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Nicaragua: la prohibición de 3,176 procesiones de la Semana Santa de 2023 

La celebración de Cuaresma es para la tradición católica nicaragüense una de las festividades más importantes del país que culmina con la solemnidad de la Semana Santa. En esa semana, todas las calles del país se colman de diferentes procesiones según la devoción o costumbre de cada localidad.

“La tradición es de siglos y algo que emerge, espontáneo, de las entrañas de la fe popular; el deseo de acompañar a Cristo en las distintas estaciones de su dolorosa pasión. Las procesiones han sido parte de nuestra historia, de nuestro ADN cultural, de nuestros amores y devociones. Algo que es permitido en todos los países cristianos del mundo y que nadie había osado prohibir en el continente desde que lo intentó el dictador mejicano Calles en 1925, provocando la sangrienta rebelión cristera”[1].

Las procesiones inician con el Domingo de Ramos (un día antes del inicio a la Semana Mayor de los cristianos), donde entra Jesús en una burrita y todo el pueblo lo sigue en oración y júbilo con palmas benditas y posteriormente toda la semana las parroquias organizan la procesión que se efectuará cada día, siendo la más concurrida la del Viernes Santo, que es la del Santo Entierro y la del Domingo de Resurrección.

Según datos publicados por la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) en el país existen 397 parroquias[2], sin incluir sus capillas. Eso significa que cada uno de los 397 templos realiza al menos una procesión diaria en Semana Santa, sumándole la procesión que se efectúa el domingo previo al inicio de la Semana Mayor para un total de ocho procesiones por parroquia.

Para el año 2023 la Administración Pública Ortega-Murillo prohibió todas las procesiones de Semana Santa, vulnerando una vez más el artículo 29 de la Constitución Política de Nicaragua que establece que: “toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia, de pensamiento y de profesar o no una religión. Nadie puede ser objeto de medidas coercitivas que puedan menoscabar estos derechos”.

Las prohibiciones han sido notificadas de manera verbal a los clérigos por parte de los agentes de la Policía, como ya es costumbre de la dictadura, por lo que oficialmente no dejan constancia de tal prohibición. De esta manera pretenden lavarse las manos y echar la culpa de la no salida de las procesiones a los sacerdotes.

Si existen 397 parroquias en el país y cada una de ellas efectúa ocho procesiones para ese tiempo Cuaresmal, entonces estadísticamente se prohibieron 3,176 expresiones de la religiosidad nicaragüense.

Un feligrés de la ciudad de León dijo que: “ni para el tiempo de pandemia se detuvieron las procesiones en León, las imágenes salían en camionetas a realizar recorridos, la fe y el sentir de la gente es inmensa. Ahora ante esta situación lo único que surge del corazón del creyente es repudio, tristeza y melancolía”.

Históricamente las procesiones han tenido una ruta a seguir en cada barrio y en esta ocasión no fueron celebradas siguiendo la costumbre, sino que las imágenes de los santos quedaron recluidas en sus parroquias y unos pocos decidieron salir para recorrer un corto camino alrededor de los templos, siendo siempre vigilados y asediados por miembros de la Policía Nacional y adeptos del Consejo del Poder Ciudadano (CPC).

[1] ¿Aplastarán las tradiciones?, Belli, Humberto, 3 de abril 2023, La Prensa:
[2] Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), dato extraído el 5 de abril 2023:

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