El mundo de la magia negra

Reportaje - 12.03.2017
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Los creyentes de la brujería utilizan todos los rituales posibles para encontrar el amor, la suerte y el dinero. Pócimas, amuletos y ungüentos. Estas son historias de hechiceros y hechizados en Nicaragua

Por Julián Navarrete

Estaba en el cuarto la noche en que la sombra vino. Escuchaba caer una gota de agua en el zinc y el maullido de un gato. No había nadie más. Sentía una energía que se me metía en el cuerpo. La tenía encima, me apretaba, intentaba ahogarme. Los ojos los tenía cerrados y aunque luchaba por abrirlos, no podía. Me quemaba por dentro, desde la punta de los dedos y alguien en la oscuridad me jalaba.

—Vos tenés que irte. Porque este mundo es mío —escuchaba que decía la sombra.

Miraba un reflejo blanco, con los ojos rojos, rellenado de fuego. Llamaradas anaranjadas que lo quemaban y me hablaba:

—Tengo que vivir en tu cuerpo.

Todo un mes Indira Baca, de 17 años de edad, jura que miró esta sombra. Y la escuchó. Su abuela, Eva Díaz, observó que la joven se retorcía y se jalaba los pelos sin que ninguna fuerza extraña interviniera. Parecía loca. Corría de la sala hacia el parque. La detenían entre todos los familiares de la casa, pero ella solo sabía decir:

—¡Me tengo que morir!

Eva Díaz tiene más de 70 años. La cara arrugada, habla despacio y aprieta los ojos pequeños. Ella nunca ha escuchado ruidos extraños dentro de la casa. Nadie de los nueve miembros de la familia ha sido asustado ni ha mostrado algún comportamiento extraño como el de su nieta.

Desesperada por la actitud de la muchacha, Díaz llevó a su casa los canales de televisión, pastores evangélicos y sacerdotes católicos. Rezaban todas las noches por ella, pero Indira continuaba gritando.

La muchacha dice que no escuchaba, a pesar de que los religiosos oraban y le hablaban. Ella dice que solo miraba la sombra de fuego. En cambio, su abuela y el resto de su familia observaban que la muchacha hablaba sola en su cuarto.

En el hospital, no encontraron indicios de que Indira estuviera loca o padeciera de esquizofrenia. La abuela cuenta que en el hospital dijeron que ella estaba sufriendo una crisis de la edad, que era “malcriada” y seguramente inventaba todo lo que decía que miraba.

Aunque nunca ha creído en la magia negra, Eva Díaz fue donde un “brujo” que le dijo que su nieta había sido víctima de un ser que intentaba entrar en su cuerpo y le recomendó que le hiciera unos baños de hojas de manzanilla, con limones cortados en cruz. Regaron agua bendita en el cuarto, colocaron flores, velas y mantos rojos, e Indira dice que pudo dormir tranquila.

A veces, la muchacha siente que se ahoga cuando está dormida, pero dice que ya no ha visto el reflejo que le hablaba y en ocasiones le jalaba los pies.

Los antropólogos definen la magia negra como aquellos actos de liturgia cuya naturaleza o métodos no son aceptados por las sociedades donde se producen. Una de las premisas más importantes de esta actividad es la invasión del territorio del otro, es decir, que busca cambiar la realidad, modificar el destino y se utilizan todos los medios para hacerlo: rituales, pócimas, limpiezas, baños y, algunos dicen, hasta sacrificios de animales o humanos.

Indira no ha descubierto a la persona que supuestamente la embrujó. Pero dice estar segura de que no lo inventó, aunque su familia es escéptica, porque nadie ha visto nada extraño en la casa.

Como en casi todos los países, la magia negra tampoco es aceptada en Nicaragua. Los creyentes se escudan en conceptos como magia blanca y magia verde, pero al final todas persiguen lo mismo: suerte, amor y riqueza. De manera que las ventas de brebajes, rituales y pócimas se encuentran en tiendas del centro de la ciudad y en varios mercados populares.

Martha Arróliga es una comerciante del galerón de esoterismo del mercado Oriental de Managua. Foto Uriel Molina
Martha Arróliga es una comerciante del galerón de esoterismo, en el mercado Oriental de Managua.
Foto Uriel Molina

 

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En el kilómetro 19.5 carretera a Tipitapa hay un amplio solar. En un mismo terreno están construidas varias casas individuales y en el centro está una edificación con un porche grande, dos bancas a los costados y al fondo la imagen de la Virgen María cubierta de luces y flores artificiales.

