La reina y la basura

Reportaje - 11.08.2013
Nastassja Bolívar

Nastassja Bolívar, Miss Nicaragua 2013, es la bella que se interesó en una de las bestias de la ciudad: la basura

Por Tammy Zoad Mendoza M. 

Fotografías de Carlos Herrera

Llegan acostadas en un contenedor, otras dentro de sacos encaramados en una camioneta roja y dos botellas plásticas más entran de la mano de unas visitantes. Sería un día de trabajo normal para Luis Carlos Morales, cargando y descargando botellas plásticas en una bodega de Reciclaje y Negocios Internacionales SA (Renisa), de no ser porque una de las visitas que acaba de llegar es considerada la mujer más bella del país. Nastassja Bolívar, de curvas despampanantes, nariz afilada y sonrisa de anuncio de pasta dental, se abre paso entre las torres de pacas de plástico, papel, cartón y latas en el lugar. Luego del saludo vienen las sonrisas nerviosas, los rostros petrificados y los ojos bien abiertos.

Miss Nicaragua 2013 se encuentra frente a una de las caras más amables de la basura: la industria del reciclaje. Pero el lado más feo del asunto está en las calles, en los cauces y en los vertederos. Dengue, cólera y muchas infecciones bacterianas directamente relacionadas con ambientes sucios que permiten la contaminación del aire y los alimentos o la proliferación de agentes portadores de enfermedades. Basura tirada. Moscas revoloteando. Nubes de zancudos. Ratas por aquí y por allá.

No es preciso rascar mucho para encontrar un escenario así en Managua. Esta no es solo la capital de Nicaragua, lo es también de la basura, y sus habitantes son los que más ensucian. Según datos oficiales de la Alcaldía de Managua, esta ciudad genera diariamente unas 1,500 toneladas de desechos. Pero la comuna tiene capacidad para recoger únicamente 1,200 toneladas por día. La cantidad de desechos restantes, que podrían ser más de 300 toneladas, se esparcen sin control por los drenajes, fuentes de agua y en las calles. Nastassja Bolívar lo sabe, por eso ha hecho de la limpieza una causa personal que pretende promover durante su reinado como Miss Nicaragua. El recorrido apenas empieza.

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Luis Carlos no parece estar nervioso, pero se le nota incómodo entre tanto flash y peticiones de repetir “poses” que para él son más bien congelar acciones que realiza a diario en Renisa. Operar la máquina compactadora de plásticos, amarrar las pacas, sacar y traer los cientos de botellas plásticas que llegan. Al otro lado, en la bodega de papel y cartón, a pesar del calor que hace arder el lugar, otros de sus compañeros lucen entusiasmados y hasta cambian de posición cada vez que escuchan el clic de la cámara mientras posan junto a la miss.

Se sujetan bien los cascos verdes, se acomodan los chalecos naranja y sonríen debajo de esas mascarillas blancas que deben usar para no respirar el aire espeso cargado de polvo y partículas de papel. Termina la sesión y luego de darle el último vistazo a la hermosa mujer que se aleja dando zancadas con sus tacones y sacudiendo la melena, vuelven a encender las máquinas.

“Nicaragua para mí siempre fue ese lugar lindo y verde de mi infancia, pero con el tiempo el paisaje ha cambiado. Managua se ha urbanizado bastante, pero hay algo que me pega mucho: la cantidad de basura que hay tirada por las calles”, comenta Nastassja.

Pero lo que es basura para unos es el trabajo y la vida de otros. Están los “pepenadores” que recolectan de la basura residencial o las calles los materiales reciclables; los recicladores que compran y venden este producto, y las empresas de acopio y procesamiento de los materiales. Aquí en Renisa se exportan semanalmente más de cien toneladas de desperdicios que regresan convertidos en cuadernos, botellas y latas nuevas u ollas de cocina.

Los volúmenes de papel, plástico y metales que se desechan han hecho que el negocio del reciclaje se expanda a otros mercados y las pacas de materia prima que salen de bodegas como estas van a diferentes países de Latinoamérica, Europa y Asia. Los desechos se procesan y se exportan de diferentes maneras, todos como materia prima de fábricas que elaboran nuevos productos o reelaboran el producto base, como los formatos de las botellas plásticas que usan las transnacionales de bebidas y embotelladoras. Otros tipos de plástico se separan según el color, se muelen, se empacan y exportan. Luego se convierten en fibra de poliéster que se usa para hacer alfombras y telas.

