Las siete bellas artes tras la rebelión de 2018

Reportaje - 01.10.2022
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El sismo político que significó la rebelión de abril 2018 en Nicaragua inspiró, como suele ser en estos eventos, expresiones creativas en las llamadas "siete bellas artes": la arquitectura, la escultura, la danza, la música, la pintura, la literatura y el cine. Estas son algunas de sus obras.

Por Hans Lawrence Ramírez

El arte tomó la palabra durante y despues de la rebelión de abril de 2018. La protesta nicaragüense se expresó a través de las llamadas "siete bellas artes", tal como se le denomina al conjunto de artes que se valen del color, la forma, el lenguaje, el sonido y el movimiento para expresar algo. Con la incorporación del cine en el siglo XX, las bellas artes quedaron definidas como siete: la arquitectura, la pintura, la escultura, la música, la literatura, la danza y el cine.

Este un repaso de la expresión artistica de protesta contra el régimen de Daniel Ortega.

 

Arquitectura

En este arte no se encuentran edificaciones colosales, pero sí se puede incluir una réplica de la celda conocida como “la Chiquita”, que se encuentra en la Dirección de Auxilio Judicial. Fue construida como parte de una iniciativa del proyecto Sé Humano, un colectivo cuyo fin es conseguir que las personas presas políticas sean tratadas humana y dignamente.

Para la elaboración de esta réplica, los creadores hablaron con excarcelados políticos que estuvieron encerrados en “la Chiquita”, y también con familiares de los actuales reos que les han descrito esta celda.

Está armada con piezas desmontables. Mide 2.60 por 2.30 metros. Sus paredes por dentro son de color verde manchadas con pequeños puntos rojos, que es la sangre de los zancudos que los reos políticos eliminan de un palmazo.

También hay dos camarotes de concreto en la celda, uno sobre otro con una pequeña escalera y colchones de esponja. Lo primero que los reos políticos perciben al entrar a las celdas es el olor a moho que tienen esos viejos colchones. Aunque haya dos camarotes, los excarcelados políticos aseguran que se mantienen solos en las celdas.

Así es la réplica de la celda "la Chiquita", en la que se encuentran varios presos políticos. Óscar Navarrete/Revista Magazine

A medio paso de los camarotes hay un pequeño muro minifalda que los separa de lo que podría ser una suerte de baño. Es una pequeña pileta con una tubería por donde sale el agua y en el suelo un hoyo en donde los reos hacen sus necesidades.

De la tubería sale agua constante y cuando la pequeña pileta se llena, la celda completa se inunda. En otras ocasiones, los carceleros apagan la llave y dejan sin agua al reo. De esa pileta, sucia y llena de lama, es de donde beben agua, se bañan y lavan la poca ropa que tienen los presos políticos. A su vez, la pileta sirve de criadero para zancudos.

El equipo de Sé Humano no descarta que otras celdas, como el Infiernillo, la celda de castigo del Sistema Penitenciario Jorge Navarro “La Modelo”, también sean replicadas en el futuro.

Escultura

Una de las primeras esculturas que hizo Helmuth Bustos Haldebarant fue la de Sandor Dolmus, un monaguillo de 15 años asesinado frente a su casa en León, el 14 de junio de 2018, en medio del estallido de las protestas contra Daniel Ortega.

El escultor también hizo bustos de otras víctimas mortales de la represión como Álvaro Conrado, Orlando Córdoba, Eddy Montes y Ángel Gahona, además de excarcelados y presos políticos como Medardo Mairena, Irlanda Jerez y Edwin Carcache.

Busto de Sandor Dolmus, elaborado por el escultor Helmuth Bustos. ARCHIVO

Incluso le hizo un busto al sacerdote Edwin Román, y al obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez. El escultor hace estas obras a base de plastilina y dice que se trata de un tributo que él ofrece a estas personas que las considera “héroes”, por su papel frente a la dictadura de Daniel Ortega.

