Nació originalmente como La Voz de Nicaragua en donde fue la emisora oficial de Somoza y se convirtió en un fenómeno por la gran audiencia que logró a pesar de ser estatal. Se le considera parte de la “piñata” sandinista de 1990. Su director murió asesinado por un exmiembro de la Seguridad del Estado sandinista de los ochenta
Por Redacción Magazine
Después de las 8:00 de la noche del 25 de febrero de 1990, La Voz de Nicaragua brindó el primer informe sobre los comicios presidenciales de ese año. Con un reporte sobre un poco más del uno por ciento de los votos escrutados, la radio oficial del gobierno sandinista aseguraba que las elecciones las iba ganando el “gallo ennavajado”, Daniel Ortega, candidato del Frente Sandinista (FSLN).
Pasó media hora desde ese primer informe y La Voz emitió el mismo. Y así cada cierto momento. Ya no hubo actualización. La Voz de Nicaragua se quedó callada el resto de la noche y la madrugada siguiente.
A las 6:00 de la mañana del siguiente día, 26 de febrero, Ortega, visiblemente acongojado, reconocía en una conferencia de prensa que había sido derrotado en las urnas por Violeta Barrios de Chamorro, candidata de la Unión Nacional Opositora (UNO).
Ese mismo día, quienes dirigían la estatal La Voz de Nicaragua comenzaron a moverse en un nuevo proyecto radial. El que ahora conocemos como Radio Ya.
La Voz de Nicaragua, cuentan diversos exempleados de esa emisora que por razones de seguridad piden el anonimato, era la radio oficial del gobierno sandinista de los años ochenta del siglo pasado. Todos los medios de comunicación sandinistas estaban plegados a la Dirección de Agitación y Propaganda (DAP), pero La Voz era diferente.
Estaba dirigida por Carlos Guadamuz Portillo, un exguerrillero sandinista que se conocía desde temprana edad con Daniel Ortega y con quien estuvo preso desde 1968 hasta 1974. Ortega mantenía una cercanía profunda con quienes había compartido prisión y Guadamuz era de sus más allegados. Siempre lo justificó para que no se ciñera a los lineamientos del DAP.
Guadamuz, aprovechando que La Voz de Nicaragua era la radio más escuchada en el país, a pesar de ser estatal, hacía de todo para que se reprodujeran los discursos de Ortega, así anduviera en el lugar más recóndito del país.

Tras la derrota electoral de 1990, Guadamuz trasladó a lo mejor del personal de La Voz de Nicaragua, y algunos equipos, para la nueva radio, la Ya, la cual heredó la gran audiencia que tenía La Voz. Desde esa nueva emisora, Guadamuz continuó garantizando que las palabras de Ortega, en ese momento en la oposición, fueran escuchadas por los nicaragüenses.
La Radio Ya, explican los extrabajadores de la misma, fue, desde que era La Voz, como un “soporte” de Daniel Ortega para mantenerlo presente en el espectro público. Y lo continuó siendo en los años noventa, de tal manera que ni Ortega ni el FSLN se preocuparon por crear un periódico después del cierre de Barricada. Era suficiente con la Radio Ya.
La amistad entre Guadamuz y Ortega se resquebrajó en 1996, cuando el primero era candidato a alcalde de Managua por el FSLN y el segundo a presidente. Guadamuz contó al periodista Fabián Medina que en esa ocasión se sintió traicionado por Ortega, porque orientó el voto cruzado, es decir, instó a que los sandinistas votarán por él como presidente, pero como alcalde le dieran el voto a Herty Lewites, a quien Guadamuz no toleraba, explican algunos de sus excompañeros de labores.
Para finales de los años noventa, Guadamuz ya no era bien visto por Ortega y sus allegados, ya que, desde Radio Ya, el periodista atacaba verbalmente a la cúpula del FSLN. El periodista William Grigsby explicó en la revista Envío que, desde los micrófonos de la Ya, Guadamuz se atrevió a criticar a Ortega por la denuncia de violación que le hizo su hijastra Zoilamérica.
El resultado fue que, en diciembre de 1999, Guadamuz fue despojado de Radio Ya, la cual pasó a manos del FSLN.
