La nuestra es una sociedad que arrastra tras de sí muchos y viejos traumas. Los sicólogos definen el trauma como “una experiencia que quedó guardada en la memoria de la persona tras haber sufrido un episodio doloroso en el pasado; una agresión contra la vida, un abandono afectivo, una falla ambiental en la infancia, un abuso sexual, etcétera”.
El problema de los traumas es que no se quedan en el pasado. Son recurrentes, tienden a aparecer y repetirse. Son heridas abiertas.
Terremotos, deslaves, inundaciones y guerras. Nicaragua sabe de eso. Sobre todo de guerras. Y es en las guerras, en el ensañamiento de hermanos contra hermanos, donde se generan los peores traumas. De algunas de estas heridas se habla con frecuencia en los aniversarios y los libros de historia y otras han quedado condenadas por el silencio. Nadie quiere mencionarlas. Removerlas. Como si por ignorarlas dejaran de existir.
En esta edición Magazine cuenta la historia de un hombre ejecutado por los guerrilleros sandinistas en la rebatiña insurreccional. Muchos murieron así. De ellos casi no se habla. Hasta los familiares prefieren no tocar el tema. No se dice por qué los mataron ni quién dio la orden. Víctimas y victimarios sienten vergüenza.
A Pedro Pablo Espinoza Monterrey le decían “Poeta Carpintero” y fue un redomado somocista. Un plumífero del régimen, si se quiere. ¿Justifica eso su ejecución? Ahora a la distancia parece una exageración. Y este caso es uno entre varios crímenes de guerra que quedaron ahí, en la impunidad, de los que ni siquiera se quiere dar explicaciones, y constituye, querámoslo o no, parte de los traumas que como sociedad vivimos.
No es este un reportaje para subirle o bajarle el perfil a nadie, pues no es ese el espíritu de Magazine, sino, un trabajo para rescatar episodios de nuestra historia, incluso aquellos que se cuentan en secreto.
Algunas sociedades, con traumas parecidos a los nuestros, buscan alivio en las llamadas “comisiones de la verdad”, porque, como lo han explicado los sicólogos, es encarando los traumas la única forma de salir de ellos.