Bustos también señala que jamás podría hacer una escultura de violadores de derechos humanos, como el comisionado Ramón Avellán, o los rostros de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

El escultor fue detenido en febrero de 2020 cuando participó en una manifestación en las afueras de los juzgados de Managua para demandar la libertad de los presos políticos. Horas después fue liberado.

Helmuth Bustos finalizando la estatua que hizo de Medardo Mairena. ARCHIVO

Música

Desde el estallido de la crisis política, los músicos nicaragüenses han producido varias canciones de distintos géneros musicales. Hay rock, regetón, rap, trova, testimoniales, pero todas son conocidas como “Música vandálica”.

Las protestas de abril vieron el nacimiento de varios artistas musicales como Jandir Rodríguez con su canción “Héroes de Abril”, que es un relato de cómo los nicaragüenses se levantaron contra el régimen de Daniel Ortega, y que va acompañado de un rasgueo de guitarra característico de la música nicaragüense conocido como “son nica”.

Entre los artistas nuevos también están Los Minúsculos, que son un grupo de jóvenes que han hecho varias canciones con un toque colorido, mezclando un poco la cumbia con el son nica, y han lanzado canciones como “El firulais”, “Ya me enamoré”, “Eran estudiantes”, entre las más conocidas.

También están las canciones de otros artistas que ya eran conocidos por los nicaragüenses, como “Adelante Monimbó”, de Carlos Mejía Godoy o “Mi patria me duele en abril”, de Luis Enrique Mejía Godoy. Ambos hermanos ya son conocidos en la esfera musical nicaragüense y las protestas de abril los inspiraron para crear todavía más canciones.

Luis Enrique Mejía Godoy se encuentra exiliado en Costa Rica debido a la represión del régimen de Daniel Ortega. AFP

Otros músicos como Ceshia Ubau o Mario Ruiz también han puesto su voz para cantar contra la dictadura. La música se convirtió en una expresión importante de las protestas de abril de 2018. En las marchas opositoras, los manifestantes ponían muchas de estas canciones para amenizar la protesta, e incluso en la radio Corporación se reproducían en medio de la programación.

Las canciones en su mayoría hablan de la represión de Daniel Ortega, los presos políticos, la demanda de justicia y libertad, y otras que están dedicadas exclusivamente a las madres que perdieron a sus hijos, entre otros temas.

Estas incomodaron tanto a Daniel Ortega que hizo una cacería en contra de músicos después de que en un concierto se corearan algunas canciones y se gritaran consignas opositoras. Muchos de los artistas se encuentran hoy en el exilio, y la mayoría de las canciones que nacieron a raíz de las protestas pueden encontrarse en plataformas como Spotify o Youtube.

Ceshia Ubau, cantautora nicaragüense. Óscar Navarrete/ Revista Magazine

Literatura

Los escritores también han encontrado inspiración para crear obras literarias. Una de ellas ha sido “Como esperando abril” de Arquímedes González, que cuenta la historia de asesinatos y masacre que vivieron los nicaragüenses en 2018.

De igual manera, el escritor Sergio Ramírez publicó su novela “Tongolele no sabía bailar”, la cual está prácticamente proscrita en Nicaragua y se apoya en la ficción para narrar las injusticas y vejámenes que ocurren en el país.

“Bartolina” es un cuento de ficción que, según su autor, José Alberto Montoya, busca aportar a la memoria de lo que ha sido la represión contra los jóvenes en Nicaragua desde 2018. El libro habla sobre la historia de Bartolina, una joven que es perseguida y se ve obligada a huir al exilio para evitar ser encarcelada.

Además de novelas y cuentos, algunos artistas emergentes como Macuto Manzanares, Kerstin Miranda y Carlos Alemán también han escrito y declamado poemas para denunciar la represión de Ortega y expresar su sentir frente a las violaciones de derechos humanos.