Esta es la historia de La Voz de Nicaragua, pero también de Radio Ya, una emisora que está incluida dentro de “la piñata” que el FSLN hizo con los recursos del Estado en 1990, que ha sido el soporte mediático de Ortega, pero que también está relacionada con un asesinato: el de Guadamuz, el 10 de febrero de 2004.
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Una de las primeras instalaciones que se tomaron los sandinistas cuando llegaron al poder, en 1979, fueron las de la Radiodifusora Nacional, la emisora oficial del dictador Anastasio Somoza Debayle, ubicadas en Villa Fontana, entre lo que hoy es Claro y el colegio La Asunción.
Hasta entonces, la radio del sandinismo era la Sandino, creada en 1977 y que operaba desde Costa Rica. Después del triunfo, la Sandino siguió siendo la radio del sandinismo, pero el nuevo gobierno, en agosto de 1979, creó otra radio que puso a operar donde estaba la Radiodifusora Nacional.
La nueva radio fue la oficial de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN) y, más tarde, también lo fue del gobierno conformado por Ortega y Sergio Ramírez. Le llamaron La Voz de Nicaragua, a como se llamó la primera radio comercial que se registra en el país, La Voz de Nicaragua YNLF, propiedad de Moisés Le Franc, fundada en 1934.
El locutor Eduardo López Meza contó a El Nuevo Diario que desde el principio se escuchó que el director sería Carlos Guadamuz, “pero éste dilató bastante para llegar, y el que estaba como director era Oscar Mazier”, relató López Meza.
Luego, finalmente llegarían Guadamuz y una serie de personajes que comenzaron a forjar una radio que, aunque era estatal, se pondría en el primer lugar de audiencias en toda Nicaragua. El analista de medios de comunicación, Guillermo Rothschuh Villanueva, explica, en su libro Volver a empezar, que entre las principales razones para que La Voz de Nicaragua tuviera éxito siendo estatal es que “escapó al engolamiento, al tufillo oficial”. “La Voz rompió con una tradición detestable que ha llevado a las radios oficiales a mantener, pese a evidencias en contrario, las mismas posiciones del gobierno a quien piensan servir mejor comportándose de esta manera”, escribió Rothschuh.
Daniel Ortega permitió a La Voz de Nicaragua la capacidad de criticar a los funcionarios públicos. En uno de sus programas más exitosos, Contacto 6-20, que se llamaba así porque la frecuencia de la radio estaba en los 620 kilohertz de la AM, los periodistas Luis Cabrera, primero, y luego Noel Fuentes, abrían siete micrófonos en el programa matutino para que la población llamara y expusiera los problemas que estaban ocurriendo en su comunidad.
Según uno de los extrabajadores de La Voz, la radio fue adquiriendo una buena fonoteca, con la cual podía programar buena música para los oyentes, pero también se crearon programas de diferentes índoles que mantenían entretenida a la población desde antes de amanecer.
El humorista Otto de la Rocha despuntaba la programación con su programa La palomita mensajera y le seguían Los cuentos de Lencho Catarrán. A las 5:30 de la mañana iniciaba el noticiero de la radio y, a las 7:00 de la mañana, Doble Play, del cronista deportivo Edgar Tijerino.

Entre las 8:00 de la mañana y el mediodía, Contacto 6-20. Luego, otra vez Doble Play, a las 1:00 una repetición de Lencho Catarrán, para que entre las 2:00 y las 5:00 de la tarde, se escuchara el programa Hablemos, que dirigía primero Cabrera y luego Roberto González Rocha.
Las transmisiones de béisbol, con Enrique Armas, Carlos Reyes y Tijerino, se convirtieron en las más escuchadas en el país, a pesar de que ninguno de ellos tenía el peso de narradores como Sucre Frech y Julio Jarquín Ortel, “El porteño”.
Para mejorar el desempeño del personal de la radio, cuenta uno de los extrabajadores, Guadamuz solía pagarles a antiguos trabajadores de Radio Mundial para que llegaran a La Voz a conversar sobre radio. Entre ellos recuerda a Aura María Ruiz y al profesor Julio César Sandoval.
