Los Coen, los Pellas, los Palazio, los Wong, los Shihab… y otras más. Nombres de familias muy reconocidas en Nicaragua, que generalmente asociamos a capital, empresas, negocios. ¿Cómo, cuándo y por qué se establecieron en el país?
En esta edición de Magazine quisimos contestar estas preguntas. Buscar al pionero, al patriarca de estos apellidos en Nicaragua.
La mayoría de estas familias se origina en unas oleadas migratorias que se produjeron en Europa a mediados del siglo XIX. Se trataba generalmente de jóvenes intrépidos, aventureros que venían a América a buscar vida. Muchos de ellos tenían por único patrimonio la maleta que traían, otros llegaron con algún capital buscando empresas en qué invertir en este continente donde todo era nuevo, y había también quienes venían invitados por algún extranjero ya establecido.
Es más, muchos ni siquiera tenían por destino Nicaragua, sino que buscaban Nueva York, California o Brasil, pero por esas cosas de la vida se quedaron algunos días por acá y ya nunca más se fueron. Algunas de esas “cosas de la vida” eran jovencitas nicaragüenses de las que se enamoraron y que los hicieron anclar en esta tierra.
De todas estas historias, tal vez la más impresionante sea la del judío polaco Juan Jacobo Tefel, quien sirvió como filibustero en las huestes de William Walker y quien, a punto de ser fusilado, pidió como último deseo ser bautizado católico y que su padrino fuera nada más y nada menos que el presidente de entonces, general Tomás Martínez. La estratagema le dio resultado porque Martínez se apiadó de él, y no solo le perdonó la vida sino que también le dio su apellido. Descendientes de este polaco son, por ejemplo, Alejandro Martínez Cuenca y los hermanos Ernesto y Fernando Cardenal Martínez.
Y si bien es cierto que los gobiernos estimulaban esta migración dando algunas facilidades a estos jóvenes aventureros, generalmente bien calificados, también hay que reconocer el empeño que pusieron para quedarse y establecer, en lo que hoy conocemos como las mayores fortunas del país.