios nacionales. Aparecía sonriente y bella a los 42 años de edad, viendo a la cámara de algún paparazzi, mientras caminaba junto al magnate Paul Getty, de 82 años, en ese tiempo considerado por muchos “el hombre más rico del mundo”. Por entonces Rosibel ya había enviudado y era la mayordoma del anciano multimillonario. Los medios internacionales querían saber si la guapa señora se convertiría en la sexta esposa de Getty. Ella respondía sin rodeos: “Claro que me gustaría casarme con él, ¿qué mujer no? Es un hombre adorable y con sentido del humor”.

La señora Burch pasaba la mayor parte del tiempo en la “inmensa y suntuosa residencia inglesa del multimillonario californiano”, pero también tenía el “cottage” que Getty compró para ella a media hora de distancia de la mansión. Su papel en la casa del “rey del petróleo” era sencillo: hacerle compañía y hacer el papel de anfitriona cuando él se lo solicitaba.

Getty no se casó con ella, pero la incluyó en su testamento, junto a otras diez mujeres. A Rosibel le dejó 82,625 dólares en acciones petroleras, según La Prensa del 19 de junio de 1976. La señora aún vive y reside en Nicaragua.

Melba Debayle Tercero. Era la musa de los intelectuales de su época. De ojos grandes y rasgos afilados, la nicaragüense se parecía a la diosa de Hollywood, Hedy Lamarr. Era una mujer culta, inteligente, vaporosa, según el publicista Róger Fisher, quien la conoció en su juventud. “Era profundamente espiritual, intuitiva, inteligente”, dice Julia Casimira Sacasa, su sobrina. La hija menor de Julia Casimira se llama Melba Margarita, en honor a la bella tía-abuela.

“La Melba era de una mirada dulce, tierna, emotiva y sexy. Todo eso”, recuerda el publicista. Extiende las manos al vacío y dice: “La estoy viendo”. “Era una mujer que estaba más allá de su época, pensaba más allá de su época y vivía más allá de su época”. “Murió en París”, asegura Fisher, “donde debe morir la belleza”.

Clara Parodi. A veces la belleza no es suficiente para salvar una vida. La muerte se llevó a Clara Parodi cuando apenas tenía 27 años de edad. Falleció en El Salvador, donde residía, el domingo 5 de febrero de 1961 y su foto apareció en la portada de La Prensa dos días después, bajo el título: “Muere Clara Parodi: expresión de la belleza nicaragüense”.

Clara Parodi fue Señorita Nicaragua en 1953. No tuvo hijos. Para el historiador Bayardo Cuadra se trataba de una “belleza italiana”. “Estabas viendo a Claudia Cardinale. Ojos grandes, pestañas negras, pelo lacio, rostro ovalado, piel blanca”.

Bertha Zambrano. “La Gacela” de la que se enamoró Anastasio Somoza Debayle era una mujer reservada y solitaria. Su amor por el heredero de la dinastía le costó 50 años de exilio. Nació en Niquinohomo el 10 de octubre de 1930, tenía una cintura diminuta, los ojos grandes y las facciones finas; era esbelta y le gustaba hacer gimnasia.

Conoció a Tachito en una fiesta a mediados de los años 40 y hubo un “flechazo” entre los dos, relató a Magazine Marina Gálvez, única hija de Bertha, en marzo de 2015. El noviazgo duró cuatro años y Anastasio quiso casarse con ella, pero sus padres se negaron rotundamente. Ella partió hacia su exilio en México y él se casó con Hope Portocarrero. Nunca perdieron contacto.

Lillian Molieri. En febrero de 2013, Magazine la describió como “una mujer alta, de piel clara y cabello rubio a punta de tinte. Dos hermosos ojos negros y brillantes, enmarcados con unas arqueadas cejas azabache que le agregaban intensidad a su mirada. De nariz grande, pero finamente esculpida por la naturaleza y labios con curvas perfectas. Una diva de película”. Lillian Molieri, nicaragüense de ascendencia italiana, trabajó una década como actriz de reparto en la época de oro del cine hollywoodense.

Nació y murió en Managua. Hablaba inglés, español, francés e italiano y era simplemente bellísima. Ninguna lista de las antiguas bellezas de Nicaragua está completa sin ella.