Entre los primeros trabajadores de La Voz, indican las fuentes consultadas por la Revista MAGAZINE, estaban cinco exguardias nacionales encabezados por el capitán Orlando Caldera, quienes habían laborado en la Radiodifusora Nacional y eran de lo mejor que había en sus puestos.
Algunas personas desconfiaban de los cinco exguardias, pero Guadamuz no los tocaba porque decía que eran quienes le garantizaban que siempre fueran transmitidos, donde quiera que estuviera hablando, los discursos de Daniel Ortega. Los cinco exguardias tenían experiencia porque eran quienes en su momento garantizaban la transmisión de los discursos de Anastasio Somoza Debayle en la Radiodifusora Nacional. Además, eran muy fieles, nunca revelaban a nadie hacia dónde se dirigía Ortega en sus giras.
Guadamuz llegaba al extremo de que les permitía celebrar el 27 de mayo, Día de la Guardia Nacional. En ocasiones, cuenta la fuente que pidió el anonimato, se dañaba un aparato y Guadamuz mandaba a llamar a “Chentón”, un exteniente de la Guardia. Le respondían que estaba preso en La Modelo. Entonces Guadamuz pedía que lo liberaran y se lo llevaba a vivir a una casa cerca de La Voz. Igual pasaba con otros técnicos, como Manuel Matus, exsargento de la EEBI. Otros eran Donaldo Arosteguí, José María Chacón Ruiz y José Luis Martínez.
Una de las primeras ocasiones trascendentales en las que Guadamuz puso servilmente la radio para beneficiar a Ortega fue en 1984, cuando se aproximaban las elecciones presidenciales.

En la revista Envío, el periodista William Grigsby contó que, en julio de 1984, la Dirección Nacional del FSLN se reunió durante seis días para discutir quién sería el candidato presidencial del partido. El comandante Tomás Borge ambicionaba serlo y tenía méritos históricos suficientes. En cambio, Daniel Ortega poseía una imagen gris y sus discursos eran aburridos.
Según Grigsby, en algún momento de la discusión de los nueve comandantes de la Dirección Nacional la balanza empezó a inclinarse por Borge como candidato. “Entonces, Ortega relató a Guadamuz lo que estaba ocurriendo, y aunque no se sabe de quién fue la idea, lo cierto es que a la mañana siguiente Guadamuz tomó los micrófonos de la radio y lanzó un feroz discurso contra Tomás Borge, a quien acusó entre muchas otras cosas de traidor, delincuente, incapaz y ambicioso”, escribió Grigsby.
Ortega fue elegido finalmente, en fórmula con Sergio Ramírez Mercado.
A partir de entonces, agrega Grigsby, “Guadamuz lanzó todo tipo de acusaciones y de insultos contra quien se le antojaba, habitualmente sin más pruebas que su propio testimonio. Mientras Guadamuz tuvo el soporte de Ortega jamás pagó consecuencias políticas por este modo de actuar”.
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Tras la derrota electoral del 25 de febrero de 1990, Carlos Guadamuz se puso mal. Anduvo hasta tomando licor, afirman algunos de sus exsubordinados.
En 1987, La Voz de Nicaragua adquirió un hombre con mucho talento para la radio: Conrado Pineda, quien había llegado como programador musical, pero luego pasó a director artístico y posteriormente fue el subdirector, solo por detrás de Guadamuz.
Es a Conrado Pineda a quien le atribuyen, porque Guadamuz no estaba bien, ser el artífice de que La Voz de Nicaragua se convirtiera en la Radio Ya. Antes del 25 de febrero de 1990, no había planes de hacer una nueva radio. Se creía que el FSLN iba a retomar el poder.
Conrado inició grabando, en el estudio mayor, la música de la radio en unas cintas que enviaba la embajada de Estados Unidos. Por aquella época, indica un exlocutor de La Voz, la embajada norteamericana enviaba por satélite unos programas y previamente enviaba cajas de cintas a la radio para que se grabaran los mismos. Como en Nicaragua había bloqueo, en La Voz de Nicaragua reusaban esas cintas para grabar los discursos de Daniel Ortega. Y, como todos los discos de La Voz estaban bajo inventario, había que dejarlos. Entonces Conrado Pineda grabó la música y algunas viñetas en esas cintas de la embajada norteamericana para llevárselas a Radio Ya.