En las dos bancas de unos 10 metros de largo ahora están sentadas más de treinta personas, que se van levantando una por una para entrar a la puerta que está a la par de la imagen de la Virgen María. Adentro, en el calor que ahoga a las 12:00 del mediodía, Rosa Emilia Valle espera sentada, a la par de un altar con decenas de amuletos, rosas, velas en forma de ángeles, parcas, animales y una baraja. A su costado izquierdo tiene un balde lleno de agua.

Valle es una señora de 65 años que dice que trabaja con “ciencias ocultas”. De rasgos indígenas, nació en Terrabona, donde asegura que un hermano de ella también es conocido por ser un curandero de la zona. El oro parece que le gusta a Valle, quien lo usa en chapas, cadenas, pulseras y hasta incrustaciones en los dientes postizos.

“Yo trabajo con ciencia oculta y no le puedo decir a nadie mi secreto”, dice Valle, quien asegura: “El poder que tengo se lo debo a Dios”.

Las peticiones que hacen las personas que visitan a Valle son diferentes. Algunas van por una petición de amor, dinero, suerte o trabajo, pero la mayoría llega para curar un mal de salud. “Aquí viene gente de otros países para que yo la cure, porque dicen que yo soy buena y los sano con mis hierbas”.

Aunque Valle dice que trabaja con “ciencias ocultas”, su trabajo más bien parece ser magia verde, que se basa en la utilización de plantas y hierbas. De lunes a sábado recibe entre 80 y 120 clientes a diario, a los que cobra 200 córdobas por cada consulta. “Mis hierbas me las traen directamente desde México y por eso son efectivas”.

Valle dice que no trabaja con magia negra. Sin embargo, llegamos hasta el lugar después de escuchar el relato de Carmen (nombre ficticio), quien visitó el consultorio después de sufrir “un mal” que le “echaron”.

Un día a Carmen se le clavó un dolor en la columna que la dejó postrada en una cama durante varios meses. La voz se le quiebra cuando recuerda la primera vez que sintió el malestar hace seis años. Se ponía triste y derramaba lágrimas sin razón.

“Esto no es luchar contra personas de este mundo, sino que es luchar contra los espíritus de los infiernos”, dice.

A Carmen le dio una alergia que le provocó llagas en el cuerpo. Dolores en la espalda que cada día incrementaban, como si cargara piedras gigantescas. En el hospital, le hacían exámenes y nunca había un diagnóstico exacto. El dolor no se calmaba ni con pastillas ni con inyecciones.

El cuarto donde durmió toda la vida ahora está cerrado. Dice que la última vez que entró, una energía se le subía desde los pies, abriéndole las venas de las piernas. Supuestamente el corazón le bombeaba fuerte y se le cayó todo el cabello.

Los vecinos y familiares pensaron que tenía cáncer. Su familia nunca ha creído que ella esté embrujada. De hecho, su esposo duerme en el mismo cuarto en el que a Carmen no le gusta entrar. “A mí no me gusta contar esto porque nadie me cree, pero la magia negra existe. Yo se lo estoy diciendo porque lo viví”, dice sentada al borde de su cama, que desde hace tres años ubicó en la sala de su casa para no volver entrar al cuarto.

Con la voz entrecortada Carmen dice que una cuñada de ella “la embrujó”. La mujer vivía en su casa y dice que los dolores empezaron después de que ella se marchó de la casa. En ese tiempo se sentaba en la acera, pero sentía que le caía agua y se le movía tanto un diente delantero que se lo tuvo que arrancar.

Carmen, de 48 años de edad, dice que lo único que quería era sanar las ronchas del cuerpo y los granos en la cabeza. Fue por eso que llegó al “consultorio” de Valle en la carretera a Tipitapa.

Después de leerle las cartas, la curandera la remitió donde otro señor que estaba en una de las construcciones del mismo solar. A pesar de que Rosa Emilia Valle niega que en el lugar exista otra persona “con poderes” como ella, Carmen asegura que la atendió un señor, que le dijeron que ya murió.