 

Atracción fatal

Oliverio Castañeda (a la derecha) durante su proceso judicial, en 1933.
Oliverio Castañeda (a la derecha) durante su proceso judicial, en 1933.

Cuando se buscan ejemplos de hombres nicaragüenses considerados muy atractivos en el siglo pasado, las personas mayores afirman que no ha habido grandes “galanes” en nuestra historia. Que no hay personajes masculinos con un atractivo que iguale al de Bertha Zambrano y Rosibel Burch, por ejemplo.

Sin embargo, sí hay casos de hombres que han ejercido un poder de atracción casi maligno sobre el sexo femenino. Para muestra dos asesinos: Oliverio Castañeda, el alegre envenenador de León, y Pompilio Ortega Arróliga, “el Chacal de Tacaniste”.

Oliverio no era nicaragüense, sino guatemalteco. En 1933, cuando estaba preso en la cárcel La 21, acusado de envenenar a su esposa Martha Jerez y a Enna y Enrique Gurdián, “por una ventanita diminuta que se abre en la puerta de metal, entraban los aliños de comida que recibía. Aliños perfumados, con cartas, con la solidaridad de la gente que lo convirtió en el inocente del pueblo que era condenado por los poderosos de la ciudad”, narró Magazine en octubre de 2014. “Se dice que sus enamoradas venían aquí a visitarlo, le traían comida, cosas para mantenerse, pero lo que querían era verlo”, comentó en esa ocasión el administrador del Museo de Mitos y Leyendas de León, antigua cárcel La 21.

Lo mismo pasó con “el Chacal de Tacaniste”. El jornalero se obsesionó con Celina, de 16 años, nieta de los propietarios de la Hacienda Tacaniste, y como no obtuvo respuestas positivas de parte de la muchacha, el 7 de septiembre de 1957 decidió matarlos a todos a machetazos. Primero asesinó a los abuelos, luego a Celina, de cuyos restos abusó sexualmente.

Pompilio tenía 23 años y los periódicos lo describieron como “un muchacho de buen ver”: boca y nariz finas, piel y ojos claros. Sus tres sangrientos crímenes, reconocidos con toda frialdad, no impidieron que su atractivo cautivara a muchas mujeres.

“Una empleada del popular Teatro Margot, quien respondía al nombre de Berta Fonseca, perdió su trabajo por declarar a los periódicos que deseaba casarse con Pompilio ‘por guapo y por sufrido’. Posteriormente apareció un abogado diciendo que defendería a Pompilio por cuenta de una ‘señora rica que prefería permanecer en el anonimato’”, detalló la revista Domingo en el reportaje Los grandes asesinos de Nicaragua.

A estos asesinos ni siquiera les hizo falta una belleza extraordinaria para despertar simpatías.

En ocho frases

Xiomara Blandino, Miss Nicaragua 2007 y directora de Miss Teen Nicaragua, comparte sus apreciaciones sobre la belleza.

1. La belleza no tiene definición exacta. Los cánones de belleza está relacionados con los lugares donde nacemos, la influencia cultural que tenemos, y es imposible definirla en un único concepto.

2. Lo que es bello para mí puede que no sea bello para vos, lo que es bello en Argentina no es bello o tal vez es bello en Filipinas.

3. La influencia mediática de la industria de la moda ha jugado un papel primordial, hay que entender desde el punto de vista antropológico las etapas de las diferentes décadas que han marcado estos cánones.

4. Cuando me preguntan qué es la belleza física para mí, puedo decir que mi cerebro registra la armonía de cuerpos bastante simétricos y sí puedo llamar personalmente a eso bello, pero cada cuerpo viene con su toque personal que lo hace hermoso. Somos tan diferentes que al ser tan diversos somos bellos.

5. Mi belleza física nunca ha sido mi fortaleza. No me considero la más bella, mi fortaleza y ventaja está en mi carisma, mi autenticidad.

6. La verdad es que toda esa gracia (belleza) ha sido en ocasiones desventaja. Muchas mujeres pueden sentir envidia por mis proyectos, por lo que hago, por la aceptación de la gente, cosas que realmente no pedí, se han ido presentando y yo he asumido la responsabilidad de una carrera mediática con sus altos y bajos. Esa gracia te trae discriminación de género, cuando sé que muchas mujeres subestiman mi capacidad o me juzgan por el hecho de que lo que he desarrollado esté ligado a la belleza.