Orlando Caldera, el ingeniero eléctrico exguardia nacional, era tan bueno en su oficio que, durante sus ratos libres, prácticamente fabricó un transmisor de 10 mil vatios a partir de uno viejo, RCA, que había en La Voz y que estaba fuera de inventario. Ese serviría como el primer transmisor de la Radio Ya.
En 1979, al empresario Ricardo Argüello Pravia, conocido como RAP, le habían confiscado su empresa Comunicaciones Combinadas S. A., conocida como Cocosa, la cual incluía radios, cines y las Estructuras RAP. Algunos bienes de esa empresa sirvieron en 1990 para crear Radio Ya, indica un extrabajador.
Cuando Guadamuz se mejoró del impacto de la derrota electoral, regresó a la radio y Conrado Pineda le dijo que ya estaba listo todo para el nuevo proyecto radial. Escogieron un terreno frente a la UCA para instalar un pequeño estudio radial, ya que era una propiedad, que al igual que los bienes de Cocosa, “estaban en el limbo jurídico”.

Durante el período de transición, entre el 26 de febrero y el 25 de abril de 1990, los sandinistas se apropiaron de equipos de La Voz de Nicaragua que recién habían donado los gobiernos de Hungría y Checoslovaquia al Estado de Nicaragua para esa emisora estatal, publicó en La Prensa el periodista Jorge Loáisiga.
Según el reporte periodístico de Loáisiga, fue Guadamuz quien le dio “de baja” a algunos terrenos y equipos técnicos que después fueron vendidos como “chatarra” a las sociedades Desarrollos Industriales S.A. (Dialsa), propietaria de la Radio Ya, y Nueva Imagen S.A., dueña del también sandinista Canal 4.
Según un extrabajador de la Radio Ya, los rusos fueron quienes habían donado los equipos, los cuales consumían mucha energía, con unos botones grandes, horribles, “como todo lo que hacen los rusos”. Pero, como era una donación de Estado a Estado, después que doña Violeta Barrios de Chamorro asumió el poder, los rusos le reclamaron los bienes.
Guadamuz, molesto, metió en un camión todos los equipos que se había llevado a Radio Ya y los fue a tirar a la embajada rusa, en Las Colinas, sin ahorrarse los improperios que acostumbraba. “Aquí están sus mierdas, rusos hijos de puta”, les habría dicho, según el extrabajador.
La misma persona señala que, como las instalaciones de Radio Ya quedaron desprovistas de muebles, la población sandinista comenzó a llevarles donaciones: mesas, bancas, sillas, papelería, fax, engrapadoras, grabadoras, micrófonos. De todo. Hasta comida. En un mes no tenían bodega donde almacenar los donativos.
Para crear Radio Ya, Guadamuz hizo a Dialsa en la que figuraban como dueños de la emisora cinco personas: el mismo Guadamuz, el cronista deportivo Edgar Tijerino, el humorista Otto De la Rocha, Conrado Pineda y el periodista Adrián Roque Fonseca. Quien tenía más acciones era Guadamuz, mientras que los demás tenían pocas, cinco o seis cada uno.
Tijerino y Conrado Pineda entregaron sus acciones un año después de fundada la emisora, en 1991. También lo hizo Otto De la Rocha. La mayoría accionaria quedó en manos de Guadamuz y su familia, indicó La Prensa.
Un extrabajador de la Radio Ya señala que Guadamuz le iba quitando las acciones a quienes iban siendo despedidos y él se quedaba con ellas. O, también las ponía a nombre de su chofer escolta.
“Yo me había hecho cargo de montar la radio con todos los riesgos que eso implicaba, que después me dijeron piñatero, ladrón, te robaste una radio. Yo fui el que asumí esa responsabilidad”, declaró Guadamuz en una ocasión.