Las bolsas y los desperdicios conocidos como material chicloso se compactan y envían en forma de pacas, usualmente mezclada con materia prima virgen con el fin de producir, por ejemplo, bolsas negras para basura que llegarán de nuevo a los vertederos donde el proceso empieza de nuevo.

Nastassja Bolívar
En Nicaragua la industria del reciclaje está en las primeras fases. Recolectores independientes recogen y venden desde papel, cartón y plástico hasta aluminio, hierro y bronce. Reciclaje y Negocios Internacionales SA (Renisa) es una de las principales empresas de reciclaje integral. Aquí se acopian estos desechos, se clasifican y se compactan para exportarlos a China, India, Estados Unidos y casi toda Latinoamérica. Meses después parte del material regresa convertido en cuadernos, latas, botellas o pailas que se distribuyen en el mercado nacional.

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“Hace falta rigor (con las multas). Yo sería una buena policía ambiental”.

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Bolsas de basura apiladas en una esquina. Desperdicios tirados en la calle. Envolturas de todo tipo que “llueven” desde los buses que pasan por las calles vecinas. Basura que se arrastra por el asfalto en un vaivén dirigido por el viento, las corrientes de agua y las pisadas de los transeúntes. Esta es la cara más fea del asunto.

Llegó al vertedero de basura del Mercado Oriental. Aquí salen entre 30 y 35 camionadas de basura a diario. Mientras ella desfila imponente por el lugar, buscando un espacio donde colocarse, carretillas amarillas haladas por hombrecitos uniformados de celeste y carretones de caballos entran y salen con desechos crudos de todo tipo que vierten en el suelo. Verduras, cartones, vidrio, plástico...

Nastassja Bolívar nunca había visitado un vertedero de basura. No se nota lo nerviosa que podría estar, pero así como Luis Carlos, aquel joven pequeño y tostado que congelaba el rostro cuando de improviso se convirtió en su modelo acompañante, ella a ratos se congela frente a la cámara y logra imponerse entre la algarabía que la rodea.

Todos quieren ver a la hermosa mujer de cuya figura espigada resaltan un par de pechos y nalgas redondas. “Vení, posá aquí, amooor...”, “Salite de ese basurero, mi reina”, “¿Quién es esa flaca rica?”, se escucha entre las frases que sueltan una jauría de hombres que crece y crece a cada momento.

Antes que se haya ido, el “rumor” de que Miss Nicaragua está en el basurero corre como pólvora encendida por el mercado. De la multitud que se reúne en la entrada empieza a desprenderse un grupo de curiosos que quieren ver de cerca lo que pasa. Detrás de las gafas oscuras no se distingue si Nastassja está más pendiente de la cámara o de la gente que la ha llegado a ver.

Son las dos de la tarde y el calor alborota los hedores. No se sabe con certeza cuál es el olor más fuerte, si el de las frutas podridas, los vapores fermentados que se escapan de las bolsas y sacos o el líquido oscuro y espeso que se escurre como hilo fino entre los adoquines.

Mientras las moscas hacen sus vuelos frenéticos y se intercambian en grupos de un contenedor a otro, luego al piso y después en cualquier parte del cuerpo donde puedan posarse, Nastassja está enfocada.

“La limpieza es algo con lo que yo podría ayudar sin la corona, sin la banda. (La limpieza) va a ayudar a Nicaragua con el turismo, pero también con que el ambiente se sienta más sano. Tener hábitos de limpieza te ayuda con muchas otras cosas, desde sentirme mejor de ánimo, hasta parar muchas enfermedades, sobre todo en los niños”, comentó Bolívar.

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1,500

toneladas de basura genera Managua todos los días. Solo 1,200 son recolectadas por la Alcaldía de Managua; el resto queda regado en las calles, cauces y fuentes de agua.

24

toneladas métricas de basura se producen en Bluefields. La municipalidad puede recolectar 18 toneladas métricas; el restante termina en la bahía.

42

millones de dólares en materia prima como chatarra, papel y plástico exportó Nicaragua en el 2012.

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