“Su cuerpo está bien sucio, hay un entierro en su casa que hay que sacarlo”, le dijo el señor, leyéndole la mano.

A Carmen le costó dos mil córdobas sacar el “entierro” que le dijo el “brujo” había en su cuarto. “Usted no puede ver lo que voy a sacar. Es muy peligroso y se puede morir”, le dijo. Carmen refiere que los que vieron el “entierro” —un muñeco tapado con lazos negros y alfileres— fueron su esposo e hijo mayor.

Ella tenía miedo que le robaran el dinero que pagó por sacar el “entierro”, pero dice que los malestares aminoraron poco tiempo después. Todavía dice que le duele la mitad del cuerpo. El “brujo” le expresó que tendría que pagar siete mil córdobas para hacer una limpieza en el cuarto que, según él, la iba a curar definitivamente, pero ella se negó a pagarlos y decidió acudir a la iglesia católica donde todavía se congrega.

Este es el lugar donde Rosa Emilia Valle recibe a decenas de personas que a diario la buscan para asesoría en "ciencias ocultas". Foto Uriel Molina.
Este es el lugar donde Rosa Emilia Valle recibe a decenas de personas que a diario la buscan para asesoría en "ciencias ocultas".
Foto Uriel Molina.

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Los magos existieron en Roma, Grecia y en casi todo el mundo occidental y oriental de la antigüedad. La magia estuvo relacionada con la alquimia y la astrología en la Europa medieval. Estas actividades ocultas contribuyeron al desarrollo del pensamiento y la ciencia, pero fueron objeto de persecución por parte de la Iglesia católica durante la Edad Media y la Era Moderna.

Aproximadamente medio millón de personas resultaron procesadas y gran parte ejecutadas por tribunales civiles y religiosos, quienes los acusaban de brujas a lo largo de casi cinco siglos. Hubo procesos por brujería hasta en el siglo XIX, tanto en Europa como en Norteamérica.

Desde el siglo XVI los brujos o hechiceros fueron considerados seres a los que se les atribuían poderes de desplazarse por los aires, reconocer el futuro, adoptar otras formas de animales o plantas y embadurnarse con un ungüento para después salir volando por la chimenea o la ventana.

Fray Martín de Castañega, predicador de la Inquisición española, especifica en su obra de principios del siglo XVI Tratado de las supersticiones y hechicerías, que los brujos eran individuos que habían cerrado explícitamente un pacto con el diablo, renegando de su fe católica.

La teoría de la época suponía que el demonio trataba de seducir a los humanos, sirviéndose de diferentes artimañas: prometía regalos y oro, e incluso llegó a adoptar otras figuras para que no reconocieran de inmediato su verdadera naturaleza.

Siglos después de la Inquisición, la magia negra africana es de las más temidas por el negocio de tráfico de órganos que ha generado. En Tanzania, por ejemplo, nacer albino puede ser la peor condena. Son vistos como hijos del diablo y cualquier órgano de ellos sirve para rituales de magia negra. Los brujos de ese país pueden llegar a pagar miles de euros por una pierna.

Según una investigación de El Mundo, la magia negra africana busca productos que van desde esperma, trozos de cuerpos humanos, en muchos casos de niños, dientes de león o el famoso cuerno de rinoceronte. Toda una industria encubierta en la que se llegan a cometer asesinatos para satisfacer las necesidades de los brebajes de las curanderas.

Según los comerciantes, estos productos sirven para encontrar el amor, la suerte y la riqueza. Foto Uriel Molina
Según los comerciantes, estos productos sirven para encontrar el amor, la suerte y la riqueza.
Foto Uriel Molina

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En el centro del Mercado Oriental de Managua se encuentra el galerón de esoterismo. Son dos pasillos de tramos a ambos costados donde se ofrecen productos que prometen encontrar el amor, “amarrar” a la pareja, hacer limpias contra males y llamar a la buena suerte en la familia y los negocios.

“Todo esto funciona en dependencia de cómo trabaje el santero o el brujo”, dice Martha Arróliga, comerciante del galerón de esoterismo y quien asesora a los clientes que llegan a su negocio.

Arróliga tiene más de 20 años de vender productos esotéricos y brinda consejos en un consultorio ubicado en el mismo lugar, donde dos “brujos” atienden todo el día. “La gente que lo quiere hacer sola, la asesoro. Existen otras personas que necesitan tener un santero que esté con ellos al pie del cañón”, dice Arróliga.