Cine

Las protestas de abril de 2018 también han dejado producciones audiovisuales de gran calidad como el documental “Les Minuscules”, de la cineasta belga Khristine Gillard y la nicaragüense Leonor Zúñiga.

El documental retrata el avance del descontento social en Nicaragua, iniciando con la lucha de los campesinos contra el Canal Interoceánico hasta culminar en las protestas de 2018 y el exilio de los líderes campesinos. La grabación inició desde el año 2014 y finalizó en marzo de 2018, semanas antes del estallido de la crisis.

Gillard relató a medios de comunicación que cuando vio las protestas masivas en Nicaragua, decidió regresar al país y continuar con la grabación, pero esta vez con cámaras pequeñas para no llamar la atención y evitar ser expulsada del país por el régimen de Ortega. Esta producción recibió el Premio Mario Ruspoli en el Festival Jean Rouch de París.

Parte de una escena del documental "Les Minúcules"

Otro documental realizado a raíz de las protestas de abril es “Patria libre para vivir”, del español Daniel Rodríguez Moya, que cuenta con testimonios de más de 40 nicaragüenses, entre ellos la líder campesina Francisca Ramírez y el preso político Lesther Alemán.

Rodríguez Moya durante una presentación realizada en conjunto con el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más en Costa Rica, reveló que para lograr producir el documental le tocó vivir bajo la clandestinidad en los momentos más duros de la represión gubernamental, a raíz de la rebelión cívica de abril 2018.

El documental cuenta los detalles sobre el estallido de las protestas y retrata el dolor de las madres que perdieron a sus hijos el 30 de mayo de 2018, fecha en que se celebra el día de las madres en Nicaragua.

Daniel Rodríguez Moya realizó la grabación de este documental en Nicaragua prácticamente en clandestinidad. CORTESÍA

Pintura, danza y más

También hay muchos artistas desconocidos que plasmaron sus creaciones en murales, bailes, pinturas, altares y demás, pero no revelaron su identidad por temor a la persecución que podía ejercer el régimen de Daniel Ortega en su contra.

En 2018, en algunas calles y avenidas, pobladores dejaron dibujados los rostros de estudiantes asesinados o de los presos políticos. Desde pintas creadas con spray y un molde papel, hasta pinturas con color y un trazo más esmerado.

Lucía Pineda Ubau, Edwin Carcache, Amaya Coppens, Álvaro Conrado, Eddy Montes y Ángel Gahona. Pinturas elaboradas por Fernando Quintero. ARCHIVO

En algunas marchas, también hubo obras de danza contemporánea, folclor y demás, realizadas por jóvenes que trataban de retratar el dolor de las madres que perdieron a sus hijos y la resistencia frente a la represión.

Otras expresiones también han sido la “Marcha de la Burla”, un evento que año con año han venido haciendo jóvenes activistas y el cual consiste en personificar y ridiculizar a los funcionarios del régimen, en especial a Daniel Ortega y Rosario Murillo.

La fotografía también ha sido un recurso muy útil para retratar la represión del régimen de Ortega. Varios fotógrafos han hecho exposiciones con sus imágenes conceptuales sobre la resistencia ciudadana, la resiliencia y la maldad de la pareja dictatorial.

De igual manera, la Universidad Centroamericana (UCA) realizó una recopilación de fotos que hicieron 16 reporteros gráficos durante los primeros siete meses de las protestas sociales. Este libro de fotografías se llama “Rebelión de Abril, retratos de represión y resistencia”.

Los fotoreporteros Jader Flores, Nayira Valenzuela, Óscar Navarrete y Carlos Herrera con el libro Rebelión de Abril, hecho con las fotografías que ellos tomaron de las protestas de abril. ARCHIVO

En esta compilación se encuentran fotografías tomadas por el fotorepotero de la revista MAGAZINE, Óscar Navarrete, y los fotógrafos de La Prensa, Jader Flores, Roberto Fonseca y Uriel Molina.

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