En una entrevista, Guadamuz le explicó así al periodista Fabián Medina cómo apareció él como accionista mayoritario de la Radio Ya: “Primero me hicieron que lo pusiera a nombre de Nueva Imagen, que si conseguía esto a Nueva Imagen... Entonces yo les digo: '¡Un momentito, a quien le va a caer el cargo de ladrón va a ser a mí, a quien le va a caer el cargo de que estoy apropiándome de todo es a mí y lo estoy haciendo a nombre de otra gente! ¡Qué lindo!'”.
De La Voz de Nicaragua, Guadamuz no solo trasladó equipos a la Radio Ya. También al personal. Otto de la Rocha, Edgar Tijerino, Enrique Armas, Noel Fuentes, Gixa Torres, Conrado Pineda, y otros, estaban laborando el 25 de abril de 1990 en La Voz y al día siguiente empezaron a trabajar en la Radio Ya. “Esa radio nació en primer lugar del dial”, explica un extrabajador. Todo se debió a que, el pueblo sandinista siempre era obediente de escuchar los medios del partido, y a que había curiosidad por saber cómo sería la nueva emisora.

Algunos de los periodistas de La Voz ganaban, en los ochenta, 26 dólares al mes, los cuales eran complementados con un bono de 100 dólares para que fueran a comprar a la Diplotienda y un paquete AFA (arroz, frijoles y azúcar), el cual a veces también contenía aceite, pasta dental, cepillo dental, desodorante.
Con la derrota electoral, como ya iba a existir el libre mercado, para que sus trabajadores estrellas no fueras “pirateadas” por otras radios, a los periodistas y artistas de La Voz les comenzaron a pagar mejor. Algunos llegaron a ganar entre 2,500 y cinco mil dólares mensuales.
¿El nombre? Conrado Pineda había trabajado en la Radio X, la cual tenía una viñeta que decía: “X, x, x, x, x, x, x”. Y, en La Voz de Nicaragua, existía otra viñeta que decía: “La Voz de Nicaragua, tu radio ya”. Esta última se había originado porque en La Voz priorizaban la inmediatez de transmitir la noticia. Entonces, Conrado Pineda le puso a la emisora Radio Ya.
La esposa de Pineda, Violeta Rostrán, era una actriz con una voz muy bonita. Ella fue la encargada de darle voz a la viñeta que dice: “Ya, ya, ya, ya, ya, ya, ya”.
El 26 de abril de 1990, un día después de que Ortega entregó el poder a Violeta Barrios de Chamorro, Radio Ya salió al aire en la frecuencia 600 AM, la cual le arrebataron de manera arbitraria a Radio Insurrección de Matagalpa, denunció en su momento el director de esta última, Sergio Simpson. La frecuencia anterior, la 620 AM, se la tuvieron que dejar a la nueva emisora oficial, Radio Nicaragua.
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La Radio Ya fue tan popular desde el inicio que, cuando el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro explicó sobre la nueva moneda córdoba oro, lo hizo desde las cabinas de esa radio sandinista.
Al principio de los años noventa, los sandinistas vieron en Radio Ya una esperanza de que podían regresar al poder, explica un locutor que trabajó en la emisora en ese momento, y más cuando vieron que los ministros llegaban a la radio para ser entrevistados.
Además, la radio, con audiencia grande, garantizaba la presencia de Daniel Ortega como generador de opinión pública.
Cuando el FSLN comenzó las asonadas y otras acciones violentas, la Radio Ya se destacó en las transmisiones de esos sucesos. Es muy conocido cuando el periodista Omar García transmitió durante cinco días consecutivos la toma de la casa de la UNO por parte de un comando dirigido por Donald Mendoza, “Cara de piña”.
El FSLN, todo mundo estaba claro, menos Guadamuz, era el verdadero dueño de la radio, explica un locutor. Especialmente cuando el Partido Social Obrero de España (PSOE) envió al FSLN equipos de transmisión muy buenos que fueron asignados a la radio y, además, el partido rojinegro invirtió dinero en la emisora, unos 400 mil dólares, asegura el extrabajador.
En 1994, cuando ya eran marcadas las pugnas dentro del FSLN, Guadamuz utilizó a la Radio Ya para atacar a todos los que se oponían al liderazgo de Daniel Ortega.