Los precios de los productos pueden variar. Por ejemplo, los líquidos para “amarrar” el amor oscilan entre los 40 y 70 córdobas. Arróliga toma un espray de feromonas que dice es efectivo para atraer parejas, que cuesta unos 150 córdobas. Según consultamos, cada tramo del galerón esotérico vende a diario entre 10 mil y 12 mil córdobas.

En una de las calles principales de Bello Horizonte, también se pueden encontrar estos productos. Inciensos, hierbas y líquidos esotéricos, en el Centro Esperanza y Fe del maestro Aldair, quien de lunes a viernes tiene un programa en Tu Nueva Radio Ya.

“Dentro de la viña del Señor hay de todo. Y dentro de la viña del Señor nacen maestros espirituales, porque nuestros ancestros han venido a este plano de vida físico y nos han elegido para ser mensajeros de luz, que transmiten información para cambiar a las demás personas”, dijo en el programa del viernes 24 de febrero de 2017.

Indira Baca, la muchacha que dice miraba una sombra, se envenenó con un jabón para asear a los perros de su casa. Estuvo internada en el hospital, pero salió sin mayores consecuencias. Ella dice que lo hizo porque la sombra se lo ordenó.

La muchacha nació en San Juan del Sur, pero conoció el terror hace dos años, cuando llegó a la casa de su abuela, Eva Díaz, en Tipitapa. Indira dice que nunca participó de algún rito diabólico, que le gustaba jugar con sus amigos, quienes en un par de ocasiones le enviaron mensajes de textos satánicos. A Indira le gustan las películas de terror y de vez en cuando sale de la escuela directo al cementerio para robar las flores de las tumbas y las coloca alrededor de un altar a la Virgen que armó en una mesa de su cuarto.

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Embrujos

Magia blanca: la expresión magia blanca se expandió en tiempos relativamente recientes, pues en sociedades anteriores la magia o estaba permitida o estaba prohibida, pero no era común que hubiera una magia aceptada frente a una magia no aceptada. Esta oposición de conceptos es propia de sociedades no modernas o contemporáneas. Probablemente surgiera ante la necesidad de asimilar en una misma sociedad religiones monoteístas de Estado y creencias locales durante el período colonial.

Magia verde: es un tipo de magia cuyo componente central es el uso de plantas y hierbas. En las sociedades occidentales contemporáneas se considera un tipo de magia blanca. La magia verde se halla estrechamente ligada con el entorno más o menos esotérico que rodea el herbalismo, muy popular como forma de medicina alternativa. En ciertos casos, se han establecido dudas sobre la legalidad de algunas prácticas de magia verde que pudieran incorporar elementos psicoactivos de origen natural.

Magia negra africana

La arraigada creencia africana en la brujería y en la llamada medicina tradicional lleva consigo todo un mercado negro de inverosímiles productos que son solicitados. Los productos, que van desde esperma de hombre, trozos de cuerpos humanos o animales.

La lista de pedidos de las curanderas puede ser tan cruel como un corazón o genitales de un hombre. Los animales son otros de los grandes objetivos de esta lucrosa magia negra: el cuerno de rinoceronte, poblaciones enteras de buitres y varias especies de primates.

Existen otros lugares de África donde nacer albino sigue siendo la peor condena. Se les ve aún como hijos del diablo. Cualquier órgano suyo sirve para rituales de magia negra. Los brujos pueden llegar a pagar 1,600 euros por una pierna y si el miembro se le arranca vivo, mejor.

Adivinos

En la Era Moderna, la adivinación mediante una baraja fue una actividad frecuente para el conocimiento de la realidad presente y futura. Antes existieron otros métodos de predicción practicados por los magos, entre ellos la lectura del vuelo de las aves y de las entrañas de los animales sacrificados.

Los adivinos y magos eran consultados, sobre todo, por los poderes de adivinación de los que se creía estaban dotados. La magia y la hechicería estaban ligadas también a las creencias de pueblos orientales muy antiguos, en los que el mago o chamán era a la vez un sanador y un conocedor del mundo invisible de los espíritus y jugaba un papel preponderante en la comunidad.

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