Un joven de 19 años era conocido por arrancarle la cabeza a los cerdos y por eso le apodaron “El Decapitador”. A eso se dedicaba en una finca, hasta que empezó decapitar con su machete a hombres y niños.
Por Hans Lawrence Ramírez
Dos hermanitos juegan con una vieja y sucia pelota en el patio de tierra cercado con alambre de púas de su casa, en la comunidad San José Hormiguero, Siuna, Costa Caribe Norte de Nicaragua.
Es martes. Siete de abril de 2015. Y como cada día de semana, el papá de los niños está trabajando en una de las fincas cercanas del poblado. Su mamá anda dejándole almuerzo al hombre.
Por la calle, también de tierra, como casi toda la comunidad, pasa un hombre delgado, con pantalón jeans, sin camisa, moreno, con pectorales y músculos de los brazos definidos por el trabajo de campo. En una de sus manos lleva un machete afilado y en cuya hoja se refleja el sol de ese medio día.