7. En Nicaragua ser rubia o rubio con ojos claros es sinónimo de belleza. Esto es algo que he podido ver en el comportamiento del nicaragüense, lo bueno es que poco a poco estamos amando la diversidad y encontramos en lo menos convencional belleza.

8. La cirugía estética es una decisión personal y creo que si te va a hacer sentir mejor personalmente, más cómoda con tu cuerpo, pues hay que hacerlo. Lo que no me gusta es la gente que abusa de cambios en sus rostros y pierden su identidad.

Xiomara Blandino, Miss Nicaragua 2007 y directora de Miss Teen Nicaragua.
Xiomara Blandino, Miss Nicaragua 2007 y directora de Miss Teen Nicaragua.

 

Curiosidades

  • En 1990 se identificaron tres cualidades claves de la belleza: simetría, dimorfismo sexual y medianía. Se ha comprobado que los bebés también prefieren rostros que los adultos han juzgado como bellos.
  • Los estudios sugieren que cuando se está frente a un rostro atractivo, se activa una red cerebral relacionada con la recompensa y que, en cambio, cuando se ve algo poco estético se activa la amígdala de manera muy parecida a cuando hay señales de alerta y miedo.
  • Investigaciones han confirmado que a las personas atractivas se les considera más confiables y buenas personas que a las que no se perciben atractivas.
  • Las psicólogas Lisa Slattery Walker y Tonya Frevert, de la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos, descubrieron que los estudiantes más atractivos tienden a ser considerados más inteligentes y competentes por sus profesores de lo que se ve en sus calificaciones.
  • Investigadores de la Universidad de Cornell encontraron una diferencia del 10 por ciento al 15 por ciento en el salario de las personas más y menos atractivas.
  • Los hombres más atractivos reciben antes un puesto de trabajo, un mejor salario y un ascenso. Las mujeres también, excepto cuando buscan puestos directivos. Se considera que si una mujer quiere progresar en su carrera profesional debe parecer poco atractiva y lo más masculina posible.
  • La revista British Journal of Psychology aseguró que las mujeres bonitas la tienen difícil para hallar el amor verdadero, porque los hombres prefieren a mujeres con rasgos faciales “toscos”’ para una relación seria y duradera.

 

Lo “hermoso” y la cultura

Mujer Padaung o "cuello de jirafa".
Mujer Padaung o "cuello de jirafa".

Estas son cinco prácticas inusuales de belleza, recogidas por la revista Muy Interesante.

Ohaguro: La sonrisa negra era codiciada en Japón hasta la era Meiji (1863-1912). Las mujeres casadas y en ocasiones los hombres empleaban un tinte de laca a base de acetato férrico y vinagre para teñirse los dientes de negro, una costumbre conocida como Ohaguro.

Corsé: Apareció en occidente en Europa durante el siglo XVI en la Corte de los Médicis y luego fue evolucionando en formas cada vez más complejas. Las mujeres lo usaban desde niñas para alcanzar la figura de “reloj de arena” que les daba una apariencia “femenina, frágil y elegante”. La cintura de aproximadamente 20 centímetros era alcanzada apretando el corsé hasta deformar los órganos internos.

Cuello de jirafa: Las padaung (conocidas como “mujeres cuello de jirafa”) forman parte de la tribu Kayan, una de las minorías étnicas de Birmania. Desde la edad de 5 años portan un espiral de latón alrededor del cuello. Van añadiendo anillos que poco a poco desplazan la clavícula hacia abajo. Llegan a portar hasta 25 anillos.

Pies de loto: En China las mujeres se mutilaban los pies para mantenerlos en unos 8 centímetros de longitud. El proceso comenzaba cuando las niñas tenían cerca de 4 años. Los dedos de sus pies, excepto el dedo gordo, se rompían y eran colocados bajo la suela del pie. Luego se doblaba el arco del pie hasta romperlo y se colocaban vendas apretadas para acortar la distancia entre el empeine y el talón.

Apariencia de cocodrilo: En la provincia Sepik, en Papúa, Nueva Guinea, adoran al cocodrilo. Como parte del ritual de transición de niños a hombres, los jóvenes son cortados con navajas por todo el cuerpo, para que tengan cicatrices cuyo patrón imita la piel áspera del reptil.

 

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Reportaje