El periodista William Grigsby escribió: “Guadamuz ocupó los micrófonos de Radio Ya para calumniar a todos los dirigentes de la tendencia socialdemócrata: desde Sergio Ramírez, su hija María Ramírez y la comandante guerrillera Dora María Téllez, hasta comandantes históricos como Borge, Henry Ruiz, Bayardo Arce y muchos más. Sergio Ramírez ripostó y llamó a las emisoras sandinistas albañales radiofónicos. Daniel Ortega guardó silencio. Al final, después del Congreso del FSLN de mayo de 1994, los ramiristas decidieron hacer tienda aparte y fundaron el Movimiento Renovador Sandinista (MRS)”.
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Guadamuz fue el candidato a alcalde de Managua por el FSLN en 1996. Según William Grigsby, Ortega no podía negarse a respaldar a su amigo. Pero, no lo consideraba el mejor candidato.
Herty Lewites, a quien Guadamuz no toleraba, según explican extrabajadores de Radio Ya, también fue candidato a alcalde de la capital en ese año.
Ninguno de los dos ganó, pero Guadamuz, explica Grigsby, acusó de “traición” a Ortega porque supuestamente orientó el voto cruzado, es decir, que los sandinistas votaran por él para presidente y por Lewites, quien corría por el movimiento Sol, como alcalde.
Según Grigsby, Guadamuz nunca pudo probar que Ortega hizo eso, pero, “lo que sí es cierto es que, si bien Ortega no hizo trabajo subterráneo para que la gente votara por Herty, tampoco hizo mucho porque ganara Guadamuz. Puede decirse que casi nada hizo”.

En el libro El preso 198, del periodista Fabián Medina, se explica que la ruptura entre Guadamuz y Ortega marcó la caída en desgracia del periodista, “y muchos creen que también su posterior asesinato”, añade Medina.
“El 22 de diciembre de 1999 Carlos Guadamuz fue sacado de las instalaciones de Radio Ya, Telcor le quitó sus frecuencias, el partido lo inhibió como candidato a alcalde para las elecciones del 2000 y luego lo expulsó. Todo en cosa de horas”, escribió Medina.
Extrabajadores de Radio Ya explican que Guadamuz acostumbraba a despedir trabajadores sin pagarles la liquidación. Un grupo de ellos demandó laboralmente a la sociedad encabezada por Guadamuz y se tomaron la radio.
“Cuando los trabajadores que demandaban a la radio, que se habían constituido en una cooperativa, llegaron a las instalaciones, el FSLN también se hizo presente porque había invertido dinero y quería ver qué estaba pasando. Después, el FSLN hizo otra sociedad y a la radio le cambiaron el nombre, pasó a llamarse La Nueva Radio Ya”, explica uno de los extrabajadores de la emisora.
Guadamuz peleó judicialmente la radio, pero nunca logró recuperarla.
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Guadamuz había iniciado en Radio Ya un programa al que llamó Dardos al centro. Desde el mismo despotricaba en contra de Ortega y sus allegados.
Casi a las 1:00 de la tarde del 10 de febrero de 2004, cuando Guadamuz se dirigía a Canal 23 para grabar su programa, un hombre identificado como William Hurtado, quien había sido miembro de la Seguridad del Estado sandinista en los años ochenta, lo hirió mortalmente. Le disparó a quemarropa con un revólver 38 Taurus que escondía debajo de un periódico.
Guadamuz llegó muerto a un hospital.

El asesino solo estuvo en prisión cuatro de los 21 años a los que fue condenado debido a que, según los médicos que le revisaron, sufría de múltiples dolencias, entre las que se incluía “estrés carcelario”.
En la actualidad, Ortega regresó al poder en 2007 y no se ha bajado de ahí desde entonces. En 2018, la dictadura que dirige mató a más 300 nicaragüenses civiles que se levantaron en protesta cívica en abril de ese año.
La Nueva Radio Ya proclama que sigue siendo la emisora del primer lugar en Nicaragua y es beneficiada con grandes sumas de dinero en concepto de publicad estatal, según denunció recientemente el portal de noticias Nicaragua Investiga.